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— No vas a cenar, pequeño? — pregunto preocupada la mamá del pecoso.

El cuál le negó con la cabeza y por consiguiente levanto uno que otro dedo en diferentes posiciones y cerro su puño una que otra vez.

Para darle a entender a su madre que quería dormir temprano, con un suspiro ella se retiró de la habitación de Izuku.

Odiaba, odiaba el hecho de tener que depender de la gente para estar a salvo, odiaba no poder gritar y expresarse, el desde pequeño se privó de hablar porque a la edad de nueve apenas podía decir "mamá" y una que otras cosas muy básicas.

Recibiendo así burlas y comenzando su infierno, por lo que Izuku prefirió no volver a emitir ni un sonido en lo que va de esa edad hasta sus actuales casi dieciocho años.

Lo cuál consecuentemente dejó al peliverde con mutismo selectivo.

Y todo empeoró para el cuando a sus trece años se presentó su género siendo así un omega.

Se encontraba sollozando en su habitación, no podía dormir, ya le sorprendía que nadie hubiera intentado hacerle algo.

Recordó el fin de semana y por lo sucedido aquella vez se comenzó a sentir más inútil.

Mi asqueroso celo, pensó Izuku.

Siempre que se acordaba que Katsuki le había ayudado a sacarlo de esa fiesta en su estado le hacía sentir una esperanza de que gente buena existía, pues no se aprovechó de él.

Normalmente cuando el omega tiene su ya conocido celo no recuerda lo que hace al día siguiente. Eso preocupaba más a el pecoso pues no volvió a hablar del tema con el alfa.

El pelicenizo ya le había ayudado mucho, solo le estaba causando problemas, pensó para sus adentros Izuku.

¿Estás?

Sonó su celular, mensaje provieniente de el pelicenizo.

"Iba a dormir un poco."

Respondió Izuku.

De acuerdo, que no se te olvide que mañana estudiaremos juntos, nerd.

El pecoso sonrió.

"Sip, nos vemos entonces, kacchan."

Y sin saber si el alfa le respondió se quedó dormido profundamente.

・・・


— Lo bueno que fue solo por hoy — comenzó a hablar su amigo.

— Supongo — contestó sin mucha atención.

— Al parecer Kisaki y Henma fueron suspendidos por una semana, se presentarán hasta exámenes — termino de decir Kirishima.

El pelicenizo se encontraba en su celular.

— ¿A qué le prestas tanta atención? — El pelirrojo le arrebato el celular.

Estaba por recibir un golpe por parte de Katsuki lo sabía pero el chisme es chisme.

— ¿Deku? Oh, Izuku? — dijo sorprendido el pelirrojo mientras se sobaba el hombro por el golpe recibido.

— No es de tu incumbencia, imbecil — refutó y le quitó el celular.
— Me voy — subió a su moto dejando a su amigo en aquella parada de autobuses.

El sonido de las llaves resonó por el pasillo de aquel edificio, entro por fin a su departamento, encendió luces, tomo una cerveza que previamente tenía guardada en el refrigerador.

Se deshizo de su chaqueta y se recostó en el sofá.

Por fin un momento de paz, pensó.

Desde que aquel omega peliverde estaba más y más involucrado en su vida todo se volvía más interesante e incluso sus días son más movidos.

No lo podía negar, tenía curiosidad, quería conocer más a el pecoso, claro que el pelicenizo se sentía muy opuesto a el.

El alfa siendo tan alto que el omega apenas le llegaba al hombro y no solo eso tanto en personalidad y vestimenta era muy clara la diferencia.

SILENT   ◡   KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora