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Le dolía levemente la cabeza, bostezo y se levantó de su cama.

— Cuéntame lo que pasó ayer — habló Denki que estaba recargado en una pared de aquella habitación.

El peliverde se quedó confundido, ¿Qué era de lo que hablaba su amigo?, como si hubiera hecho algo malo.

— Intenta recordar, pequeño seductor — río levemente su amigo.

Imposible, solo fue un sueño, solo lo soñó eso no pudo haber pasado, el pecoso tapo su boca  y miro algo abrumado a su amigo.

— Parece que recordaste, cuéntame — pronunció el de pelo amarillo, pues el chisme era lo suyo.

El omega un poco tímido tomó su celular y solo escribió un poco.

mi primer beso.

Mierda, ese alfa te beso, eh — musitó Denki.
— Enserio se controló para no hacerte nada más, cuanto aguante — terminó de decir con un gesto sorprendido.

No recuerdo mucho de lo que pasó, solo que nos llegamos a besar y ya. Escribió.

— A veces es mejor mientras menos sabes, amigo mío — espetó y se dirigió a la puerta. — Ya que estás bien, baja y prepárate para volver que el camino no es corto, también deberías agradecerle a ese pedazo alfa que no te hizo nada y eso, bueno te veo abajo con los demás — dijo y cerro la puerta dejándolo.

Su cabeza daba vueltas, estaba un poco mareado sentía un leve olor que provocaba eso.

¿Una playera? Al tomarla y olerla inmediatamente supo a quién pertenecía, por milésima vez suspiro, debía admitirlo era muy agradable aquel aroma.
El omega procedió a entrar al baño se miró en el gran espejo, su cabello estaba desaliñado, no tenía la parte de abajo de su pijama dando vista a su lencería.

Con todas sus fuerzas deseo que el alfa no hubiera alcanzado a mirarlo con eso puesto. Pues justo como lo ya mencionado, debajo  de aquella ropa tan holgada y oversized que el omega portaba se encontraba su muy detallada lencería, tal vez a primera vista no se veía nada agraciado con la ropa holgada, pero a él le gustaba mirarse a así mismo con aquellas prendas, apesar de que nadie las viera, claro.

Después de tratar de quitar aquellos pensamientos pesimistas de su cabeza se dio una ducha, al salir se colocó un pants junto con una simple playera, recogió un poco de la habitación, guardo y acomodó sus cosas, llevando su pequeña maleta lista, agarró su celular con poca batería y salió del cuarto. Al estar en la recepción del hotel con todos como siempre fue saludado, recibiendo los buenos días. Notó la mirada presente del alfa pelicenizo, el pecoso se acercó a él.

Le entrego la ya mencionada playera que el alfa dejo en su habitación. El peliverde no podía mirar directamente a los ojos a Katsuki, le era imposible, incluso estaba cuestionando si podría volver hacerlo. El pelicenizo tomó la playera y se inmutó de hacer alguna reacción o decir algo. Si, el ambiente estaba más que tenso entre ellos, y de lejos Denki lo notó y se burló levemente de la situación de su amigo.

Ya todos listos en los asientos predeterminados comenzaron el regreso a casa. Izuku estaba más que tenso sentado en las piernas del alfa.

— ¿Te incómodo mucho? — hablo el pelicenizo cerca del oído del omega, este inmediatamente se sonrojo y negó con la cabeza.

No, no — contesto el omega, un poco alterado.

Katsuki suspiro, pues sabía que el peliverde estaba bastante tenso e inquieto, como un flashback recordó lo que hizo en la noche anterior. Que mierda, no era momento para eso.
El viaje de regreso se sintió más corto que cuando apenas iban llegando. Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando llegaron.

— Muchas gracias, enserio — pronunciaban varios a la madre de Mina.

— No es nada muchachos, espero se la hayan pasado bien — hablo y empezó a tomar maletas para sacar de la cajuela.

— Mina, no me jodas, te voy a extrañar demasiado — habló Jiro, mientras la abrazaba.

— Todos lo haremos, te extrañaremos — hablo ahora Denki con una leve sonrisa.

— Ya no me digan esas cosas, me pongo sentimental — dijo riendo mientras iba abrazando a todos de uno en uno.

Todos se iban despidiendo, dirigiéndose a su respectivo hogar, pero a el oji esmeralda le faltaba hacer una última cosa.
Miro a la lejanía caminar al pelicenizo, se aproximó a el a paso rápido y le tocó el brazo haciendo a este voltear algo desconsertado.

Gracias — musitó el omega con una pequeña sonrisa nerviosa.

— Perdón, no debí estar ahí — habló devuelta Katsuki.

Nada malo, todo bien — dijo en un tono un poco más bajo el peliverde, le costaba hablar con frases más largas.

Para la "suerte" del alfa parecía ser que el pecoso no recordaba los besos que intercambiaron y todo lo demás, así que se limitó a sonreír levemente.
Era inevitable, el alfa de Katsuki estaba feliz, cada vez que compartía tiempo con el peliverde, era tan cálido.

— ¿Bakugou vienes? — se escuchó el estruendo de motores de varias motos con varios alfas y omegas detrás sujetadas de estos.

— Por supuesto, inútil — dijo subiendo a una moto que le fue entregada y casi en un parpadeo una omega se encontraba sentada detrás de él, abrazándolo por la cintura.
— Hasta luego — habló el pelicenizo para el omega y se retiró con toda la ya vista pandilla.

Y una vez más el corazón del pecoso se estrujó, sin más que hacer comenzó a caminar rumbo a casa.

Por otra parte el alfa miraba por el retrovisor al omega caminando, le parecía imposible el hecho de que el peliverde estuviera interesado en él, pues aquella noche quien estuvo correspondiendo era su omega, su instinto, no el mismo Izuku.
Sin embargo, el omega estaba soltero, ¿no? Pensó para sus adentros.

¿Cortejarlo era una opción acaso? Después de todo lo que pasó el pecoso parecía incómodo alrededor de la presencia de él, según Katsuki.

Así acabo aquella tarde, ambos con un pensamiento pesimista y completamente contrario a la verdad.

SILENT   ◡   KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora