Los señores Wang estaban en la sala de su casa explicándole a su hijo todo lo que debía saber en cuanto a su condición de doncel. Estaban muy nerviosos ya que no sabían bien cómo decírselo sin hacer ver que conocían su relación con Zhan. Ellos habían decidido esperar a que fueran ellos quienes lo dijeran primero para que no creyeran que eran unos chismosos.
El caos en sus mentes era tan grande que no notaron que, durante todo el tiempo, el castaño no los estaba escuchando ya que tenía los audífonos puestos, su pelo medio largo ocultaba el aparato de la vista de los mayores. Además Yibo creía que estaban hablando entre ellos porque se miraban mucho y casi no le dirigían la mirada por lo que no hizo el intento de prestar atención.
Mientras ellos continuaban con su explicación ignorada, el menor se mandaba mensajes con el azabache, algunos un poco subidos de tono y otros muy tiernos.
- ¿Lo has entendido, hijo? - preguntó su madre al finalizar.
Él asintió aunque en realidad movía la cabeza al ritmo de la música, amaba esa canción con toda su alma.
- ¿No tienes... ninguna duda?
Ahora negó haciendo respirar con más tranquilidad al matrimonio quienes se quitaron un gran peso de los hombros pero, de nuevo, en verdad agitó su cabeza por una tontería que le escribió su novio.
Los meses pasaron y la universidad terminó, al menor le ofrecieron la oportunidad de hacer unas prácticas en una conocida empresa debido a sus altas calificaciones. Con esfuerzo, y aprovechando las ocasiones que se le pusieron por delante, destacó en su trabajo consiguiendo un mejor puesto.
Con el primer pago que recibió tras su ascenso, le regaló a sus padres y a la señora Xiao un viaje a Europa. Quería agradecerles todo el apoyo que recibió de ellos y también formaba parte de su plan para quedarse totalmente a solas con el pelinegro.
Ambos se despidieron de sus padres en el aeropuerto cuando llegó el día en el que se iban a ir.
- Tened mucho cuidado - Dali y Fei no paraban de besar a sus hijos mientras les decían todo lo que debían y no debían hacer.
- Mamá, ya - se quejaron los dos a la vez.
- Dejad a los chicos, que ya son mayores - intervino el padre del castaño.
- Es que...
- ¿Qué pensáis hacer? ¿Meterlos en la maleta para llevároslos?
- Fei, ¿caben en la tuya?
- Lo voy a mirar - la mujer comenzó a abrir la cremallera.
- ¿Enserio, mamá? - Zhan alzó la ceja extrañado.
- Es broma, cielo - su madre le acarició la cara.
- El vuelo 317 con destino París, Francia, está a punto de despegar. Por favor, los pasajeros pasen por la puerta A3.
- Debemos irnos ya. Despídanse.
- Nos vemos a la vuelta.
- Adiós.
- A-Yi, ten cuidado - el tono de la señora Wang era preocupado.
- Sí - alargó el monosílabo rodando los ojos. - Estaremos bien.
- Me alegro - le besó en la mejilla.
Todos se despidieron y, una vez que el avión despegó, Zhan y Yibo abandonaron el aeropuerto tomados de la mano. Se montaron en el coche y regresaron a su hogar, el cual era la casa de la playa.
Todo el día se divirtieron como nunca, el agua estaba fría y los refrescaba del calor de esos meses veraniegos. Jugaron con las olas y a salpicarse recordando cuando eran pequeños y lo hacían a escondidas de sus padres.
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𝐴𝑙 𝑖𝑔𝑢𝑎𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎 𝑎𝑙 𝑆𝑜𝑙 /Zhanyi/Terminada
Fanfiction- Te esperaré bajo la luz de la Luna y junto a la quietud del mar. Ya tenga que esperar años o siglos para volver a verte, aquí estaré. - No puedo permitir que hagas eso. Debes seguir con tu vida. - No tengo vida sin ti. - Lo nuestro es imposible...