Capítulo 20

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- ¿Y qué hago yo aquí? – pensó hacia sus adentros, levantando la vista y observando la ostentosidad de su alrededor. Suspiró, acercándose al grupito de mediana edad que charlaba sobre lo hermosa que había sido la recepción en la Iglesia. - ¿Desean una copa de vino blanco para esperar a los recién casados? – todos giraron, vaciando rápidamente la bandeja que llevaba sobre sus manos, sin ni siquiera esbozar un: gracias. – Mucho dinero, pero pocos modales. – deseó decir, pero se limitó a esbozar una sonrisa y retirarse del lugar para volver a por más copas de vino que ofrecer a los comensales. – Mirándolo por el lado bueno, el día no podría ir a peor.

El banquete, así como el catering, tenía lugar en los grandes jardines de la casa Winters. Todo estaba adornado a la perfección, repleto de personas importantes e influyentes que incluso llegó a reconocer entre el mundo de la arquitectura. Sabía que el padre de Chloe era influyente, pero no había podido imaginarse hasta qué punto lo era. No había podido evitar buscar entre los comensales a Chloe, quien seguramente iba agarrada del brazo del imbécil de su novio. Pero no la llegó a encontrar.

De repente, unos vitoreos y chillidos eufóricos la hicieron voltear, observando qué ocurría: Sarah entraba, agarrada del brazo de su ahora marido, Brandon, a través del gran pasillo nupcial que habían confeccionado los más sofisticados decoradores del mundo. Estaba preciosa, salvo por el deje triste que su mirada poseía y que ninguno se estaba dando cuenta. El Sr. Anthony Winters no tardó en hacer acto de presencia, acercándose a su hija y besándola fuertemente en la mejilla, para después abrazar a Brandon. Andy rodó los ojos, aburrida por la escena. ¿De verdad ese hombre estaba tan ciego que no veía que su hija no era feliz?

Los comensales comenzaron a dirigirse hacia la zona del banquete, la comida se serviría en media hora y todos los camareros debían estar en posición.

- Andy. – la morena giró sobre sus pies, era Emma, la jefa de camareras. Parecía algo alterada – Te necesito en la mesa nupcial. Ha habido una baja de última hora, Frank tiene la gripe. – Andy sintió que su corazón daba un vuelco. - ¿Andy?

- ¿E-estás segura? Jeremy tiene más experiencia que yo, él podría...

- Él estará en la zona de la cocina, coordinando a chefs y camareros. Por favor, Andy. – suplicó. – Sé que es mucha responsabilidad, pero confío en ti. Además, me dijiste que ya conocías a Chloe y a Sarah.

- "Y si tú supieras de qué manera la conozco..." - tragó saliva. – Está bien. – no tuvo más remedio que aceptar, Emma sonrió, abrazándola con fuerza.

- Lo harás genial. Te debo una. – se disculpó rápidamente para volver al trabajo y Andy no tuvo más remedio que procesar lo que iba a ocurrir. – Estaba equivocada, el día podía ir a peor.

- Vaya, vaya. – una voz tras ella la hizo girar. – Y yo que pensaba que el día iba a ser de lo más aburrido.

- No puedes imaginar lo que me alegro de verte, Mandy. – se acercó e instintivamente la abrazó, siendo correspondida inmediatamente. – Estás preciosa. – Llevaba un vestido de color turquesa con un escote pronunciado y el pelo recogido en un moño bajo. - ¿Has venido con alguien?

- Gracias, cielo. – sonrió coqueta. – No, mis padres están de viaje de negocios. Así que he venido sola. – no pareció importarle. – Espero que te toque servir mi mesa, porque voy a necesitar mucho vino para aguantar esta boda.

- Siento decepcionarte, pero acaban de asignarme la mesa nupcial. – Andy rodó los ojos, sin creerse la ironía de la situación y Mandy sonrió de lado.

Hate-Fuck-LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora