Capítulo 10

625 89 13
                                    

Yoongi se había puesto el despertador a todo volumen para no quedarse dormido. Cuando sonó se levantó de un sobresalto, se incorporó de inmediato y se estiró para desperezarse.

Chanyeol siempre se levantaba temprano para salir a correr, así que estaba solo. Miró por la ventana para ver el tiempo que hacía. Adoraba Seúl, siempre había una temperatura agradable. Buscó unos pantalones por el suelo, pero estaba todo limpio. Pensó que Chanyeol lo habría ordenado, detestaba que Yoongi dejase todo tirado por el suelo.

Miró en su maleta, ya que aún no la había deshecho, pero también estaba vacía, no había ni rastro de su ropa. Buscó bajo la cama, entre las sábanas, pero nada. Abrió el armario con la esperanza de que Chanyeol se lo hubiera colocado, y de nuevo estaba vacío, excepto por una camisa y unos pantalones doblados.

Yoongi agarró la camisa, era una de esas que solía llevar Jungkook y que tanto odiaba Yoongi, solo que aquella era el doble de horrenda, de cuadros marrones y verdes, posiblemente la prenda de vestir más fea que había visto jamás. En el bolsillo había una nota. La desdobló y leyó su interior; "Por cortesía de tu querido Tucán". Yoongi entrecerró los ojos, le había robado toda la ropa y le había dejado únicamente aquella camisa y esos pantalones.

No se había fijado, pero los pantalones eran mucho peores, marrones de pana. No sabía de dónde podría haber sacado Jungkook algo tan horrible, porque estaba seguro que de él no eran. Pensó enseguida en Baekhyun, no pensaba ponerse tal cosa.

Salió al pasillo con sus bóxers nuevos, haciendo que todas las miradas se posaran en él. Llamó enérgicamente a la puerta de Jungkook, pero no hubo respuesta, así que giró el picaporte para poder entrar. Habían cerrado con llave.

—Qué hijo de puta... —dijo Yoongi para sí.

Volvió a su cuarto y abrió el armario de Chanyeol, encontrando que también había sacado su ropa.

—¡Ah! ¡Puto Tucán cabrón! —maldijo Yoongi.

Miró con recelo la ropa que le había dejado Jungkook. No podía seguir faltando a clase. Cogió el pantalón con asco y se lo puso. Le quedaban pesqueros y los calcetines se asomaban por sus tobillos. Intentó que la camisa le quedara lo mejor posible, pero con aquella prenda no podía quedar bien. Buscó sus converses por todos lados, pero tampoco había rastro de ellas, solo de unos feos zapatos de piel, marrones, con cordones.

Yoongi al verlos sintió la extrema necesidad de quemarlos, pero necesitaba zapatos para ir a clase. Resopló fuertemente y se los puso. Solo sería la primera hora, después buscaría a Baekhyun para que le devolviera sus cosas, seguramente estarían en la habitación de Jungkook. Su mochila tampoco estaba, así que cogió sus libros y salió pitando a clase. Parecía un cerebrito recién salido del club de ciencias, solo le faltaban unas gafas y unos tirantes para parecer Steve Urkel.

Caminaba deprisa con el único deseo de meter aquellos zapatos en el culo de Jungkook. Entró en clase de francés refunfuñando, cuando se topó de golpe con alguien. Le miró con mala cara.

—¡Mira por donde...! —se calló al reconocer a Yoongi —. Vaya, tú otra vez.

A Yoongi le costó recordar quién era, pero aquella expresión creída le hizo acordarse inmediatamente del tipo de la cafetería. Taeyong le miró de arriba a abajo y sonrió ampliamente.

—Perdona, ¿quién eres? —preguntó Yoongi haciéndose el tonto.

—Lo sabes perfectamente —repuso Taeyong de mala gana.

Yoongi entrecerró los ojos con gesto pensativo.

—Ah sí... ¡Kun! ¿Qué tal te va? ¿Lograste hacer solito tu trabajo? —preguntó con una mirada divertida.

bastardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora