- ¿Me das una pastilla? – su voz, temerosa, se perdió en la oscuridad de la habitación. Su mejor amiga giró sobre su cuerpo, mirándola apoyada en el marco de la puerta.
- Has estado muy rara hoy. – le respondió con voz ronca, estaba dormida. – Y ahora me pides una pastilla para dormir. – suspiró, retirando las sábanas de la cama, invitándola a que durmiese con ella. Andy ni si quiera se lo pensó, se adentró en ella y se pegó al cuerpo de Debs. - ¿Qué pasa?
- He estado con Chloe, acompañándola a probarse su vestido para la boda de Sarah. – miró a Debs, triste. – n-nos besamos en el vestidor. – la pelirroja alzó el rostro, mirándola. – y luego nos encontramos con su hermana, comenzó a tratarme como si fuera prácticamente una desconocida, ni si quiera me presentó.
- No es algo que Chloe no haya hecho antes... - indagó, oliéndose que había algo más. - ¿Por qué te afecta tanto esta vez? – la morena pensó durante unos segundos.
- Porque, por un segundo, creí que Chloe había cambiado. – ahogó un suspiro y sintió los brazos de la pelirroja rodearla.
- No la voy a defender. – respondió. – pero... desde el día que estuve en su casa, y pude hablar con ella... la situación es mucho más jodida de lo que pensaba. – Andy hundió la cabeza en su pecho. – si Chloe quiere continuar con lo que sea que tengáis, será muy despacio. Y quizá tú no puedas aguantar.
- Yo tampoco lo sé. – dijo en un susurro. – no me gusta que me bese y luego haga como si nada, como si no me conociera.
- Lo sé, cariño. – acarició su nuca, siempre la relajaba. – quien esté contigo debería gritarlo a los cuatro vientos. – sintió a Andy sonreír contra ella. – No te daré ninguna pastilla, pero puedes dormir aquí. – asintió, conforme. No dejó de sentir los dedos de Debs acariciar su nuca hasta que se quedó dormida. Da igual el tiempo que pasara o los años que tuvieran. Debs siempre iba a ser su cable a tierra.
...
- No sé por qué he accedido a esto.
- Porque me quieres.
- Me dan pánico las agujas.
- Sólo será un segundo.
- No me has contado exactamente qué nos vamos a hacer.
- Sólo confía en mí.
- Ya sabes que lo hago. – sonrió, tendiéndole el brazo a la tatuadora. - ¿Esto duele mucho? Mi amiga no quiere decirme la verdad.
- Esta zona es una de las que más duele, pero...
- ¡Andy! – llamó la atención a su amiga.
- ¡¡Sandra!! – y ella a la tatuadora. - ¡No le digas eso!
- ¡Perdón, perdón! – sonrió. – te prometo que lo haré lo más rápido posible, ¿vale? – asintió, tendiendo el otro brazo para que Andy la agarrara de la mano.
- Te prometo que te gustará.
- ¿Y si no? – Andy alzó el ceño.
- ¿De verdad contemplas esa posibilidad? – apretó la mandíbula al comenzar a sentir la aguja sobre su piel.
- No, la verdad es que no. – tragó saliva, apretando mi mano.
- Tranquila, pasará pronto. – Y era verdad, al cabo de cinco minutos, el dolor había cesado. La tatuadora, cubrió la parte interna de su brazo con papel de plástico y le indicó las instrucciones para su cura.
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Hate-Fuck-Love
RomanceNo empiezan de la mejor manera. Se odian y no pueden aguantar ni cinco minutos en la misma habitación. Su relación es una lucha para intimidar y hacer que la otra desvíe la mirada. ¿Y si ese odio se convierte en pasión? ¿Y si la tensión que nace de...