- Si esperas un poco más, lo sabrás.
- ¿Por qué no me lo puedes decir ya? ¿Por qué tengo que esperar?
- Es importante, A-Yi. No es un asunto fácil y no lo comprenderás al principio, tampoco tendré tiempo de explicártelo.
- Gege...
- ¿Tú... confías en mí?
La pregunta tomó por sorpresa al castaño quién frunció el ceño, sin embargo respondió rápidamente con lo que de verdad sentía.
- Sí.
- ¿Tú me creerías siempre?
- Sí.
- ¿Tú me quieres?
- Sí.
- Entonces, por favor, cúmpleme un solo deseo.
- ¿Cuál?
- Que vengas el año que viene pase lo que pase, por más extrañado o confuso que estés, vuelve. Regresa porque te estaré esperando - comenzó a llorar.
- No llores, estaré aquí. ¿Por qué no vendría? - le tocó la cara con dulzura.
- Justamente... por esto - bajó su mirada hacia sus manos sin disimular su tristeza.
Yibo también miró hacia abajo y su cuerpo se congeló del miedo y la incertidumbre. ¿Qué estaba pasando? Dio un paso hacia atrás por la impresión y sus pulsaciones se aceleraron.
La piel del mayor poco a poco iba perdiendo su color volviéndose translúcida. En poco tiempo las puntas de sus dedos ya dejaban ver la arena del suelo.
- Tú... tú...
- Didi...
- ¿Q... qué e...es...esto? - su voz temblaba.
- No tengas miedo.
- ¿Q... qué te... está pasando? - dijo en un susurro.
Sus ojos no le mentían pero su cabeza no lo entendía. Lo que veía era imposible y no podía aceptarlo. ¿Quién en su sano juicio lo haría?
- Didi...
- ¿Po... por qué... tú...?
- ¿Crees en la magia? - le interrumpió.
- ¿Magia?
- ¿Si te digo que esto es obra de un hechizo, me crees?
- Gege...
- ¿Me crees? - continuó llorando.
Yibo sabía que responder pero su boca no quería ni podía soltarlo, la situación era demasiado increíble como para que se aclarase.
- Didi... respondeme, aunque sea un "no".
- Te creo... te dije que siempre te creería - una lágrima cayó por su mejilla.
- Lo siento.
- No pidas perdón. ¿Qué culpa tienes tú?
El menor se acercó a él y lo abrazó. Su calor, el cual se iba reduciendo poco a poco, le calentaba el alma y se sentía muy triste y confundido.
- ¿Vendrás? - le preguntó el pelinegro cerca de su oído.
- Por supuesto, siempre estaré aquí para ti. No te dejaré porque sé que tú nunca me dejarías.
- Me gustaría de verdad no dejarte.
- Y no lo haces, siempre estás en mi mente y en mi alma. Llevo el colgante por dentro de la camiseta no para ocultarlo sino para tenerlo más cerca de mi corazón ya que este es tuyo.
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𝐴𝑙 𝑖𝑔𝑢𝑎𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎 𝑎𝑙 𝑆𝑜𝑙 /Zhanyi/Terminada
Hayran Kurgu- Te esperaré bajo la luz de la Luna y junto a la quietud del mar. Ya tenga que esperar años o siglos para volver a verte, aquí estaré. - No puedo permitir que hagas eso. Debes seguir con tu vida. - No tengo vida sin ti. - Lo nuestro es imposible...