28- Punto de encuentro.

40 5 2
                                    

El aire quemaba mis pulmones, ardía mi pecho tanto que mi cuerpo pedía a gritos que pare. Evité en todo momento mirar hacia atrás, aunque la intriga y la desesperación me lo pusieran difícil. Corrí entre la hierba crecida de aquel campo adentrándome en un oscuro y frío bosque, mis pies dolían un poco más con cada paso que daba. Puse mi espalda contra el tronco de un enorme árbol y me quedé inmóvil, escuchando. Nada se oía más que el sonido de las hojas, algunas verdes ya floreciendo con la llegada de la primavera. Miré hacia atrás y nadie aparecía por allí, los había perdido; Suspiré y pasé mi mano por la frente, quitando el sudor.

__ Es hora Audrey. No dejes que los nervios te consuman, manten tu cabeza en el objetivo en todo momento y, por el amor de Dios, no hagas algo estúpido._ Estabamos a punto de salir del cuarto cuando a Justin se le había ocurrido darme unas palabras de aliento.

__ Sí, lo tengo. Nada estúpido, no puedo equivocarme._ Me había repetido aquello durante toda la mañana desde que nos despertamos y me obligó a comer algo, porque según él, necesitaba fuerzas para la misión.

__ Audrey, lo heroico es estúpido._

Recordé las palabras de Justin, repitiéndolas una y otra vez en mi mente, golpee mi cabeza contra el tronco y cerré los ojos con fuerza. Un pequeño rocío cayó del árbol cuando el viento movió las hojas, algunos pájaros salieron volando de las copas y mi cabello mojado se pegó a mi rostro. Suspiré.

__ "Estúpida"._ Susurré para mí misma. Miré hacia atras una vez más y al no ver a nadie, me levanté para seguir caminando. Atravesar el bosque me llevó más de media hora, no sabía donde estaba ni como llegar a donde estaba Justin, después de todo lo que había pasado él podría estar en cualquier lugar y yo no tenía idea de donde ir a buscarlo. Ni como llegar a la gran casa.

__ Es importante que sean cautelosos, no sabemos nada de esas casas, sólo que se parecen a la que buscamos._ El aura maligna de Jeremy penetraba mis poros de la manera más tosca que era posible.
Él caminaba de un lado a otro con la mirada fija en sus tres hijos. >> Cuando encuentren la idicada, mátenlos a todos. Sí algo sale mal y se separan, los quiero a los tres en la casa de seguridad, la que esta cerca de Urano. Para el que llegue primero, la llave de repuesto esta bajo la maceta de la entrada._ Cuando iba a decir donde quedaba aquella casa que funcionaba como punto de encuentro, titubeó, de todas formas se irguió y continuó. Supe que no había estado seguro de decir eso frente a mí, pero solo mantuve mi mirada abajo y pasé desapercibida.

Sabía donde podía encontrar a Justin, pero no tenía idea alguna de donde quedaba aquella casa. Cuando salí del bosque me topé con una carretera embarrada por el agua de la lluvia, desolada. Ya no podía seguir caminando, mis pies dolían tanto que estaba a punto de llorar y tenía espantosos calambres en las piernas. Decidí sentarme a un lado y esperar que un auto aparezca rápido, pero las horas pasaban y nadie se aproximaba. El sol casi desaparecía cuando un camión, viejo y desgastado se asomó desde la subida; estiré el brazo emocionada e hice señas al conductor para que frene.
Un hombre con mucha barba, con un escarbadientes en la boca y la música demasiado fuerte para mi gusto se paró frente a mí y me observó de arriba a bajo.

__ ¿Hacia donde vas?_ Preguntó con su voz ronca poco agradable y su acento campesino. Después de lo que había pasado ese día, con todo lo que había hecho y el arma que guardaba en mi espalda, no le temía a nadie.

__ Urano._ Rogué porque no me preguntara que era o donde quedaba, porque toda mi firmeza se desvanecería con la idea de llegar a la casa de seguridad. Asintió y me subí a ese enorme camión.

El hombre me miró de reojo, pensé que seguramente no era por el sudor o la apariencia desgastada que tenía, sino por las manchas de sangre seca que había en mi campera gris. Suspiré y miré por la ventana ignorando al tipo desconocido. 

Atrapada. JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora