Motel Thunderbird Bloomington, Minnesota 8:57 p.m.
—De acuerdo, chicos, coloquémonos aquí... Charley ¿está bien aquí? ¿Tienes buena luz? — El camarógrafo levantó la mirada.
— Esto es una mierda. Debería ser dentro.
—No filmaremos aquí afuera... entraremos en la sala de reuniones. Entonces, ¿estás seguro de que no hay problema?
El representante, que era calvo y sin sudor como un huevo, unió las manos con una palmada y asintió lentamente. Incluso su traje parecía estar libre de hilos o costuras.
—La gente necesita ver que no somos un atajo de perdedores fumadores en cadena que tienen miedo de salir fuera. Hay médicos. Hay abogados. Hay —la miró fijamente con pálidos ojos azules, ojos prácticos— Mujeres. — Sutil, capullo.
—Bien, bien. Y utilizaremos todo eso. —La reportera se giró alejándose del representante de Alcohólicos Anónimos, murmurando por lo bajo— Jodidas lentas noticias de día... denme una buena guerra en cualquier momento... ¡de acuerdo! Pongámonos a ello, Risitas.
Charley conocía su trabajo, y con el equipo nuevo, instalarlo fue no solo como la seda, fue relativamente rápido y tranquilo. La sala de reuniones parecía y olía como miles de otras; escasa y oliendo a café. Curiosamente, ninguno de los ocupantes de la habitación les miró directamente. Mucho beber café y poca charla, un montón de mordisquear queso y galletas saladas, un montón de inquieto silencio y miradas cruzadas. Parecían, pensó la reportera para sí misma, exactamente lo que el hombre había dicho. Respetables, estables. Sobrios. La asombraba que hubieran aceptado las cámaras. ¿No se suponía que la segunda A era por Anónimos?
—De acuerdo todo el mundo —dijo el representante, de pie en la parte delantera de la habitación— Coloquémonos y empecemos. Todos recordarán que el Canal 9 venía esta noche para ayudar a concientizar... alguien esta noche podría ver que no todos somos delincuentes con abrigos de paño y quizás vengan por aquí. Yo empezaré, y después presentaremos a un nuevo miembro esta noche...
—Soy James —continuó el representante. Hubo una pausa cuando bajó, después un susurro, uno amortiguado. —¡Oof! Estúpidos escalones.
Después una joven en mitad de la veintena se puso de pie tras el pequeño podium. Miró de soslayo a la audiencia por un momento, como si la luz fluorescente le hiriera los ojos, y después dijo con una voz completamente encantadora.
—Bueno, hola a todos. Soy Kara. No he tomado un trago en tres días y cuatro horas.
—¡Bien por ella! —siseó la reportera.
—Yo estoy embriagado —replicó Charley, abrumado. La mujer era alta... su cabeza estaba justamente bajo el "no fumar" de esa señal... lo que la colocaba alrededor del metro setenta.
Iba vestida con un traje chaqueta verde musgo del tipo que se abotonaba hasta la barbilla y no necesitaba una blusa debajo. La ropa ricamente coloreada compensaba excelentemente la delicada palidez de su piel y hacía que sus ojos azules parecieran enormes y oscuros. Su pelo era rubio dorado, hasta la mitad de la espalda y ondulado. Sus pómulos eran planos afilados en una interesante, incluso atractiva cara. Sus dientes eran muy blancos y centelleaban cuando hablaba.
—De acuerdo, um, como dije, soy Kara. Y pensé en venir aquí... quiero decir, vi en la Web que... como sea, pensé que quizás ustedes chicos tendrían algunos trucos o algo que pudiera utilizar para dejar de beber.
Silencio mortal.
La reportera notó que la audiencia estaba tan absorta como lo estaba Charley. ¡Qué presencia! ¡Qué ropa! Qué... ¿esos eran unos Bruno Maglis? La reportera se acercó más. ¡Lo eran! ¿Qué hacía esta mujer para ganarse la vida? Ella misma había pagado casi trescientos pavos por el par que tenía en su armario.
—Es solo que... siempre está ahí. Me despierto, y es en todo lo que pienso. Me voy a la cama, y todavía pienso en ello. Es solo que... te controla. Controla totalmente tu vida. Empiezas a planear acontecimientos alrededor de cómo puedes beber. Como por ejemplo, si voy a desayunar con mi amiga, puedo encontrar un callejón por ahí, mientras ella va a la parte alta de la ciudad. O, si quedo con otro amigo para cenar, puedo volver a quedar con él y conseguir mi dosis en vez de eso.
Todo el mundo estaba asintiendo con más fuerza. ¡Algunos de los presentes parecían tener lágrimas en los ojos! Charley, gracias a Dios, había dejado de asentir, pero estaba tan atento a la mujer como podía.
—Mantén el objetivo enfocado —murmuró la reportera.
—No estoy acostumbrada a esto —continuó la mujer— Quiero decir, estoy acostumbrada a desear cosas, pero no así. Quiero decir, a lo bruto. —Una oleada de risas. —He intentado parar, pero simplemente me pone enferma. Y he hablado con algunos de mis amigos de ello, pero ellos creen que simplemente debería asumirlo. Y mis nuevos amigos no lo ven como un problema en absoluto. Supongo que son, lo que ustedes llamarían, facilitadores — Más asentimientos por todas partes—. Así que aquí estoy. Alguien con un problema. Un gran problema. Y... creí que quizás venir aquí y hablar de ello ayudaría. Eso es todo. —Silencio, así que añadió— En realidad eso es todo.
Un espontáneo y casi salvaje aplauso. La reportera hizo que Charley hiciera una panorámica, obteniendo la reacción de la multitud. No estaba segura de que el representante fuera a dejar que todas sus caras fueran mostradas en las noticias de las diez, pero quería la película en la lata, solo por si acaso. Quería que Charley captara a la mujer caminando hacía la parte trasera de la habitación, pero cuando volvió a enfocar, ella se había ido. La reportera y su camarógrafo buscaron a la magnífica desconocida durante diez minutos, con suerte cero. Ninguno de ellos podía figurarse como una mujer podía simplemente desaparecer de una pequeña sala de reuniones.
Desaparecida.
Mierda.
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Vampira & No Apreciada
FanfictionLa reacia reina de los vampiros Kara Danvers puede gobernar el mundo desordenado de los no muertos, pero ahora Kara ha descubierto que ella tiene una hermanastra perdida hace mucho que es la hija del diablo - y que...