No había despegado aun la vista del suelo. Caminaba sin mirar hacia delante, ni siquiera se molestaba en subir la mirada cuando le saludaban o se acercaban a conversar con él. Cuando llegó a su residencia todo estaba vacío y silencioso, la gente estaba en la fiesta de Yoongi, y los pocos que no habían ido estaban en la biblioteca, estudiando para la última semana, por lo que sabía que en su habitación no habría nadie, y eso era lo que necesitaba.
Abrió la puerta y se sentó en su cama. No había sido consciente hasta ese momento de su respiración entrecortada. Estaba enfadado, hecho una furia, quería golpear algo, debía hacerlo, o sabía que si no podría llorar de rabia. Sentía que en cualquier momento lo haría, pero no quería.
Se levantó y pateó su bolsa aún sin deshacer. ¿Por qué Yoongi era tan estúpido? ¿De verdad prefería a ese estúpido contrato que a sus amigos? ¿Que a él? Hacía justo un año que él casi hizo lo mismo, pero finalmente eligió lo que de verdad le importaba. Pero esta vez no era tan sencillo, aunque Yoongi cambiara de opinión, parecía otro. Él no quería a otro Yoongi, quería al suyo. ¿En qué momento las cosas habían cambiado tanto?
Cuando se disponía a tirar la lámpara de su mesilla, golpearon la puerta.
—¡Lárgate! —exclamó a quien estaba al otro lado.
Aun así abrieron la puerta, y Yeri se asomó por ella.
—¿Puedo pasar? —preguntó a pesar de que ya estaba entrando.
—No —se limitó a contestar Jungkook con tono seco.
—Entraré de todas formas —dijo cerrando la puerta tras de sí—. ¿Estás bien? —preguntó al ver a su alrededor todo roto y desparramado.
—¡¿Bien?! ¡¿Tengo pinta de estar bien?! —le espetó lleno de furia.
Yeri entrecerró sus ojos.
—No hace falta que me hables así.
—¡Todo esto es culpa tuya! —la acusó de repente.
—¿Mía? ¡Yo no obligué a Min a convertirse en esto, Jungkook! —exclamó ella molesta.
Jungkook la fulminó con la mirada, pero enseguida la bajó avergonzado, en eso tenía razón. No podía pagarlo con ella.
—Todo esto es una mierda... —dijo derrumbándose en la cama y cubriéndose la cara. Yeri se acuclilló frente a él y le agarró las manos para apartárselas—. He sido un idiota. Me esforcé tanto en cambiar, en ser mejor... —las palabras salían de su boca sin parar. Odiaba compartir lo que pensaba con la gente, odiaba mostrarse débil, sin embargo con Yeri sentía que podía hacerlo—. ¿Y para qué? Al final, cuando tocaba elegir, él no me escogió a mí.
—Es un egoísta —intervino Yeri.
—Lo más insoportable es que él no era así... Esa Suran... —frunció el ceño de pronto recordándola, sobre todo en ese momento, que debía estar con una sonrisa triunfante.
—Jungkook, Suran nunca le ha obligado a nada, él siempre ha sido libre de escoger —contestó Yeri.
Abrió la boca para defender a Yoongi, pero eso era lo que llevaba haciendo todo ese tiempo, y ya vio lo equivocado que estaba.
—Sí... Puede que ese haya sido mi error, pensar que él no era el culpable —dijo finalmente con pesar.
Yeri le agarró con más fuerza de las manos, aquel era su momento, debía arriesgar todo.
—Jungkook, ya sé que le quieres —dijo de pronto y se quedó callada esperando la reacción de Jungkook, que no fue de sorpresa o de asombro. Simplemente bajó la vista como aceptando la realidad. Ella resopló y siguió hablando—. Pero debes dejarle ir, él lo ha decidido así, y no puedes seguir queriendo a alguien que ya no es la misma persona de la que te enamoraste una vez.
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bastard
Fanfiction[kookgi - yoonkook] - segundo libro ☆ /𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗶𝗻 𝗳𝗶𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗰𝗿𝗼.