Capítulo 10

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La música estridente atravesaba los tímpanos de los presentes. El alcohol, las drogas y el sexo eran las tres cosas que reinaban en aquella discoteca llamada Blue Lights. Cuerpos sudorosos bailando al ritmo de la música que sonaba en cada uno de los rincones iluminados por las luces de neón, lenguas explorando otras bocas de cuya existencia olvidarían al día siguiente. Miradas lujuriosas y curiosas de aquellos que no se atrevían a iniciar una conversación y esperaban a que el otro fuera quien tomase la iniciativa.

No por nada era el local de moda, sino que acudían los DJs más populares del momento y las actuaciones en vivo era una de las cosas por la que aquél local era bastante conocido y popular. Esa noche era el aniversario, por lo que prometía ser una larga y dura jornada de trabajo para Andy, aunque para otros fuera a ser una de las mejores noches de sus vidas.

No sabía cuántas copas había servido ya, había perdido la cuenta de cuantas personas se habían acercado a rellenar sus copas y también, a pedir su número de teléfono. La morena se sentía encerrada tras la barra como un animal exótico tras los barrotes del zoológico.

- ¡¡¡Andy!!! – La morena alzó el rostro, encontrándose con Debs, que intentaba abrirse paso entre la gente. - ¡Joder, quita! – Empujó a uno de los presentes, haciendo que chocase con otro y así provocar un efecto dominó. Los chicos del grupo la miraron con disgusto, algo que a la pelirroja le importó muy poco. - ¿Cómo va la noche, cielo?

- Como siempre. – Alzó el tono de voz para que su amiga pudiera escucharla por encima de la música. - ¿Estás con el grupo? – La pelirroja asintió.

- Henry y Lauren se han quedado atrás, hay demasiada gente como para acercarse a la barra.

- Hay muchísima gente esta noche. – Suspiró, aburrida. – Y yo que quería una noche de lo más tranquila...

- ¿Cómo tienes la mano?

- Bien, me molesta un poco. – Confesó, repartiendo el hielo entre las tres copas y colocando rodajas de limón en cada una de ella, para después colmarlas de alcohol. – Me he tomado un calmante antes, no tardará en hacer efecto.

- Si necesitas algo, sólo tienes que mandarme un mensaje. - La morena sonrió.

- Disfruta de la noche, y no te preocupes por mí. – Le tendió las bebidas con cuidado, para que la pelirroja pudiera atraparlas bien. – Invita la casa.

- Ventajas de que tu amiga sea la camarera. – Sonrió, agradecida. – Nos vemos luego, cariño.

- ¡No bebas mucho!

- ¡Te lo prometo! – Gritó. La vio desaparecer entre el gentío, perdiéndola de vista completamente. Le fastidiaba mucho, pero que mucho, tener que estar trabajando cuando sus amigos se encontraban pasándoselo bien y disfrutando de la noche. No paraba de hacer lo mismo: servir copas, aguantar a aquellos que intentaban ligar con ella, discutir cuando alguien no quería pagar... En fin, el mundo de la noche.

Paró durante unos segundos a beber algo de agua, aprovechando que la zona de la barra estaba algo más calmada. Se apoyó sobre la barra, saboreando el único instante que tenía libre en toda la noche.

- Lo de hoy es increíble, ¿eh? – Escuchó decir a su compañero de barra, Kyle, tomando también un breve descanso. – Seguro que doblamos el aforo máximo.

- ¿Alguna vez se ha respetado eso? – Sonrió irónicamente.

- Tienes razón. – Colocó el brazo sobre los hombros de la morena, apoyándose sobre ella. – Oye, ¿Me vas a decir de una vez con quién te has peleado? – Preguntó, observando la mano de Andy. – Está muy bien maquillada, pero todavía se nota lo morada que está.

Hate-Fuck-LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora