37- Pєsαdíllα.

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A mi parecer, eran ya muchas las veces que me encontraba en situaciones como esa, demasiadas las veces que sentía esas sensaciones, la adrenalina, la desesperación; ansiedad. Miedo. Había un lúgubre espacio dentro de mí, donde guardaba todos los pensamientos que tenía, todo eso que era mejor callar. Era absurdo y, poco conveniente, que siempre salieran en momentos como ese, donde era vital mantener la calma. Casualmente me olvidaba de respirar hondo, de mantener la calma y, sin mucho orgullo, podía decir que había momentos, aunque cortos y desenfrenados, en los que la idea de dejarme vencer era la mejor. Corrí por las maltrechas estructuras de aquel almacén escaleras arriba, sintiendo sus pasos ardiendo casi sobre mis pies, corrí sabiendo que mi vida dependía de ello. Una vez arriba, en una terraza que en nada era parecida a la anterior, me encontré admirando la altura de un inoportuno pero previsto rascacielos.

__ Entonces es cierto que el príncipe ha dejado a su conejillo de indias solo, sin amparo._ Colworm estaba allí, parado vanidosamente frente a mí, con una sonrisa que expresaba gozo, alegría; estaba ganando. >> ¿Qué fue? ¿Qué es lo que salió mal esta vez? ¿Qué tuvo que haber pasado desapercibido por un Bieber para que su tesoro más valioso quede expuesto a tan terrible muerte?_ Las arrugas alrededor de sus brillantes ojos exaltados y su forma de caminar tan bonancible, delataron ante las nubes que tapaban el cielo, que él creía haber ganado.

__ El hecho es que no me dejó indefensa, estamos aquí ambos, tú no tienes arma y tampoco yo. Esto va a ser una lucha a la par._ Inhalé, había llegado el momento. El plan no había salido como esperábamos, al menos el que habíamos practicado juntos. En cambio, el mío estaba saliendo a la perfección. Sabía lo furioso que iba a estar Justin, pero yo jamás podría verlo. Mi historia terminaba allí.

__ Yo tengo un arma en mis manos, quizá no las has visto aún, pero déjame mostrarte._ Su sonrisa se esfumó en cuanto escuchó el ruido metálico que desprendió el arma luego de que presionara el gatillo. Fue mi turno de sonreír. Arrojó el inútil objeto a un lado y, cambiando completamente su aura tranquila, se acercó a mí temerario. >> Tú lo sabías desde el principio._ Incliné la cabeza sonriendo, mientras comenzaba a caminar hacia atrás en vista de que cada paso que daba se acercaba a mí un poco más, lentamente.

__ Tal vez._ Presumí. >> Es de una soberbia extrema pensar que los planes correctos siempre son manejados por hombres, ustedes son muchos, muchos tus hombres y muchos en la familia Bieber. Demasiados para mi gusto._ Expuse una sonrisa angelical ante su voraz mirada.

Dimos una vuelta completa alrededor de los grandes palos de metal que constituían un formidable rascacielos, hasta que todo pareció cuadrar en mi mente, inhalé y pensé en Justin. Fue entonces, cuando hice las paces con el miedo y afronté que era el momento. Dejé de dar pasos inversos y le bastaron tres a Colworm para llegar hasta mí. Atisbe un puñetazo y me corrí hacia atrás propinándole uno que también pudo esquivar. Fue él quien dio el primer golpe en mi mejilla haciéndome caer, antes de que pudiera ponerse encima de mí, me giré pateando con fuerza su pierna, fue cuando me levantaba que él quiso golpear mi rostro nuevamente. Corrí para embestirlo cual partido de fútbol americano, no logré derrumbarlo, fue él quien me arrojó contra las vallas del rascacielos. El viento soplaba, se avecinaba una tormenta, no me detuve a pensar en el vuelo que tenía luego de eso, aunque el movimiento de las hojas arremolinándose a un costado de la entrada me hicieron recordarlo. No lo hacía por mí, tenía que ganar esa lucha, ese era mi plan y yo podía con ello. Mientras se acercaba a mí, omití el dolor punzante que se generaba en mis costillas preparándome para pelear. Una nueva paliza iba en dirección a mi rostro cuando fui oportuna al frenarlo con mi antebrazo, no supe si mi golpe en su ojo le había dolido como me hubiera gustado, pero me entusiasme pensando en todo lo que el imbécil había causado y le propiné otro. Recordando todo lo que estaba viviendo y juntando el dolor de lo que iba a suceder luego de eso, puse toda mi fuerza en el rodillazo que le di en la entrepierna, dejándolo en el suelo unos segundos. Pensé rápidamente pero no lo suficiente porque enseguida Colworm estaba poniéndose de pie nuevamente. Era mi turno de empezar, aunque no salió tan bien luego de sentir sus nudillos en mi pómulo. Dos golpes fueron suficientes para que me desplomara en el suelo, con mi cabello moviéndose bruscamente en mi rostro guiado por el viento. Me levantaba pensando en que debía aguantar con mayor voluntad el dolor en mis costillas, las cuales aún no se recuperaban del golpe contra el duro metal del rascacielos. Su mirada me daba escalofríos, la pelea llegaba a su fin y no pude evitar reprocharme lo corta que había sido. Tendría que haber peleado más, tendría que haber sido más fuerte. Me reconfortaba el hecho de que el plan de Colworm era matarme, nunca vería a Justin enterarse de que lo había traicionado, ya no estaría en este mundo cuando él me odiara. Colworm me pateo impidiendo que me levantara, se colocó arriba mío y ejerció presión en mi cuello, sin importar cuanto luchara; era más fuerte que yo.

Atrapada. JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora