Caminaba por un enorme pasillo. Se encontraba solo, no sabía dónde estaba toda la gente. Esa sensación de estar en el lugar equivocado, de estar alejado de los demás, aislado, lo invadió. Se sentía desorientado, necesitaba encontrar una salida, encontrar a todo el mundo.
Miró a su alrededor. A cada uno de sus lados se encontraban las fotografías de todas las generaciones que habían jugado en el equipo de la universidad de Downtown, los Warriors.
Se apresuró hasta la última, corrió hacia el marco del final, que se mostraban los jugadores de aquel año. Jungkook llegó hasta ella, y cuando la cogió, su preocupación fue en aumento. No estaba entre los jugadores.
Una gran puerta apareció ante él, caminó hacia ella y la empujó fuertemente. En el interior habían varias personas, chicos y chicas, con chaquetas, camisetas y gorras de la universidad de Downtown. Le aterraba, ninguno tenía rostro. Aún así sabía que lo observaban, sus vacías caras se dirigían hacia él.
— Eres diferente —sonó una voz.
Jungkook abrió los ojos como platos.
— No eres como nosotros —volvió a decir la voz.
Dio unos pasos atrás, necesitaba salir de allí.
Se agitaba en la cama alterado cuando se despertó de golpe entre fríos sudores. Abrió los ojos al mismo tiempo que se incorporaba asustado en la cama. Al percatarse de que tan solo era un sueño, tomó ligeras bocanadas de aire. Se sentó en la cama y se masajeó el cuello. Su cabeza había dado vueltas alrededor de ese tema cada noche, pero aquello le perjudicó más de lo que pensaba. Estaba más cerca que nunca del día en el que por fin iría a Downtown.
Observó las numerosas cajas que ocupaban el espacio libre de su habitación. Había empacado todo la noche anterior, sus zapatillas, su portátil, y la ropa que no le entraba en su maleta. Aquellas cosas le recordaron que aquel sería su último día en aquella casa. Se marchaba a la universidad.
Era el momento de los cambios, de madurar y de crearse un futuro. El estruendo que provocó la puerta al abrirse de golpe lo sacó de sus cavilaciones.
— ¡Buenos días, señor universitario! —gritó Eunha con una chillona voz.
— ¡Cállate! —contestó Jungkook lanzándole la almohada y cubriéndose con la manta.
Eunha la esquivó a tiempo. Se acercó rápida a la cama y tiró fuertemente de la manta.
— ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo por lo de mañana? —le preguntó con una malvada sonrisa.
— ¡¿Miedo?! ¡Por favor! —exclamó saliendo de la cama y picando en la provocación de su hermana—. ¡Solo me cabrea que me hayas despertado, imbécil!
— Ya, claro... —contestó Eunha poniendo los ojos en blanco mientras Jungkook buscaba por su revuelta habitación una camiseta para bajar a desayunar—. No hubiera entrado en tu apestosa habitación por nada pero... —comenzó a decir Eunha mientras se dirigía a la puerta, al llegar se paró junto al marco, se dio la vuelta y miró a Jungkook sonriendo—. Hay un chico al teléfono esperando a que contestes.
Jungkook dejó inmediatamente su búsqueda de lado y fijó los ojos en Eunha.
— ¿Yoongi...? —preguntó ansioso inconscientemente.
Eunha no contestó, se limitó a reír y salió corriendo.
— Será estúpida... —susurró Jungkook para sí y salió disparado hacia el teléfono.
ESTÁS LEYENDO
bastard
Fanfiction[kookgi - yoonkook] - segundo libro ☆ /𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗶𝗻 𝗳𝗶𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗰𝗿𝗼.