Gemí y abrí los ojos. La resaca era increíble. ¿Había leído un libro o me había ahogado en un litro de vodka? La luz me hizo parpadear, e intenté procesar los ochenta billones de pensamientos que atravesaban vertiginosamente mi cabeza. Solo había salido una pequeña cosa buena de todo este lío. Sabía mucho más sobre la hija del diablo. Pero había otros asuntos que tenía... Espera un minuto. ¿La luz? Miré.
Estaba en una pequeña habitación en el ala oeste de la casa; no había ningún mueble, pero tenía una buena y sólida puerta de roble. De hecho, esta iba a ser la bodega hasta que Lena señaló que no podíamos almacenar vino en una habitación con tanta luz, la muy sabelotodo. Así que las botellas habían sido trasladadas al sótano, y esta habitación se había quedado vacía y... La luz. Era el sol. Me puse en pie... y estaba todavía en bata... y me acerqué a la ventana. ¡El sol! Me asombré. Después me asombré algo más. La gran bola dorada estaba justo alineada con la línea de los árboles; a mi me parecía el atardecer. No había visto el sol desde mi trigésimo cumpleaños, allá por abril.
Había leído el Libro de la Muerte y le había dejado convertirme en una auténtica imbécil. Eso era malo. Muy, muy malo. Pero a cambio, ahora podía despertarme cuando todavía había luz fuera. Eso era bueno. Muy, muy bueno. Y ya que era la Reina y el sol no podía quemarme, podría salir. Dar una vuelta y sentir la luz en mi cara, la calidez. Intenté abrir la ventana, pero no se movió.
La mansión tenía tantas habitaciones y había tan poca gente viviendo en ella, que probablemente la ventana no había sido abierta en cincuenta años o más. Demasiado impaciente por curiosear, demasiado desesperada por salir, rompí la ventana con el puño y tiré hacía afuera lo trozos más grandes. Después la atravesé
Caí pesadamente al suelo dos pisos más abajo, levantando tierra, y me tiré de espaldas para absorber el brillo del sol. La hierba estaba fría -era un octubre templado para Minnesota, pero aún así era octubre-, pero no me importaba. El sol no estaría arriba mucho más. Tenía algunas disculpas que presentar pero... bueno, ya me preocuparía de eso, y también lo arreglaría. En un minuto. Gracias, Dios. ¡Muchísimas gracias! No me lo merezco para nada. Pero gracias de todos modos.
Pensamientos de las actividades de la noche anterior seguían entrando a tropel en mi cerebro, estropeando mi baño de sol. Desafortunadamente para mí, el Libro no provocaba amnesia. El itinerario de la noche anterior atravesó mi mente. Intentar matar a Nia... me había pateado hábilmente el trasero. Era vergonzoso ser vapuleada por alguien tan tierna, pero me alegraba no haber tenido éxito. Las cosas horribles que le había dicho a Winn... Él había sido un buen amigo conmigo, y le había llamando Doctor Sanguijuela. e Imra... Oh, Imra. La he jodido mucho. Me lanzaría a mí misma al fuego antes de volver a hacerte daño. Eres la mejor amiga que un vampiro podría tener. Si, eso sonaba bien. Repítelo si es necesario. Y repítelo. Dios, si solo me escuchara, me disculparía durante los próximos treinta años. Por favor, por favor, haz que me escuche. Y Lena. Gemí y me puse el brazo sobre los ojos. ¡Sexo sucio y sudoroso con Lena Luthor! Eso era tan malo como haberme alimentado de Imra. Me había vuelto loca utilizándole y loca ella por dejarme hacerlo. ¡Y por si nadie lo había notado era malvada! ¿Cómo podía haberse escapado ese pequeño hecho a su atención? ¿La muy aprovechada notaba cuando una mosca aterrizaba a dos manzanas de distancia, pero no notaba cuando me convertía en la Superbruja?

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Vampira & No Apreciada
FanfictionLa reacia reina de los vampiros Kara Danvers puede gobernar el mundo desordenado de los no muertos, pero ahora Kara ha descubierto que ella tiene una hermanastra perdida hace mucho que es la hija del diablo - y que...