CAPITULO 8

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Christian

Nos sentamos los tres en el salón y Ana se acerca a mi oído.

⎯¿Quieres que me vaya?

⎯No nena, no es necesario.  Ella es solo una amiga ⎯contesto para tranquilizar su expresión confundida y asiente con una hermosa sonrisa que me complace.

Anastasia se sienta a mi lado y sube sus piernas en mi regazo recostándose sobre el brazo del sofá y saca su celular para entretenerse.  Elena se queda perpleja al ver a Anastasia junto a mí, yo sólo disfruto viendo sus gestos de disgusto.

⎯Entonces Elena...  ¿Qué haces aquí?

⎯Sólo he venido a saludarte.  No has contestado ninguna de mis llamadas en varios días.

Fue adrede.  Estoy muy ocupado con Ana estos dos últimos días, como para querer prestar atención a otra cosa.

⎯He estado muy ocupado ⎯contesto con simpleza y restándole importancia.  Porque realmente, no la tiene.

⎯Eso veo ⎯dice sonriéndole a Anastasia que no le presta atención y juega en su teléfono.

⎯Bueno Elena, ya me viste...  ¿Necesitas algo más?

⎯Quería hablar contigo de algunas cosas que nos conciernen. ⎯Sé que se refiere a las sumisas.

⎯Tranquila, puedes hablar delante de Ana.  Ella ya lo sabe ⎯digo sonriéndole a mi chica junto a mí y noto como sonríe también, pero sin mirarme.  Tiene una mirada pícara recordándome lo que hicimos ayer o más bien lo que yo le hice en mi cuarto de juegos y que ambos disfrutamos.

⎯Muy bien, como quieras... ⎯dice tranquila, pero en su mirada se nota lo molesta que está.

⎯¿Ya le tienes una sumisa a mi hermano? ⎯pregunta Anastasia levantando la mirada, fingiendo interés.

Creí que le molestaba el que esté con otras mujeres.  Tampoco es que esté pensando en buscar a otra si ya la tengo a ella.  Estar con ella ha sido mil veces mejor que una sesión en el cuarto de juegos.

Siempre creí que eso era lo único que me podía permitir.

⎯De hecho, quería preguntarle por qué no me había solicitado ninguna. ⎯Corta el contacto visual con Ana y vuelve a mí⎯.  Has estado un largo período de tiempo sin una y creo que ya es hora.

Ese comentario me molesta.  Como si yo fuera un jodido enfermo que necesita azotar y follar para mantenerme cuerdo.  Verdaderamente no está muy lejos de la realidad, pero me puedo manejar.

⎯Te iba a llamar ayer para que me consiguieras una ⎯Confieso⎯, pero surgieron cosas y lo olvidé ⎯concluyo con indiferencia.

⎯¿Entonces quieres que te traiga alguna?  Te la tendría para dentro de una hora, si es tu deseo, querido. ⎯Sé que puede hacerlo.

⎯No Elena, tengo compañía.  No puedo traer sumisas con mi hermanita aquí.

Anastasia intenta levantarse, pero no dejo que baje sus piernas de las mías.  La acerco a mí y le digo al oído que no se vaya y me contesta que sólo quiere ir por algo de vino, así que dejo que se levante.

⎯Voy por algo de beber, ¿se les antoja algo?  ¿Vino blanco, quizás? ⎯pregunta mirando a Elena

⎯Lo que estábamos tomando estará bien para mí, nena ⎯contesto

⎯Bien... ⎯dice sonriendo y se dirige a nuevamente a nuestra visita ⎯¿Elena?

⎯Vino blanco es perfecto, gracias ⎯responde Elena con una de sus mejores sonrisas.

Anastasia asiente y se aleja hacia la cocina contoneando su delicioso cuerpo.  Elena llama mi atención cuando se me acerca.  

⎯¿Ustedes a que están jugando? ⎯pregunta en voz baja.

⎯¿A que te refieres? ⎯Me hago el idiota, pero sé que ella me conoce bastante bien.

⎯Veo como se miran, te gusta la niñita.  ¿Y cómo es que ella sabe de tu estilo de vida? ¿Le propusiste ser tu sumisa?

⎯No te metas en lo que no te importa. ⎯digo con severidad y resoplo cuando se cruza de brazos⎯. Y digamos que fue un poco curiosa.  Eso es todo.

⎯Como tú digas cariño.  ¿Y ya follaron?, digo, es que tienes una actitud que dice, es mi hermana y me encanta coger con ella.

⎯Cállate Elena y no te metas en mis asuntos. ⎯espeto.  No me gusta que opine si no le he preguntado⎯. Sólo nos hemos cogido confianza y la estoy ayudando.  Ella pasó una infancia difícil al igual que yo y la quiero ayudar ⎯digo en tono amenazante.  Ella sabe que no debe meterse en mi vida.

⎯Está bien, querido ⎯dice tranquilamente⎯. Pero sabes que una niña como ella no podrá darte lo que realmente necesitas.  Ella no pertenece a nuestro mundo, Christian.

Anastasia llega con las copas antes de que pueda contestar y Elena se la recibe, da un sorbo y se despide diciendo que tiene cosas pendientes, que sólo quería saber cómo estaba.  Se va y nosotros esperamos el siguiente ascensor para irnos.  No la quiero cerca de Ana.

Una vez estamos en el ascensor, nos atrapa nuevamente esa atracción.  Después de haber estado con ella no creo que sea capaz de resistirme a su cuerpo un largo rato más.  Esta cena será toda una tortura.  Ya la deseo.  La acerco a mí y nos besamos, no creo que me canse nunca de disfrutar de estos labios.  Gime en mi boca y eso hace que se sienta más dura mi erección.  El ascensor se detiene y nos separamos cuando un hombre carraspea y entra sonriendo.

⎯Hola, soy Sebastian ⎯dice ofreciéndole su mano a mi chica.

⎯Hola ⎯Ana recibe su mano.

⎯¿No tienes nombre? ⎯pregunta el sujeto ignorándome, yo pego a Ana aún más a mí.

⎯No tengo ⎯dice con simpleza.  El sujeto va a hablar, pero lo interrumpo.

⎯Apártate de mi chica ⎯Lo amenazo y da un paso atrás.  Imbécil. 

Ana me abraza y me da un beso que con gusto correspondo.  Ella es un gran distractor.

Salimos del edificio ignorando la mirada del imbécil y está Taylor esperándonos, subimos y me dirijo a Ana.

⎯¿Por qué no le dijiste tu nombre? ⎯No es que quiera que se lo diera.

⎯Porque me vio contigo y te ignoró deliberadamente.  No me dio confianza.  Me estaba tratando como a una zorra.

Suelto una carcajada y noto la mirada de Taylor.  No recuerdo la última mujer que me hiciera reír así y con la que pueda relajarme.  Me encanta esta mujer.  Ella sólo sonríe.

Decido cambiar de tema.

⎯¿Cómo hiciste para vencer al tipo que te atacó anoche?

⎯Me sé defender, Christian.  Crecí en la calle, ya te lo dije.

⎯Eso quiero verlo.

⎯Mañana podemos hacer ejercicio juntos.

Tomo su mano y le doy un beso en los nudillos antes de llegar al restaurante y nos dan una mesa al lado de la ventana.  Pasamos una agradable noche, hablando de nuestros gustos, y resulta que le gustan los autos, y los deportes extremos.  Eso no me agrada mucho, poner su vida en peligro no es algo que apruebe.  Por lo demás pasamos una buena velada, besándola, acariciando su suave rostro y sus suaves manos.  Hasta que un flash nos saca de nuestra burbuja.  Malditos paparazzi.  Lo mejor será regresar a casa.

Y como es de esperar, hay fotógrafos y periodistas afuera haciendo estúpidas preguntas sobre mi acompañante y mi sexualidad, por lo menos sale algo bueno de esto, ya dejaran de joder con que si soy gay.  Subimos lo más rápido que podemos al auto.  ¿De dónde saldrá tanto idiota?

⎯¿Qué sucede? ⎯le pregunto al ver que me mira con angustia.

⎯¿Qué van a decir nuestros padres? ⎯Parece asustada.

⎯Estoy seguro de que entenderán.  Somos mayores de edad y no somos hermanos de sangre. ⎯La abrazo para que se tranquilice.  

Sé que le importa mucho la opinión que Grace tenga sobre ella.

Mi "Hermana" AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora