CAPITULO 3

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Christian

¿A ésta mujer que le sucede?  ¿Cómo se atreve a hablarme de esa manera y burlarse de mí?

Sólo me provoca ponerla sobre mis piernas y calentarle esa suave piel blanca y follarla duro luego de unos buenos azotes.

¿Pero qué dices Grey?  Se supone que es tu hermana…  ¿Y que diría tu madre?  Ese sólo pensamiento me calma un poco, pero sí se las tengo que cobrar, me las va a pagar esa niñita insolente.

Termino de trabajar con mucha dificultad y dejo algunos pendientes para el día siguiente.  De sólo pensar en esa boquita me desconcentro y eso me disgusta realmente. 

Voy a mi habitación y me desvisto rápidamente antes de entrar al baño, a pasar ésta calentura con una buena ducha fría.  Pero mis esfuerzos se ven truncados cuando lo único que veo al cerrar los ojos, es ese profundo azul lleno de brillo que hay en su mirada, pienso en la manera en cómo me habló Anastasia y me pongo duro sin problema, mi polla responde a su insolencia, me provoca castigarla y marcar esa inocente piel con un cinturón para que no pueda sentarse por una semana, introducir mis dedos en su sexo, sentirla mojada y escucharla gemir de placer por mi atención, luego follarla duro castigándola para que aprenda a controlar esa lengua viperina.  Esa lengua que se mueve suavemente en esa boquita tan sexy que provoca invadirla también. 

Pensando en esa mujer tomo mi polla en la mano y muevo mi mano aferrándome más buscando mi final deseado.  Ya no hay vuelta atrás, no cuando vuelve a mi mente y mis piernas tiemblas por la necesidad.  Suelto un gruñido desesperado cuando me corro y suspiro apoyándome a los azulejos de mi baño y veo como mi semilla rueda hacia el desagüe. 

Parezco un maldito adolescente. 

Joder, ¿qué me está pasando?  

Yo no suelo ser así de impulsivo y tiene que ser precisamente con mi "hermanita”.

Salgo del cuarto de baño y me cambio percatándome de que la inquietud aún no me abandona.  Quiero verla y no quiero que salga con nadie.  No sé por qué me siento así, pero no puedo evitar ésta atracción.  

Y siendo realistas, ella no es mi hermana, nunca la veré como tal, no creció conmigo y nunca la había visto hasta hoy, el día de su cumpleaños número dieciocho no cuenta. 

Subo a su habitación para ver que está haciendo, pero no la encuentro.  Cuando voy de regreso para preguntarle a Taylor, escucho que empieza a sonar música en mi cuarto de juegos, ¿será que entró?  No creo que sea tan estúpida como para hacer algo semejante.  Joder, esto me puede traer muchos problemas.  A penas y la conozco, no puedo permitir que mi secreto salga de estas cuatro paredes.

Esta mujer me está jodiendo en más de un sentido y eso no es bueno.  Lo mejor será enviarla a un hotel luego de hacerle firmar para que mantenga esa linda boquita cerrada.  

Saco mi llave y entro, pero no puedo creer lo que veo... 

Está acostada en la cama con dosel, con los tobillos atados a ésta, los ojos vendados moviéndose al ritmo de la música que es un jazz jodidamente sexy.

Qué cajita de sorpresa eres "hermanita".

Lleva unos pantalones cortos negros que no dejan mucho a la imaginación, enseñando esas largas, fuertes y torneadas piernas que tanto me distrajeron esta tarde en mi oficina.

Entro y cierro la puerta suavemente y me acerco con tranquilidad admirando la vista que me ofrece.  Todavía no se ha percatado de mi presencia, así que me subo rápidamente a la cama y quedo sobre ella a horcajadas.  Tomo sus manos cuando da un pequeño grito e intenta levantarse, y las pongo sobre su cabeza antes de que puedo reaccionar.  Me pierdo en la fabulosa vista que me ofrecen sus perfectos pechos que suben y bajan de manera agitada por su frenética respiración, su blusa ajustada muestra sus deliciosas curvas y unos zapatos de tacón alto que la hacen ver como una diosa.

Solo la oigo jadear y siento su aliento en mi rostro que envía descargas eléctricas hasta mi entrepierna, pero no dice nada y eso me complace, ni siquiera intenta apartarme.  Me cierno sobre ella y paso mi lengua por el lóbulo de su oreja y la oigo gemir.  Delicioso sonido que inunda mis oídos y que me invita a seguir con mi exploración.

¿Pero que estoy haciendo?  No me quiero detener, me atrae demasiado y me siento hechizado en este preciso momento. 

No creo que alcance a ir por un acuerdo de confidencialidad, después se lo haré firmar. 

Aquí está mi castigo para ti, nena.

Paso mi mano por su pecho izquierdo que encaja perfectamente en mi mano, lo masajeo y siento como se endurecen sus pezones bajo su ligera blusa, sigo bajando hasta llegar a su sexo y masajeo sobre el pantalón haciendo suaves, pero profundos movimientos en su punto, la oigo gemir de placer y veo que le gusta, subo mi mano por dentro de su blusa y me pide que siga abajo.  Lo cual me hace reír.

⎯Oh, no nena.  Este es tu castigo ⎯le susurro y se tensa, pero no me aparta.  He notado que le gusta jugar.  Su manera de provocarme, no es más que un juego para ella.  Pues ha llegado mi turno de jugar y sé que este le gustará.

⎯Por favor ⎯gime.  De sólo escucharla me enciende aún más.

Sigo subiendo rozando su piel bajo su blusa y me complazco al sentir la suavidad de su piel.  Subo la blusa sobre sus pechos y trato de controlas mi respiración al ver que lleva un sujetador negro de encajes muy sexy y provocativo.  Bajo las copas del sujetador y libero sus pechos dejando ver esos pezones rosados y endurecidos por mi atención, me tiendo hacia ellos y disfruto del calor de su cuerpo envolviéndome.  Su pelvis busca alivio y la gratifico presionándome de manera placentera contra su centro, buscando también mi placer.  Paso mi lengua suavemente por sus pezones alternando de uno a otro aumentando el ritmo.

⎯Por favor, Christian. ⎯Escuchar como gime, se retuerce y suplica, me tiene encendido y creo que esto es mejor que imaginármela mientras me auto complazco.  Mil veces mejor.

⎯¿Por favor que, nena?

⎯No aguanto más, por favor ⎯balbucea.

⎯Está bien, nena.  Voy a hacer que te corras así. ⎯Gime con anticipación y mi polla ya duele.  La alivio con la fricción de nuestros cuerpos sin importarme que me esté comportando como un adolescente cachondo.

Ya tendré tiempo de disfrutar mejor.  Me ocuparé de que vuelva y enseñarle lo que realmente me gusta hacer aquí con pequeñas mujeres castañas como ella.

Chupo un pezón suavemente y el otro lo agarro con mis dedos índice y pulgar, la siento retorcerse deseando más y jala de mi cabello pegándome más a ella, deseando liberarse de esta dulce tortura, aumento mi ritmo y bajo mi otra mano a su sexo frotándola con un poco de fuerza, la oigo gritar de placer, liberándose con un orgasmo, se ve tan dulce y sexy.

Es una jodida imagen perfecta que me convence de querer tenerla en esta cama por más tiempo.  Pero tenemos que hablar primero.  Los límites son importantes para mí y necesito que los entienda antes de mostrarle realmente mi mundo.

Me levanto y suelto sus enrojecidos tobillos para masajearlos, destapo sus ojos y le doy un beso en la frente.  Se comportó como una buena niña, aunque estoy seguro que tendré que enseñarle muchas cosas.  La sola idea me complace.

⎯Espero que esto haya satisfecho tu curiosidad. ⎯Finalmente abre esos hipnóticos y ansiosos ojos azules y busca mi mirada⎯. Te espero en mi estudio en diez minutos. ⎯susurro a su oído y doy un lento beso a su cuello que la hace estremecer.

Su reacción calienta mi sangre, pero debo retomar el control y llegar a un punto con ella.  No se asustó con todo lo que hay aquí y eso es, en definitiva, muy bueno para mí.

Realmente no me puedo exponer a que termine contando algo de mi vida personal que he mantenido en secreto por tanto tiempo.  No voy a negar que me ha gustado escucharla gemir y suplicar.  Podría satisfacer toda su curiosidad si me lo permite...  Ya lo hablaremos en un rato.

Con una sonrisa estúpida me dirijo a mi estudio para preparar mis documentos y proteger mi privacidad.  Además de mostrarle a Anastasia lo que realmente implica mi estilo de vida.

Es jodido que me sienta eufórico por este hallazgo.  Una perfecta sumisa como nuevo proyecto, y será sólo mía.

Sé que aceptará.

Mi "Hermana" AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora