Atrapada. JB

27- Infierno.

__ El miedo, en ciertas situaciones, nos impide pensar con claridad._ Comenzó Justin, caminando de un lado a otro frente a mí. Conway, Barclay y Blake se encontraban en un costado del enorme galpón, observando todo. >> Eso es lo que debemos trabajar en lo que resta del día, mañana irás a tu primer misión y debes estar preparada mentalmente para aquello. Un movimiento en falso, una mala decisión o una pequeña imprudencia pueden acabar con tu vida._ Intenté imaginar que tipo de decisiones podría tomar en un momento como ese, pero rápidamente dejé de divagar en mi mente para prestar atención a todo lo que quería explicarme.

>> Lo primero que vamos a intentar es algo fácil, hemos practicado tus reflejos pero, ¿Qué pasaría si esos reflejos se ven afectados por la presión del momento?_ Del techo del galpón colgaba una cadena, en la punta de ella una enorme piedra cuadrada. Cuando Justin comenzó a hablar, Blake se adelantó y se acostó en el piso justo debajo de la masa.
>> La cadena es automática, debes atrapar las pelotas que te lanzo, puede ser a la izquierda o a la derecha. Cada pelota perdida hará bajar más la masa que Conway bajará con el botón a su lado, tiraré veinte pelotas. Si no atrapas todas, la cabeza de Blake quedará hecha trizas. Tú decides._ Inhalé todo el aire que mis pulmones fueron capaces de soportar. Una parte dentro mío, esa que cada vez era más pequeña, que luchaba por mantenerse de pie pero poco conseguía; la parte sensata, me gritaba que saliera corriendo de allí. "Están enfermos", "vete" "escapa" "no es normal". Sin embargo, la otra parte, la que cada vez se aferraba más a Justin y me hacía sentir cómoda a su lado, me decía que debía hacerlo, que así eran las cosas en mi vida a su lado. "Concéntrate" "Hazlo perfecto" "Demuéstrales que tú puedes".

__ Justin no puedes hacer esto. ¿Y si algo pasa? ¿Y si no acierto los suficientes? Podemos hacerlo sin Blake allí abajo._ Aunque mi cuerpo estaba ansioso por probarse, mi mente se rehusaba a ser parte aquello que intentaban.

__ Puedes hacerlo._ Él caminó detras de mí para comenzar con su ejercicio de tortura. Miré el rostro de Blake, serio, indiferente. ¿Es qué acaso no tenía miedo? La gran masa podía desprenderse en cualquier momento por error y él seguía allí debajo como si nada pasara. Mis manos tamblaron, mi respiración se volvió pesada y difícil de mantener.

>> ¿Lista? A la cuenta de tres._ Había hecho ese ejercicio con Justin antes, sabía que estaría detrás de mí y arrojaría pelotas hacia mis costados. La idea no estaba en atrapar la pelota, el punto del ejercicio era poder sentir los movimientos a mis espaldas, tener una visión periférica de todo mi radar y localizar la pelota antes de que esté fuera de mi alcance. Suspiré cayendo en cuenta de que, a pesar de cuanto protestase o rogase no rendiría frutos.
Voltee para ver a Blake sobre el polvo del suelo y éste me guiñó un ojo trasmitiédome tranquilidad, aunque su intento fue en vano.

__ ¡Tres!_ La primer pelota fue arrojada a mi lado izquierdo sin previo aviso y no logré atraparla. Voltee mi mirada asustada hacia Blake y quién tenía su mirada seria hacia arriba e inmediatamente levante la vista, solo para ver como la masa bajaba un poco.

__ ¡Justin! ¡No puedes hacer eso!_ Exclamé un poco aturdida por lo desesperante que era aquella situación. Sabía que no debía darme la vuelta, me lo había dejado en claro las otras veces que lo habíamos realizado. Jamás debía mirar atrás.

__ ¡Pon atención!_ Justin alzó la voz y supe que en cualquier momento volaría otra pelota. Fruncí mi entrecejo, sintiendo como el sudor comenzaba a pegarse en mi frente. Los nervios, lacayos del miedo, me estrujaron el estómago; insesantes. Otra pelota salió disparada por mi lado izquierdo y luego de unos pasos logré atraparla. No voltee a ver a Blake. Una más voló a mi derecha y no logré tomarla, miré la masa que bajaba y conecté mi mirada con la de Blake.

__ Respira._ Moduló con sus labios aún con intenciones de calmarme, sabía que para hacerlo bien debía conservar la compostura y, aun así, los nervios no dejaban de colonizar cada célula en mi cuerpo.