El último día de clase Yoongi llevó a la señora Lee, muchas de las letras que ya había terminado. Estaba bastante impresionada, no se imaginaba que aquel chico fuera un compositor de tal talento. Sus letras no eran tontas rimas que hablaban sobre un tema trivial, eran mucho más que eso. Ahora que leía las canciones, se moría de interés por escucharlas con música.
—¿Podrías traerme una de tus cintas? Me gustaría escucharlas —le pidió ella cuando terminaron de ver todas. Yoongi sonrió y se le escapó una risa.
—Le puedo traer CDs. Creo que las cintas son algo anticuadas para mí — respondió intentando no reír más.
—¿Me estás llamando vieja, Min? —respondió con una ceja levantada, pero con una sonrisa en los labios.
—Solo poco renovada —contestó con una sonrisa encantadora.
—Muy bien, pues dame lo que tengas —dijo levantándose y devolviéndole a Yoongi sus letras. Éste las comenzó a guardar en su mochila—. Y si están tan bien como las letras, me gustaría proponerte algo.
—¿Proponerme algo? —preguntó levantando la vista—. ¿El qué?
—Aún no he escuchado tu música, Min. No te impacientes —dijo con una sonrisa llena de ternura.
—Muy bien, pues... no la veré hasta después de vacaciones, ¿verdad?
—Bueno, yo siempre ando por aquí, así que si me ves, no dudes en dármelo.
—Vale, pero por si no la veo, que tenga unas buenas Navidades, señora Lee —se despidió antes de salir de la clase.
Aquella conversación le había animado bastante, sobre todo porque estaba acostumbrado a que todo lo referente a su vida académica fuera un auténtico chasco. Puede que la universidad no fuera tan mala después de todo, pensó Yoongi. Pero aquel pequeño rayo de luz no eclipsaba la oscuridad que sentía en general. Otra vez volvían a atormentarle sus sentimientos por Jungkook, y después de haberse dejado llevar, veía que lo que sentía por él, que había conseguido ocultar en un rincón de su pecho, comenzaba a aflorar del todo, sin ningún control. Verle era una auténtica tortura, por lo que solo le consolaba que durante las vacaciones de Navidad tendría un descanso del horrible hecho que le suponía ver todos los días a Jeon Jungkook, y no poder decirle lo que le necesitaba. Caminó feliz hasta su habitación porque por fin estaba de vacaciones.
El día que publicaron las notas, Jungkook estaba de los nervios, pero en cuanto las vio, se relajó totalmente. Tenía todo aprobado, incluso Historia, que a pesar de la jugada de Yoongi, consiguió una buena media. La temporada no podía ir mejor, habían bajado a segunda posición, pero remontarían al final de las vacaciones, además seguía siendo la estrella de aquel año, por lo que quitando unas cosas y otras, todo le iba a la perfección.
Iba caminando con Chanyeol hacia los estudios de fotografía de la facultad de Arte, ya que tenían que hacerse una sesión para el equipo, y así ayudar a recaudar fondos para no sé qué hospital, una verdadera lata para Jungkook, si no fuera porque le encantaba la atención, tanto del público, como de las cámaras. Entraron en una sala llena de focos y material fotográfico.
—Por fin, solo faltaban vosotros —les gritó la señora Park al verles—. Señor Jeon, usted vaya a esa habitación, mi fotógrafa ya está esperando.
—Muy bien —Jungkook entró en una sala que había a su derecha, del mismo tamaño que la anterior y con los mismos utensilios.
—Ya era hora de que apareciera mi modelo —dijo una vocecilla saliendo de un cuarto. Era Yeri, que llevaba una cámara en la mano y sus extravagantes vestimentas de siempre.
ESTÁS LEYENDO
bastard
Fanfiction[kookgi - yoonkook] - segundo libro ☆ /𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗶𝗻 𝗳𝗶𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗰𝗿𝗼.