Capítulo Doce

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La prole del diablo... Waverly Earp, universitaria de Dinkyntown... entró en Dunn Brothers dos minutos después de las cinco. Me saludó, se detuvo a hablar con el chico del mostrador... que estaba babeando como una bestia, no puede evitar notarlo... y después se acercó a mí.

―Siento mucho llegar tarde ―jadeó a forma de saludo, volviendo a estrechar mi mano― De verdad, de verdad lo siento. ¿Llevas mucho esperando? Lo siento.

―Está bien, Waverly. Por mi reloj llegas a tiempo ―Parecía tan contrita, tan sincera, me encontré apresurándome a consolarla―. Toma asiento.

―Gracias, mi cacao está en camino.

―¿No te gustan las cosas fuertes, huh? ―pregunté, señalando mi propio chocolate doble expreso con extra de espuma.

―Oh, intento no beber cafeína después del almuerzo ―replicó― Tengo que levantarme temprano por la mañana para trabajar.

―¿También trabajas?

―¿También? Oh, es cierto ―Me sonrió. No fue una sonrisa abierta, no fue una sonrisa afectada, no alzó una ceja a sabiendas. Fue solo una sonrisa agradable― Anoche me seguiste la mitad de la noche.

―Bueno, si ―admití― Supongo que no sirve de nada fingir que no.

―Mi padre dice que los mentirosos están destinados a creer sus propias mentiras, así que probablemente sea bueno que lo confieses todo.

―Si... tu padre. Uh, escucha hablando de eso... - Se inclinó hacía adelante y tomó mi mano entre las suyas, después la dejó caer.

―¡Caray, tus manos están frías! Deberías tomar otra bebida caliente.

―Lo siento. Tengo mala circulación.

―No, yo lo siento. Espero no haber hecho que te sientas mal. No debería haberlas soltado así.

―No te preocupes por eso, Waverly ―¡Era demasiado buena para ser cierto! La amabilidad de Minnesota era una cosa, pero Waverly era una clase en sí misma― Escucha... - Se inclinó hacía adelante, su primorosa cara perfecta iluminada.

―Es sobre mi familia, ¿verdad? Mi familia biológica ―Se detuvo, después añadió― Perdón por interrumpir. -Parpadeé de sorpresa.

―¿Cómo lo sabes?

―Bueno ―El chico del mostrador le trajo una taza blanca del tamaño de mi cabeza, absolutamente llena hasta arriba con crema batida y con remolinos de jarabe color chocolate. Ella le sonrió y acunó el cacao más grande del mundo entre las manos― Estuve pensando en ti anoche, después de que te fueras. eres tan misteriosa, pero tan agradable... simplemente me hizo pensar.

―¿Así que sabes que eres... que eres adoptada?

―Si, por supuesto. Mamá y Papá me lo contaron todo, cómo de entre todos los bebés del mundo, me eligieron ―Todavía estaba sonriendo, claramente feliz ante el recuerdo― Me llevaron con ellos.

―Claro ―Dios. Uh... huh ―Bueno, recientemente... o sea, esta semana... averigüé que existías, e hice algún trabajo detectivesco. ―Con vampiros. Y cierto libro oscuro encuadernado con piel humana. No, sin química. ―Y te encontré y... no sé. ―En realidad no sabía adonde quería ir a parar con esto. ―Solo quería conocerte y después supongo...

Vampira & No Apreciada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora