- La fiesta comienza aquí, amigos.
Habían seguido a Henry hasta una mansión en uno de los mejores barrios de la ciudad. No entendían de qué iba todo esto, se suponía que iban a ir al mismo local de siempre tras beber algunas copas en casa de alguno de ellos. Pero no, ahí estaban, plantados ante una gran casa que bien podía haber salido de la película Project X.
- ¿Dónde se supone que estamos?
- Esta, amiga mía. – Hizo una pequeña pausa. – Es la casa de Amanda Kingston.
- ¿Y ella es...? – Se atrevió a preguntar Debs, ante la mirada atónita de Henry.
- Yo tampoco sé quién es. – Apoyó Andy.
- Es una niña pija. – Resumió Lauren. – Es una de las familias más ricas de la ciudad.
- Y del país. – Puntualizó Henry. – Y queridas amigas, hemos sido invitadas.
- ¿A qué se debe tal invitación? Yo ni si quiera la conozco.
- Nos conocemos de la academia de baile. – Explicó por fin Henry. – Me invitó a mí y a unas cuantas amigas más, así que aquí estáis. Sus padres están de viaje de negocios por América.
- Eso significa...
- Alcohol del bueno. – Resumió Debs. - ¿A qué esperamos? – Atrapó el brazo de Lauren y de Andy y las arrastró hacia delante.
- ¡Ese es el espíritu! – Animó Henry. – ¡Tendrías que habernos presentado a tu amiga antes! – Andy rodó los ojos.
- ¿Para qué? ¿Para que así los 3 os burléis de mí?
- Efectivamente. – Henry se colgó de sus hombros. – Vamos a escoger la mejor chica para que esta noche puedas triunfar.
- No hace falta que me busques un polvo, me los puedo buscar solita.
- Sí, pero suelen venir con accesorios. – Ironizó Debs y compartió una mirada cómplice con Lauren, ya que Henry todavía no sabía nada de la situación con Chloe. La morena, por su parte, no había hablado con la rubia desde aquella discusión en clase. Lo había dejado muy claro: cada una por su lado.
- Me aseguraré de que no. – Las calló y se colgó del brazo de Henry. - ¡Vamos! Que el alcohol no se va a beber solo.
Y tal y como parecía por fuera, por dentro no iba a ser menos. La música resonaba en cada rincón de la casa, la cual estaba repleta de personas que bebían, jugaban al beer-pong, se bañaban medio desnudos – y desnudos – en la piscina, mientras otros hablaban y se enrollaban en cualquier esquina.
- ¡¡¡¡Amanda!!!! – Gritó Henry a través del gran salón, llamando la atención de una chica morena con el pelo a la altura de los hombros.
- ¡¡¡¡¡HENRY!!!! – Gritó ella todavía más fuerte. - ¡¡Has venido!! – Ambos se abrazaron con fuerza y la chica se quedó mirando a sus amigas. - ¡Y has traído a tus amigas!
- ¡Sí! En cuanto les dije que nos habías invitado, ¡No pudieron resistirse a decir que sí!
- "¿Cuándo pasó eso?" – Las tres se miraron sin entender lo que su amigo decía. – Muchas gracias por invitarnos, Amanda. – Se adelantó a decir la morena, captando la atención de la otra.
- ¿Andrea, verdad? – Alzó el ceño y se acercó. – Puedes llamarme Mandy.
- ¿Cómo sabes...? – Respondió con una sonrisa que fue correspondida de vuelta.
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Hate-Fuck-Love
RomanceNo empiezan de la mejor manera. Se odian y no pueden aguantar ni cinco minutos en la misma habitación. Su relación es una lucha para intimidar y hacer que la otra desvíe la mirada. ¿Y si ese odio se convierte en pasión? ¿Y si la tensión que nace de...