CAPITULO 31

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Anastasia

Lía y Mason murieron, y dos años atrás fueron los Morrison. En ese momento me preguntaba, ¿por qué todas las personas que me querían tenían que morir?

No quería volver al orfanato, no quería que me volvieran a adoptar, no quería que nadie más muriera por mi culpa.

Hola, pequeña... —Un hombre se sentó a mi lado en el parque en el que me escondía, pero no contesté. Mi mamá, Carla, me había dicho que no hablara con extraños, y así ella ya no estuviera conmigo sentía que debía obedecerla. Intenté levantarme, pero el señor agarró mi brazo para evitarlo—. Mi nombre es Adam, fui amigo de tu madre, conocí a Carla.

¿De verdad? —Volteé a verlo emocionada.

Claro que sí, pequeña princesa. Eres igual de hermosa que ella, me atrevería a decir que serás aún más hermosa que tu madre cuando crezcas. Tus ojos son hermosos. —Le di una media sonrisa. Habían pasado cinco años de su muerte, pero todavía me dolía y los recordaba. Extrañaba a mi mamá y a Ray—. Me preguntaba, si querías venir a vivir conmigo. Te estuve buscando por mucho tiempo, Anastasia.

No quiero. Todas las casas a donde llegó, todos mueren —dije con lágrimas en mis ojos recordando a mis anteriores padres adoptivos.

No quería que nadie más muriera por mi culpa. Sabía que era mi culpa.

No pasará nada, mi niña. Estarás segura, lo prometo —dijo limpiando mis lágrimas y me forcé a creerle—. Te prometo que te podrás ir cuando tú lo desees.

Pero no te conozco...

Claro que sí. Es solo que eras una bebé, por eso no me recuerdas.

Quería quedarme a dormir otra vez en ese parque, pero hacía demasiado frío esa noche. Confié en sus palabras, en que tal vez, sí decía la verdad. Asentí con algo de temor y recibí su mano.

Viviremos en New York. Te gustará mucho allí.

Caminamos hasta un auto en la calle sin comprender muchas de las cosas que me decía y me subió en la parte de atrás ajustándome con el cinturón de seguridad.

Viajamos toda la noche luego de llevarme a comer algo decente y dormí la mayor parte del camino. Me sentía agotada. Cuando ya era de día llegamos a un edificio muy grande y elegante. Me sorprendí al llegar a esa ciudad, era muy diferente y había personas por todos lados.

Llegamos, Anastasia. Aquí viviremos.

A partir de ese momento todo cambió para mí. Adam me cuidó. Casi nunca estaba en casa, pero me puso una tutora que me enseñaba, nunca salía del apartamento a menos que él me acompañara. Dos años después, por unas cartas que llevó, me enteré que él trabajaba con Steve y me enojé con él. Sentí que me había traicionado. Tenía guardado los diarios de mamá y por eso sabía quién era mi verdadero padre.

Tuve una gran pelea con Adam porque creí que me cuidaba enviado por Steve. Me fui de la casa y estuve varios días rondando. Realmente no me importaba donde estaba, solo quería estar lejos de los que me hacían daño. Conocí a Sarah cuando intenté robar en una tienda y evitó que el dueño me viera. Me llevó a su casa, junto a Michael y a Lucy quienes vivían solos, porque su madre había muerto un año atrás y su padre los abandonó unos meses después. Lucy tenía doce años al igual que yo, Michael tenía catorce, pero se veía mayor por su estatura, y Sarah dieciséis. Ellos robaban para comer y pagar el lugar donde vivían, nadie sabía que no tenían padres que vieran por ellos, de lo contrario, se los hubieran llevado a casas de acogida y tal vez los hubieran separado. Ellos me acogieron y cuidaron de mí, incluso me enseñaron a hacer lo que hacían. Nos metimos en muchos problemas...

Mi "Hermana" AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora