21- Dos pájaros

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__ Nunca antes me había pasado._ Dejó su cabeza sobre la mía, la cual tenía sobre su hombro y ambos mirábamos como él acariciaba el dorso de mi mano.

__ ¿Preocuparte por alguien?_ Fruncí mis cejas hablando en murmullos. Pensé que era imposible que alguien, con la vida que llevan su familia y él, nunca se haya preocupado.

__ Sí._ Susurró. >> No vuelvas a hacer algo tan imprudente._ Una chispa de curiosidad se despertó dentro mío y quise saber porque me pedía aquello, albergando la esperanza de que algún día alguien vuelva a quererme.

__ ¿Por qué? Solo soy una prueba, puedes conseguir a otra y de seguro se portará mejor que yo._ Levantó la cabeza rápidamente mientras me dirigía una mirada severa, frunciendo su entrecejo. >> Incluso si me muero en una misión de las suyas, moriría como una heroína y dejaría esta vida absurda que me tocó. Mataría dos pájaros de un tiro._ Sonreí bajo sus ojos antipáticos y pensé que, quizá, mi tonto plan funcionaría.

__ No digas estupideces Audrey, no debes morir._ Su voz había dejado de ser un murmullo, aún así, no era alta como para despertar a alguien.
>> Debes hacer lo que te digo y quedarte siempre conmigo._ La autoridad era abrumadora entre sus labios. Tenía la certeza de que no me diría nada parecido a lo que quería oír, sin embargo, seguí presionándolo.

__ ¿Por qué siempre contigo?_ Pregunté haciendo incapié en las palabras que él mismo había usado. Su mirada, conectada a la mía, me atrapó; cautivante. Por unos segundos, bajé mi mirada a sus labios. Aquellos hermosos labios rosados, tan suaves como el terciopelo.

__ Porque te protegeré._ Respondió con cautela. Supe que no quería decir más, pude notar lo indeciso que estuvo al soltar su confesión, porque cada letra que pronunciaba intentaba demostrar lo que tanto guardaba; oculto detrás de esos muros que forjaba día a día con su mirada fría.

__ ¿Por qué? Solo soy una prueba más de tantas otras._ Presioné. Una voz dentro mío me decía lo tonta que era al pensar que Justin me diría lo que quería escuchar, sin embargo no le tomé importancia y seguí llevando lo más lejos que podía la conversación.

__ Haz lo que te digo, te necesito sana y salva._ Su voz sonaba cada vez con más firmeza, brusca. De todas formas, entendí que eso me gustaba de él, su prepotente forma de intentar controlarme. Su cabello, el cual parecía más claro bajo la luz del jett, estaba alborotado dándole esa vista salvaje que tanto me atrapaba.

__ ¿Por qué?_ Susurré sintiendo como llegaba el final esa conversación que escondía más de lo que parecía. Sus ojos mieles se fijaron en los míos, tan tiránicos y agresivos como los de una fiera.

__ Porque yo lo digo._ Impuso desviando la mirada hacia la ventanilla, dejando su perfil a mi vista. No supe cómo hizo para darse cuenta de que no lo dejaría así y volvería a insistir. >> Es suficiente._ Determinó, haciéndome callar antes de haber hablado.

Enorme. Esa era la palabra justa para la casa a la que llegamos en Italia. Grandes y tétricos muros rodeaban la mansión, todos de un material gris, impecables y lúgubres. Un portón negro se abrió ante nosotros y entramos por un camino circular que conducía a la puerta. El parque, que rodeaba la construcción, tenía arbustos podados perfectamente y una decoración estilo Versalles. Entramos por unas puertas doradas, las cuales  no dude un segundo en que fueran de oro real. Nada era tal como lo imaginé dentro de la casa, incluso era todo lo contrario. El lugar tenía un estilo muy Italiano, las paredes eran de un amarillo suave, casi crema. Las escaleras, gigantes como todo allí, de madera como todos los muebles del hall. Cálido, hogareño. Cómo los Italianos, o eso creía yo. No se parecía en nada a la versión real de la familia con el ogro Jeremy al mando.

Atrapada. JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora