1- Pαrtє dєl trαtσ

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Caminé hacia mi casa exhausta, queriendo llegar y dormir durante tres días seguidos. Las calles estaban oscuras y solitarias a esas horas. Apuré mis pasos para llegar más rápido aunque me dolieran los pies, mi estómago estaba apretado por los  nervios de andar sola tan tarde por la noche. Una vez frente a la puerta de mi hogar suspiré. Algunos días, los peores a mi parecer, quería trabajar hasta el amanecer y así no tendría que ir a mi casa. Encontrarme a mi papá era deprimente y agotador, dañino. Pero tomaba fuerza desde el fondo de mi ser y hacía frente a la situación todas las noches. Lentamente abrí la puerta para que el olor a encierro y humedad me diera la bienvenida. Helmer Shaw, mi padre, estaba en el sofá de la sala dormido boca arriba, con el viejo televisor prendido y una botella de whisky en la mano. 

Caminé hasta la cocina y abrí la ventana para que el aire entrara y se llevara consigo el mal olor. Deje mi cartera sobre la isla de la cocina y volteé a ver mi casa. Un asco. Yo me había ido esa mañana y la había dejado impecable, para llegar y encontrar todo sucio. Suspiré. Estaba tan cansada, me había levantado a las cinco de la mañana a estudiar unos resúmenes para el final que tenía tres semanas después, luego fuí a la universidad, más tarde salí para ir a estudiar a la biblioteca y por último corrí a mi trabajo. Como todos los días durante la semana, los sábados cursaba mis clases hasta medio día y trabajaba todo el resto. Los domingos trabajaba medio día y estudiaba todo lo que podía para el lunes empezar otra vez la rutina.

Comencé a limpiar los platos para poder cocinar algo de comer para mí y mi papá, mientras acomodaba lo demás. Sentía mi cuerpo tan cansado, las plantas de mis pies dolían, igual que mis rodillas y mi espalda. Mi cuello me torturaba y mi cabeza retumbaba. Unos toques en la puerta me hicieron fruncir el ceño, ¿Quién podría tocar la puerta a esas horas de la noche? No tenía amigos, mi papá tampoco y familiares que quieran vernos mucho menos. Caminé con pesadez hasta la gran puerta de madera, pregunté un afligido '¿Quién es?' pero abrí sin obtener respuestas. Un hombre rubio, grande y viejo se encontraba detrás de esta. Tras él un chico joven, de cabello castaño claro, ojos mieles y labios rosados me miraba serio. Dos hombres vestidos de negro, uno pelado y musculoso y el otro con cabello corto y muchas arrugas en su cara los seguían.

__ ¿Qué tal? ¿En qué puedo ayudarlos?_ Pregunté extrañada, mi voz se notaba cansada pero salió firme, aunque un poco aguda. El olor a una noche de clima templado chocó con mi rostro y suspiré, el cansancio parecía pesar toneladas. 

__ Estamos buscando a Helmer Shaw._ La voz gruesa de aquel hombre rubio me hizo estremecer, no me daban buena espina y el miedo consiguió que mi estómago se retorciera. Su ímpetu, sus rasgos; la forma en la que se expresaba, todo en ese hombre irradiaba maldad. Incluso, por un momento llegué a pensar que las sobras en su rostro no eran debido al contraste de la luz del porche, sino que pertenecían a su rostro maléfico. 

__ Oh, lo siento, pero está dormido. Quizá puedan pasar mañana más temprano._ Ofrecí amablemente pero me asusté mucho cuando los hombres se abalanzaron dentro de la casa sin permiso alguno.

El chico joven me tomó el brazo con fuerza y me movió a un lado del sillón, dejándome parada allí. El hombre rubio se acercó y golpeó a mi padre en el estómago, por lo cual yo solté un grito ahogado. Los otros dos hombres de acercaron a mi papá, quien estaba tosiendo mientras se despertaba, y lo pararon del sofá.

__ ¿Creíste que podías tomarme de idiota, Shaw? Te dije que era la última vez que te daba una oportunidad y no te importó. No solo no me pagaste, sino que consumiste más de mi mierda sin permiso. Ya no tienes tiempo de pagar, tu hora llego._ Mis ojos se llenaron de lágrimas, sabía que mi papá había comenzado a drogarse, pero lo que no sabía es que se endeudaba para eso. Mis piernas temblaron y las lágrimas caían de mis ojos como cascadas sin parar.

Atrapada. JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora