Capítulo 12

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- Tenéis una hora y media para realizar el examen. – Anunció. – Como ya veis, el examen está dividido en cuatro partes, cada una se puntuará con 2'5. ¿Ha quedado claro? – Sonrió de lado. – Que la suerte os acompañe.

Levantó la mirada ante el ruido de una puerta abriéndose abruptamente, la morena había llegado a clase, algo desesperada y muy, pero que muy acelerada.

- ¿Señorita Warren? Creo recordar que la eché de esta asignatura.

- Voy a hacer el examen. – Dijo de repente, de manera concisa y rotunda.

- ¿Disculpe?

- Voy a hacer el examen. – Repitió. – Y si saco un 10, usted me readmitirá en la asignatura. – La profesora frunció el ceño, analizando la osadía de la morena.

- No sé si usted es una valiente, o una inconsciente. Señorita Warren.

- Sólo hay una manera de saberlo. – La morena tendió la mano, esperando a que la profesora le entregara el examen. La rubia se revolvió sobre su asiento, no había podido prestar atención a otra cosa que no fuera a Andy.

- Tiene una hora y media para realizar el examen. – La profesora le tendió el examen, con tono desafiante.

- Gracias por la oportunidad. – Sonrió con confianza y tomó asiento, a un par de mesas de la rubia. Se miraron brevemente y Andy sonrió, haciendo que la rubia sonriera de manera nerviosa. Gracias a las palabras de la rubia, Andy había reunido el valor necesario para hacer esa locura. Al fin y al cabo, ¿Qué más le daba a Andy lo que los demás dijeran? No iba a permitir que la profesora la echase tan fácil de su asignatura por el mero hecho de defender a la rubia. Y quizás ésta había sido el pequeño empujón que Andy necesitaba para plantarse allí y desafiar a la profesora.

Estuvo unos segundos mirando el perfil de Andy, mordía el bolígrafo con concentración. Desde que las pusieron juntas en el proyecto, había podido conocer la forma en la que la morena trabajaba, y con ello, sus pequeñas manías. La de morder el bolígrafo cuando estaba muy concentrada y cómo mordía su labio inferior cuando algo no le encajaba bien.

Respiró profundamente y contó hasta 10, tenía que concentrarse en su propio examen y sacar la máxima nota posible para que la profesora la dejara en paz y para que su padre, se sintiera orgulloso de ella. Chasqueó la lengua al ver que ninguno de los motivos por los que hacía aquél examen eran los suyos propios, no quería estar allí. Decidió no dejar que esos pensamientos intrusivos la atormentasen y la bloquearan, y se concentró en el examen, dando lo mejor de ella.

Quiso quedarse a charlar con sus amigas tras el examen, pero la obligación la requería en casa. Había una pequeña fiesta, una recepción para recibir al equipo que iba a planificar y diseñar la boda de su hermana. El nerviosismo se apoderaba de ella cada vez que tenía que fingir algo que realmente no era, y mucho menos le gustaba soportar aquella situación en la que su hermana se encadenaba a un matrimonio con destino al fracaso. Sabía que su hermana no quería eso, y mucho menos quería que su futuro fuera el mismo que el suyo.

- Muchas gracias por venir. – Escuchó anunciar a su padre. – Por favor, acompáñenme al salón. Mis hijas estarán aquí enseguida. – Chloe endureció el gesto, no entendía por qué tenía que ser testigo de toda aquella farsa. Escuchó unos tímidos toquecitos en la puerta de su habitación y dirigió su vista a la puerta.

- ¿Te queda mucho? No me gustaría bajar ahí sola... - La voz de su hermana era triste, perdiéndose en la inmensidad de la habitación.

Hate-Fuck-LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora