- La fiesta fue una pasada. Tienes que prometerme que vendrás a la siguiente. – Andy rodó los ojos, era la 4º vez que Henry hacía prometérselo.
- ¿En qué idioma tengo que decirte que sí iré a la fiesta del próximo sábado?
- No quiero que falles. – Henry colocó sus manos sobre los hombros de la morena. – Había demasiadas chicas guapas que no te pude presentar. – Andy lo miró.
- No hace falta que hagas de Celestino, Henry.
- Sólo me preocupo por ti vida sexual. – Henry deslizó sus manos por los hombros de la morena, y giró el rostro, mirando directamente a la morena. - ¡Tienes que echar un buen polvo!
- Y no fingir los orgasmos. – Añadió Lauren, echando más leña al fuego. – Necesitas que te satisfagan. – Susurró esto último y sonrió. – Disfrutar de verdad.
- ¿Quién sabe si una de ellas tienen lo que necesitas? – Andy suspiró, apoyándose sobre la silla.
- De acuerdo. – Se cruzó de brazos. – Dejaré que me presentes a... algunas.
- ¡Bien! – Henry y Lauren chocaron sus manos. - ¡Lo hemos conseguido!
- ¿¡Lo teníais hablado!? – Andy alzó la voz, llevándose alguna mirada consigo, ya que estaban en clase, pero el profesor todavía no había venido. - ¡Pero qué hijos de puta!
- Tienes mucha tensión ahí acumulada, sólo intentamos ayudarte.
- Y que la solución no tenga novio. – Repitió las palabras que ella misma dijo hacía un par de días, pero sin que Henry pudiese escucharla. – Hablando del rey de Roma. – Andy alzó el rostro, encontrándose con la rubia que acababa de llegar a clase. Sus miradas se cruzaron durante un segundo y Andy perdió la noción del tiempo. No había visto a la rubia desde la fiesta de compromiso de su hermana, desde que la vio ebria y dispuesta a que se la follara encima del escritorio de la bodega de su padre. Si por la rubia fuera, hubieran llegado hasta el final aquella misma noche.
- ¿Andy? – Lauren la sacó de su pequeña ensoñación y la morena dio un respingo.
- Perdona, estaba pensando en otra cosa. – Se disculpó. – Será mejor que vaya a por un café. Me siento algo despistada hoy.
- ¿Quieres que te acompañe?
- No te preocupes, iré a la máquina de café que está justo al salir de la facultad. No tardaré más de cinco minutos. – Se escapó de las miradas preocupadas de Henry y Lauren.
Escogió el café más fuerte que vendía la máquina de café. Necesitaba concentrarse en clase y no pensar más en la rubia. ¿Por qué estaría la rubia de esa manera en la fiesta de compromiso de su hermana? Su novio pavoneándose fuera y ella allí, en el suelo, bebiendo y... llorando.
- ¿Podemos hablar? – Andy se sobresaltó, agarrando el café a tiempo antes de que cayese sobre su mano y la quemase.
- ¡Joder! – Se quejó. – No hacía falta que te acercaras así de silenciosa. – La rubia rodó los ojos, ignorándola. - ¿Quieres un café? Esta vez no te lo tiraré encima. – Vaciló.
- ¿Podemos hablar, o no? – Andy la miró con el ceño alzado, la rubia era la misma tocapelotas que siempre.
- ¿De qué quieres hablar, Chloe? – Espetó. - ¿De lo que pasó en mi habitación, o de lo que pasó en la fiesta de tu hermana?
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Hate-Fuck-Love
RomanceNo empiezan de la mejor manera. Se odian y no pueden aguantar ni cinco minutos en la misma habitación. Su relación es una lucha para intimidar y hacer que la otra desvíe la mirada. ¿Y si ese odio se convierte en pasión? ¿Y si la tensión que nace de...