Capítulo Dos

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Lena Luthor, Reina II de los vampiros, estaba de vuelta de Europa a la noche siguiente, lo que lamenté saber. Habían sido seis semanas relativamente sin incidentes a pesar... o por... el viaje de Lena a Europa. Yo había tenido cuidado de no hacer preguntas, porque no quería que malinterpretara mi interés por sus actividades como interés por ella. En primer plano de mi cerebro me figuraba que podría haber viajado al extranjero para echar un vistazo a sus fincas... que estaban al otro lado del charco. En el fondo, simplemente no quería saberlo.

―Bienvenida a casa ―dije a Nia, su colega y más vieja amiga. Realmente vieja... como doscientos años o algo así―. Muérete. ―Le dije a ella.

―En realidad eso ya lo hice ―replicó Lena, doblando el periódico y haciéndolo a un lado―. Y no tengo planeado hacerlo de nuevo, ni siquiera por ti, amorcito.

―Luego te veo, Majestad. ―Nia se inclinó y pasó junto a nosotras, saliendo de la habitación.

―Hola y adiós ―dije yo―. ¿Por qué no puedes seguir su ejemplo?

―¿Me has echado de menos?

―Apenas. ―Esto era una especie de mentira. Lena Luthor, de metro sesenta y ocho, era una presencia imponente. No es solo que fuera hermosa (largas piernas, ojos verdes, cabello negro oscuro, boca suculenta, lindas manos). Era carismática... fascinante. La mirabas, y te preguntabas como sería sentir su boca sobre ti en la oscuridad. Era el pecado con traje.

―Ven y siéntate ―dijo Imra―. Estamos tomando una cena tardía. Muy tardía.

―Imra. ―Me senté―. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? No tienes que ajustar tus comidas solo porque nosotras tres durmamos durante el día.

―No es nada ―replicó ella, lo cual fue una enorme mentira, ya que eran las tres de la mañana, y finalmente estaba cenando. ¿O era un desayuno realmente temprano?

―Te estás pasando. ―Me servía una taza del antiguo servicio de té que había venido con la casa.

Como todo lo demás que había allí, tenía un billón de años de antigüedad y valía muchos dólares. Casi me estaba acostumbrando a utilizar antigüedades cada día. Al menos mi corazón ya no se detenía si dejaba caer algo.

―Te eché de menos ―dijo Lena, como si estuviera teniendo una conversación con ella ―. De hecho, casi estaba ansiosa por volver a tu lado.

―No empieces ―advertí.

―No, empieza ―dijo Imra, cortando su filete. El olor estaba volviéndome loca. Ooohhh, ¡carne! Ya apenas la recordaba―. Últimamente esto ha estado espeluznantemente tranquilo.

―Creo que ya es hora de ocuparnos de nuestra actual... dificultad.

―¿Que es?

- Hablaba del hecho de que seamos consortes, técnicamente estamos casadas, pero solo hemos practicado el sexo dos veces en los últimos seis meses. No puedes dar marcha atrás al reloj, Melisa. Incluso alguien como tú tiene que inclinarse ante la lógica.

―No sigas ―le dije―. Pásame la crema.

―Solo estoy señalando ―dijo ella, ignorando mi petición... las dos, ya que estamos― que no puedes estar un poco embarazada o volver a ser virgen. Como ya hemos intimado, y estamos casadas según la ley vampiro...

Vampira & No Apreciada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora