8- Mσrír єn єl íntєntσ

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Abrí los ojos, la luz se filtraba por la cortina mal cerrada de la habitación y la paz que había se enterraba por mis poros. ¿Podía alguien estar tan triste durante tanto tiempo? Porque a penas habían pasado unos días de que mi padre me gritó y se fué. Aún así, yo pensaba que pasaron años, porque esperaba y esperaba que el dolor disminuyera pero no lo hacía, sino que se intensificaba. Mi pecho no dejaba de doler, ni mi garganta; mucho menos mi corazón.

¿Por qué nadie me quería? No tenía amigas, mi madre me había abandonado y mi padre me odiaba. No veía a mis tíos, a mis primos ni a mis abuelos de ninguna de las dos partes hacía años. Estaba sola. Completamente sola en el mundo, no era nadie, ¿Algún día tendría los hijos que le había contado a Justin que quería? Mi vida ya estaba arruinada, la única oportunidad que tenía de cumplir ese sueño era con él y de ninguna manera tendría hijos en una "familia" así. Jamás amaría a Justin, no me casaría con él ni le daría hijos, solo debía esperar a que se aburriera de mí y me matara.

Alcé la vista para mirar el reloj en su mesa de noche por sobre las sábanas, marcaba las tres con siete de la tarde y no tenía nada para hacer de mi vida, por lo que sólo escondí mi cabeza en las frazadas nuevamente. Escuché la puerta abrirse pero no me moví, sólo quería dormir para olvidarme de la vida que me tocó vivir.

__ Audrey._ Me había llamado Justin, sentí la cama hundirse y supuse que estaba esperando a que salga de mi escondite. >> Audrey sal de ahí, vamos._ Me ánimo y aunque su voz sonaba calmada, se podía notar a leguas que no tenía mucha paciencia ese día.

__ ¿Qué sucede?_ Susurré debajo de las sábanas, no quería ni sentir el sol en mi rostro. Me sentía tan triste que el sol sólo hacía que me deprima más por no poder disfrutarlo. Sentí como las sábanas se abrían y de pronto, el rostro de Justin apareció frente a mí.

__ Hola._ Musitó con una, casi inexistente, sonrisa. Sus ojos expectantes me miraban divertidos, como si esperara que una sonrisa se escapara de mis labios.

__ Hola, bienvenido a mi guarida._ Susurré intentando sonreír, aún así, no logré más que una mueca rara. Su expresión cambio a empática, ya no buscaba hacerme reír, más bien intentaba entenderme.

__ Que bueno que no me hechas a patadas._ Nadie podría creer alguna vez que la persona que se encontraba frente a mí, era la misma que me golpeaba por no hacer lo que dice. Parecían dos personas completamente diferente.

__ No lo hago sólo porque no puedo, no porque no quiera._ Mi sonrisa se hizo más grande viendo cómo giraba los ojos, elevando la comisura de sus labios hacia arriba igual a mí, de forma divertida.

__ Entonces voy a mantener tu pierna quebrada, así puedo entrar a tu guarida sin correr peligro._ Soltó una risita cuando me vió ponerme seria. >> ¿Por qué no te ríes?_ Aunque lo odiaba, no podía obviar el hecho de que su sonrisa era hermosa.

__ Porque eres capaz._ Mi voz salió determinada, sabía que hablaba en serio, y que si no lo dejaba entrar a mi "guarida", él me quebraría la pierna. No dudaba de su crueldad.

__ ¿Por qué piensas que soy capaz de hacer algo así?_ Preguntó poniéndose serio, no con esa mirada frívola que tanto lo caracteriza, sino como si no le hubiese gustado lo que dije.

__ Claro como el agua. Me arrojaste al suelo con la pierna quebrada, te grité que me dolía y no te importó, sólo porque no baje con ese tonto conjunto de ropa interior a desayunar. Si me haces eso porque yo no hago lo que tú quieres, ¿Por qué no harías algo así si te impido que hagas lo que quieras?_ Su rostro expresaba que entendía lo que le había dicho, sin embargo, estaba claro que no le gustó lo que respondí.

__ Yo no soy un mounstro._ Sentenció, en sus ojos mieles se asomaba esa frialdad que tanto me asustaba, y por un momento temí por mi otra pierna. Estaba completamente segura de que él era capaz de eso y mucho más.

Atrapada. JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora