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La tarde pasó volando, después de tanto tiempo en aquel mar cristalino pasaron a reunirse en el dormitorio de Denki y Kirishima, para jugar el famoso juego de la botella, un clásico.

— Bueno pero si el individuo tiene pareja no cuenta — se quejó Uraraka.

— De acuerdo — mencionó Mina.

Izuku no se encontraba ahí, estaba en su balcón, sintiendo el viento rozar por su cara y cabello, era tan relajante, miraba el cielo y no había muchas estrellas así que dirigió su mirada a la luna, parecía que hoy era luna llena pues su brillo y forma era pura.

— Hey — escuchó repentinamente, a lo que el omega dio un brinco de susto y miró el balcón de la habitación de al lado.

H-hola — habló con su pequeño hilo de voz.

— Pensé que estabas con los demás, pero veo que estás admirando la luna — espetó Katsuki y el peliverde solo asintió.

— La luna está preciosa hoy — dijo el pelicenizo sin pensar.

Izuku se quedó atónito, era lo que pensaba? No, imposible seguro al alfa se le escapó por decirlo sin pensar; sin embargo, el omega se encontraba sonrojado a más no poder.

El omega hizo una reverencia como despedida para el alfa y se metió rápidamente su habitación, Katsuki se quedó confundido.

Todo el día lo estuvo evitando y ahora es más que notorio, el omega no estaba cumpliendo con el pago de aquel tatuaje.
Ahora mismo se encontraba tocando la puerta de la habitación perteneciente al chico peliverde, el cuál después de unos minutos abrió.

— ¿Puedo pasar? Quiero hablar — habló el pelicenizo, el omega abrió la puerta dándole espacio al alfa a pasar, el cual se sentó en la cama y suspiró.

— ¿Por qué me evitas? — Fue directo al grano.

Izuku se tensó y bajo la mirada, iba a ser ridículo decirle algo como que porque una omega estaba alrededor de el todo el día, sonaría a celos y lo eran, malditamente lo eran, pero no quería hacerlo notar.
Se tenso más al ver como el alfa se acercaba a él sin intensiones de detenerse, el pecoso dió pasos atrás, hasta que el territorio terminó y quedó aprisionado a la pared. El pelicenizo posó su mano en esta.

— No estás cumpliendo con lo prometido — musitó el alfa.

Su corazón estaba acelerado, estaba tratando de calmarse, alzó la mirada y se encontró con los ojos carmesí de Katsuki, no le ayudo mucho pues sentía que su corazón salía de su pecho.

Um — comenzó a dudar en hablar, la cercanía no le ayudaba, no era incómodo, pero la maldita cercanía sentía que lo delataba.

En ese momento Katsuki analizaba al omega, acorralado entre la pared y su propio torso, cuando el omega alzó la mirada notó sus ojos esmeralda, brillantes y algo grandes, analizó toda su cara, sus pecas y su tersa piel, ¿Será suave?, se preguntó internamente el alfa.
Sin previo aviso posó su mano en la mejilla del omega, lo confirmó, era tan suave.

Izuku se tensó un poco pero disfruto la pequeña caricia, su omega reaccionó y sin tiempo para darse cuenta algo de su aroma natural se expuso. Lo cuál lo espantó y empujó levemente al alfa.

El pelicenizo retrocedió.

— ¿Estás bien? — preguntó algo preocupado.

El omega estaba a nada de entrar en pánico, se dirigió a su mesa de noche y no encontró sus supresores ni sus inhibidores, estaba que casi se le salían las lágrimas.
¿Por qué? ¿Por qué siempre que estaba con Katsuki su celo se presentaba?, no quería volver a pasar por algo tan vergonzoso. Sentía la mirada del alfa pero el pecoso se centraba en buscar las pastillas o aunque fuera el aerosol que eliminaba su olor natural. Se movía de un lugar a otro dentro de la habitación.

Cuando derrepente dejo de hacerlo, pues sintió su parte trasera comenzar a humedecerse. Sus piernas iban perdiendo fuerza y una ola de calor lo ahogó.

El pelicenizo se quedó atónito pues no era una escena tan nueva, lo mismo ya había pasado en aquella fiesta, pero ahora era un problema pues no podía dejarlo a su libertad en este lugar donde no es su hogar o un lugar conocido. Estaba en trance pensando y analizando la situación, se movió y comenzó a buscar entre las cosas del omega, no era momento de preguntar si podía mirar pues era una emergencia. Donde mierda podrían estar esos malditos supresores en momentos como este.

El aroma del omega era embriagador, quería salir de ahí, sabía que si se intensificaba no iba a acabar bien el asunto.

Mgh~ —  se escuchó un leve gemido, el pelicenizo inmediatamente volteó.

Por la puta madre, pensó, el omega estaba en la cama quitando su pijama, la mirada carmesí del alfa se oscureció al ver la ropa interior del omega, joder, era encaje negro, listones llegaban hasta sus muslos y se notaba como estos ya estaban algo humedecidos.
El omega miraba al pelicenizo suplicante, con poca fuerza se levantó de la cama y se dirigió a el, restregandose en el pecho del ya mencionado, para después dirigirle la mirada.

Katsuki trago duro al darse cuenta de todo lo que en unos pocos minutos había pasado, pero por lo más importante. Quería a ese omega, lo quería como suyo, era suyo.
Y sin intentar demás lo besó, a lo cual el omega correspondido totalmente.

Si bien el alfa sabía que Izuku no era el de ahora sí no su parte omega el que le respondía. Los besos seguían, ahora se encontraban en la cama, el omega a horcajadas de el alfa. El pelicenizo notó el vaivén que el pecoso comenzaba a realizar, tratando de frotar su ya creciente erección con la del alfa y con la poca cordura que le quedaba lo alejó, haciendo que este chillara levemente. Se quitó la camisa que llevaba y la dejó en la cama para después inmediatamente salir de la habitación y dirigirse a la suya.

Después de eso llamó a Denki diciéndole lo sucedido, así que no se preocupó de que el se encargaría de ayudar a su amigo.

Estaba duro, no iba a tocarse pensando en el omega.

O tal vez.

Desabrochó su pantalón y cubriendo sus ojos con su antebrazo comenzó a tocarse, ya había estado en abstinencia por dos meses aproximadamente, estar atento en los exámenes y esas mierdas no le había dado tiempo de ir a disfrutar con sus amigos a algún antro u fiesta.

Pero ahora lo que se imaginaba mientras se masturbaba era diferente, nada más que aquel omega pidiendo por él, besando cada parte de su cuerpo, básicamente haciéndolo suyo. Llegó así al clímax.

Después de lo hecho se arrepintió, pero no lo iba a negar, valió la pena.

SILENT   ◡   KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora