Su cabeza descansaba sobre el regazo del pelinegro mientras comían palomitas y veían una película. Habían discutido durante bastante tiempo lo que hacer quedando como posibles candidatas dar un paseo por la playa o sentarse tranquilamente en el sofá y disfrutar de un maratón de cine.
Había ganado claramente la segunda después de que Zhan se hubiera puesto muy pesado y hubiera insistido muchísimo. Él nunca había visto una película o una serie y le llamaba mucho la atención, además siempre estaban al lado del mar por lo que quería estar en el interior.
Tras buscar y buscar, el azabache se decantó por una clásica de romance que le pertenecía a la madre del contrario. El castaño no estaba muy de acuerdo pero, como le hacía ilusión, le permitió ponerla.
Los ojos del más mayor brillaban casi de la misma manera que cuando se quedaban clavados en los suyos. Le gustaba verlo así de feliz con algo tan simple, sin embargo, todo tenía su lado amargo. Yibo deseaba hacer muchas cosas más con él como almorzar en su restaurante favorito, ir de viaje a algún país extranjero o enseñarle la ciudad y su universidad. Esas cosas parecían muy lejanas a cumplirse pero él encontraría el modo de hacerlas realidad.
La historia que se retransmitía en el televisor era muy hermosa, tanto como su nombre: "Que bello es vivir".
- ¿Quieres la Luna? Solo dilo, le lanzo una cuerda y te la bajo - dijo el protagonista.
No sabía el porqué pero a Zhan le interesó esa parte. Bajar la Luna era imposible pero era una metáfora de todo lo que el personaje podía llegar a hacer por su amada. Él se sentía de la misma forma, lo haría todo por Yibo incluso arrastrar a ese astro para regalárselo.
El pelinegro acarició el pelo largo y suelto del menor, era muy sedoso a su tacto y, cada vez que lo hacía, el olor de su colonia llegaba hasta su nariz. El aroma que utilizaba de pequeño ya había sido cambiado por uno de persona adulta sin embargo seguía siendo perfecto para él.
Yibo se giró quedando bocarriba y mirándolo directamente. Aunque cambió de posición, el contrario no dejó de tocarle el cabello en ningún segundo.
- ¿Tienes sueño? - le preguntó el azabache.
- No, estoy bien. Solo quería mirarte.
- ¿Y la película?
- Ya la he visto muchas veces, mi madre nos hacía verla cada Navidad sin falta. Prefiero observar como tú la ves - sonrió.
- Si lo haces no voy a poder concentrarme.
- ¿Por qué?
- Por que sabré que me estás mirando.
- ¿Te pone nervioso eso?
- Mucho - contestó divertido.
- Entonces te pongo nervioso - dijo como sacando conclusiones. - Si tenemos eso en cuenta... - se incorporó un poco hasta estar muy cerca de su rostro - ... ¿estás nervioso ahora?
Las pulsaciones de Zhan se dispararon con gran velocidad. Tenerlo a pocos centímetros era doloroso, sobre todo cuando lo que quería es que no hubiera distancia entre los dos. Respiró agitado haciendo que su aliento se adentrase en la boca de su novio quien tenía sus labios un poco separados.
- Respóndeme - insistió con la voz débil y casi temblorosa.
- Sí, estoy nervioso. Al igual que tú - terminó de decir casi en un suspiro.
Ambos se aproximaron haciendo verdadero el beso que deseaban. El mayor probó el sabor de la boca del contrario con su lengua notando el gusto a mantequilla de las palomitas. Yibo se sostuvo de su cuello rodeándolo con sus brazos pero, poco después de comenzar, las manos de Zhan lo tomaron de la cintura hasta que pudo sentarse encima de sus piernas. Esa postura era más práctica y hacía más sencilla su tarea.
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𝐴𝑙 𝑖𝑔𝑢𝑎𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎 𝑎𝑙 𝑆𝑜𝑙 /Zhanyi/Terminada
Fiksi Penggemar- Te esperaré bajo la luz de la Luna y junto a la quietud del mar. Ya tenga que esperar años o siglos para volver a verte, aquí estaré. - No puedo permitir que hagas eso. Debes seguir con tu vida. - No tengo vida sin ti. - Lo nuestro es imposible...