Christian
—¿Quién te ha dicho donde podías encontrarme esta noche? —Veo como se tensa y estrecho mi mirada—. Habla, Susana.
Luego de lo que pasó con Leila, es demasiada coincidencia que ella llegue a mí por casualidad. ¿Tan malditamente estúpido me creen?
—Fue casualidad, amo... —dice dudosa.
—No te creo. Habla ya.
Sé que me miente y siento que la respuesta no me va a gustar.
—Mistress Elena me llamó, amo.
Tenía que ser ella. Maldita bruja no piensa dejarme en paz. No quiero tener nada que ver con ella, lo primero para hacer mañana será cerrar mis negocios con ella y dejarla para que se defienda sola.
Me levanto, tomo el contrato y lo rompo frente a su atenta mirada. Susana me mira asombrada. Necesito una sumisa, pero no soy un idiota con el que estas brujas van a jugar.
Haré todo lo que pueda para saber si Helena ha tenido que ver con el ataque a Anastasia. La mierda de mi pasado me está alcanzando y la única perjudicada es la persona que menos debió salir afectada.
—TAYLOR —grito y Susana se tensa y empieza a pedir perdón. Pero mi guardaespaldas llega inmediatamente—. Sácala de aquí y asegúrate que deje el edificio. Una vez termines, vuelves.
—Sí, señor. —Veo cómo sonríe, pero la oculta como buen profesional—. Acompáñeme, por favor.
Susana me mira y esta vez hay odio en sus ojos. Si, ella creyó que iba a caer por mi debilidad, pero mi debilidad ya no es tener el control de una sumisa. Mi debilidad ahora es mi amor por Ana.
Por más que necesite desahogarme, no volveré a caer en el juego de Elena.
Al no moverse, Taylor la toma del brazo a la fuerza y se la lleva, no sin antes gritarme y decirme lo imbécil que soy.
Como si me importara lo que piense de mí.
Me sirvo un vaso de whiskey y me siento en mi silla apoyando mi cabeza a la silla tomando una profunda respiración. Contemplo la ciudad a mis pies sintiendo aún más el vacío.
¿Tan idiota he sido?
Buscar mujeres y usarlas, siendo un completo ciego, cuando han sido ellas las que me han usado a mí.
Taylor entra y le indico que se siente.
—¿El informe de Ana?
Es lo que más me interesa. Saber lo que pasó con el sujeto con el que salió esta tarde.
—En mi oficina señor, ya lo traigo...
—Espera —hablo antes de que se levante—. Necesito que mantengas vigilada a Elena las veinticuatro horas. Y a Susana también. No me gusta nada que esas dos estén en contacto, además Elena ha estado vigilando mis movimientos. Creo que tienen que ver con el incidente de hace un mes.
Taylor asiente preocupado y asiente antes de salir del estudio.
Un minuto después tengo el informe de los guardaespaldas. El sujeto, quien resulta llamarse William, solo la acompañó hasta el auto donde la recogió su chofer de siempre. Llegó a su casa sana y salva, donde la esperaban todos sus amigos y no han salido desde entonces. Me deja tranquilo saber que está en su casa, protegida y a salvo. Mi hermosa niña.
Guardo el informe, pero antes saco la última foto que le han tomado a mi Ana. Se ve hermosa con su falda de tubo gris, blusa blanca y americana gris a juego, se ve muy profesional. No puedo ver bien su rostro con esos lentes oscuros, extraño ver sus ojos.
He tenido que ocuparme de algunos paparazzi que andan detrás de ella para que dé alguna declaración sobre nuestra separación. Como si les importara de verdad lo que pase en nuestras vidas.
Termino mi tercer vaso de whiskey y me voy a mi habitación a dormir, ya casi es media noche y necesito descansar así sea un poco, para una reunión importante que tengo a primera hora. Más trabajo que hago solo para no salir corriendo.
Antes de ir a mi habitación subo a la que era de ella y que estuve a punto de dársela a Susana. Sus cosas todavía están aquí y aún no entiendo por qué no he tenido el valor de enviárselas, tal vez porque eso significaría sacarla de mi vida definitivamente y no estoy preparado aun para eso.
Paso mis manos por sus vestidos, sus perfumes, su almohada que ya ha perdido su olor...
No he tenido el valor de verla a la cara, incluso he rechazado las invitaciones de mi madre a comer sólo para no verla. Aún Elliot, no me ha vuelto a llamar ni a visitar, debe estar odiándome por lo que le he hecho a Ana.
Sacudo mi cabeza y salgo de allí tratando de poner mi cabeza en su lugar. Necesito control.
Voy a mi habitación y guardo la foto en el cajón de mi mesita de noche, junto a las otras que le han tomado durante el último mes.
Sueño con ojos azules sin brillo, un cuerpo inerte en el frío suelo, yo gritando por la impotencia de no poderla salvar...
—Ana...
Taylor
No sé por qué mi jefe es un completo imbécil cobarde de mierda. Si extraña tanto a la señorita Anastasia, ¿por qué no la busca? ¿Que habrá pasado para que tomara distancia de esta manera?
Lo único que sé es que le gusta sufrir. Sus pesadillas son cada vez peores, es realmente perturbador y frustrante, y, su mal genio es peor de lo que era antes de que apareciera la señorita Ana en su vida. Gail sufre al verlo así, lo aprecia mucho, aunque el muy imbécil no se lo merezca.
Cuando me dijo que venía una nueva sumisa, sentí que mi sangre hervía, estuve tentado a renunciar luego de romper su jodida cara bonita. ¿Para qué mierdas me esfuerzo protegiéndolo si él mismo es el que se está destruyendo?
Gail también se enojó cuando se lo dije, pero ella insiste en que es un buen hombre que sólo necesita ayuda, alguien que le dé un empujón para que se decida a buscar y recuperar a su mujer. Ni loco me meto yo en eso, si es que fue eso lo que estuvo insinuando Gail.
Sé que pudo haberle dolido el ver a la mujer que ama junto a otro hombre. De haber sido yo, la hubiera buscado y le hubiera sacado la mierda a ese sujeto. Pero eso no le da razón para haber buscado a una de esas mujeres que les gusta que las golpeen.
Cuando llegó Susana, tenía una cara de satisfacción, como si hubiera corrido una gran maratón y estuviera subiendo al podio para recibir su gran premio. No entiendo cómo es que estas niñas les gusta que mi jefe les haga lo que les hace. Ellas están más locas que mi ya desequilibrado jefe.
Me preocuparon las palabras de esa loca, ¿que no se cansará hasta verlo humillado?
Me preocupe aún más cuando Grey me pidió que la vigilara al igual que a la pedófila mejor conocida como la señora Lincoln. Lo bueno de todo es que ha abierto los ojos con respecto a esa señora, y estoy seguro que fue gracias a la señorita Ana. Descubriré a esas dos brujas y si es cierto que ellas tuvieron que ver con ese disparo, no habrá nada que puedan hacer para librarse de esto.
Definitivamente la señorita Ana es un ángel y estoy seguro que sólo ella puede sacar a mi trastornado jefe de su miseria.
Cualquiera que escuche mis pensamientos creería que odio a mi jefe, tantos adjetivos negativos hacia su persona... Pero se los ha ganado.
Me voy a descansar al lado de mi amada Gail, con la tranquilidad de que mi jefe al final no está azotando a nadie en su famoso cuarto de juegos.
Todavía hay esperanzas para él, o por lo menos, eso es lo que quiero yo creer.
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Mi "Hermana" Anastasia
FanfictionAnastasia es una chica huérfana, quien fue adoptada por los Grey, pero su pasado la ha hecho una persona cerrada para tratar de proteger a las personas que la rodean. Christian llegara a su vida para abrir su corazón, pero la confianza juega un pap...