CAPÍTULO 38

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Anastasia

Al levantarnos por la mañana y luego de un relajante sueño, nos dirigimos al hospital donde está Sarah. Desayuné rápido para no darle tiempo a Christian de retarme y así salir rápido, como si tuviera suficiente tiempo. Michael saldrá más tarde hacia allá, parece que se ha entretenido un poco con Mia, por lo menos las risas que escuché me dijeron eso. He preferido no decirle eso a Christian, no vaya a terminar espantándoles el polvo a ese par.

Al llegar, Ethan ya está en la sala de espera aguardando por el doctor.

—Han llegado temprano.

Mamá se acerca a nosotros y me duele verla con esas oscuras sombras bajo sus lindos ojos. La abrazo con fuerza agradeciéndole todo lo que está haciendo y beso su mejilla.

—Ya deberías ir a descansar, mamá.

—Claro que no, hija. Esperaré a que Sarah despierte.

—Nada de eso. —Se había demorado en tomar el mando—. Taylor te llevará a casa. Nosotros estaremos al pendiente y los mantendremos al tanto.

Si lugar réplicas, Christian hace que mamá se dé por vencida y se despide de nosotros después de contarnos como pasó Sarah la noche. Al parecer estuvo tranquila, sus signos vitales estuvieron estables y todavía no da señas de querer despertar.

Ethan queda tranquilo y nos sentamos en la sala a esperar a que el doctor nos permita verla finalmente.

—No dormiste, ¿cierto?

Ethan niega cabizbajo.

—Como voy a poder descansar tranquilo sabiéndola ahí, postrada en una cama.

—Lo siento.

—Claro que no. No es tu culpa. Sarah conoce los riesgos de su trabajo y sabes que esta vida es lo que a ella le gusta. —Sonríe con pesar sabiendo que no me equivoco—. La obligaré a dejarlo. No sabes lo horrible que es tener que vivir con la incertidumbre de no saber si mi mujer llegará a dormir o si estará viva.

—Lo sé. Te apoyaré en eso. Ya es la cuarta vez que le practican una cirugía y estoy segura de que ésta ha sido la peor.

Christian se acerca y se sienta a mi lado. Empieza a hablar con Ethan sobre negocios y veo a mi amigo más relajado. Él ha sufrido mucho por el arriesgado estilo de vida que Sarah ha decidido llevar, pero sé que la ama.

Pasamos la mañana algo aburridos y convenzo a Christian para que vaya a trabajar, no quiero que descuide sus cosas y Sarah ya está mejor. El doctor nos dice que aún no ha despertado, pero le están practicando unos exámenes para luego pasarla a una habitación y nos avisarán para poder pasar a verla.

Cuando ya se acerca el medio día, por fin aparece Michael. Dice que ha dejado a Mia en su casa y que ella vendrá más tarde. Llegan también Kate y Elliot.

—¿Y vas a contar que te traes con Mia? —le pregunto.

—No sé de qué hablas.

Su estúpida sonrisa lo delata y no me queda más que reír junto a Kate.

—O nos dices, o una palabra mía hacia Christian te dejará sin cabeza.

Kate me apoya y se cruza de brazos esperando. Reímos al ver el pánico en los ojos de Mike, no puedo creer que piense que soy capaz de hacer algo semejante. Sé que mi novio lo dejaría sin pelotas, literalmente, pero no soy una mala hermana. Por lo menos, no tan mala.

—Ella es la que no quiere decir nada, precisamente por tu novio. Me conoces y sabes que odio tener que esconder las cosas que en verdad me importan. Cuando llegue Christian hablaré con él.

Su seguridad me causa ternura. Ya veremos cuanto le durará.

—Pues suerte con eso —dice Kate y la secundo.

Debemos darle mis condolencias por adelantado. El idiota ríe y amo que sea así de relajado. Siempre se la pasa cantando y es el que más me acompaña en mis locuras. No sabe cuánto lo voy a extrañar cuando Christian acabe con él.

Almorzamos todos juntos en la cafetería y obligamos a Ethan a hacerlo. Me entristece verlo así, yo estaría igual si se tratara de Christian.

Quien, por cierto, no volvió en toda la tarde. Me envió mensajes todo el tiempo, al parecer tenía mucho trabajo acumulado. Más de una semana sin ir a su empresa por estar a mi lado.

A Sarah la pasaron a otra habitación y mi ánimo decayó al verla. Estaba pálida y llena de tubos. Estuvimos un buen rato solo haciéndole compañía y hablábamos tratando de no centrarnos en lo malo. Ethan se ha quedado a pasar la noche, quiere ser lo primero que ella vea al despertar, lo que deseamos sea pronto. La espera nos está matando a todos.

He comprado la cena y voy camino a GEH para comer junto a mi novio, estoy segura de que no lo ha hecho. El lugar está casi solo, de no ser por los de seguridad quienes me saludan. Subo a su piso y también lo encuentro vacío. Me dirijo a su oficina y que suerte que pensé en traer comida para todos.

—Buenas noches —digo un poco alto para llamar la atención de todos, quienes sonríen cuando nuestras miradas se topan.

—Ana.

La primera en reaccionar es Ross.

Saludo a todos y les entrego sus comidas. Barnie y Andrea me lo agradece y por último a mi querido novio quien sonríe viendo lo que hago.

—Muero de hambre —susurra en mi oído cuando hace que me siente en sus piernas.

Y joder, que también me ha dado hambre, pero solo de él.

—Creo que estamos sobrando —dice Ross entre risas—. No hace falta mucho, creo que eso puede esperar hasta mañana.

—No. Terminemos.

Me encanta ese tono autoritario que tiene.

Ross rueda los ojos y río cuando lo escucho gruñir por lo bajo. Luego de diez minutos ya han terminado de trabajar y cenamos los cinco, yo siempre sobre las piernas de Christian. Y luego de media hora de charla y risas por las bromas de Ross, todos se van dejándonos solos. Andrea y Barnie reían, pero no bromeaban a costa de su jefe, aunque si me sorprendió ver cuánto sabia de sus empleados y lo informado que está de la vida personal de cada uno de ellos. "La información es poder" dijo arrogante.

—Ahora mi postre, nena.

Me sube rápidamente a su escritorio y me devora con sus labios mientras me desviste con soltura. Se separa y me observa desde arriba. Quedo acostada y completamente desnuda sobre su escritorio con mis piernas abierta para él. Totalmente expuesta. Siento que me estremezco al ver ese deseo en sus ojos que me mata.

Besa mi cuello lentamente haciéndome suspirar, traza un tortuoso camino bajando por mi cuerpo deteniéndose el tiempo justo en mis pechos y dándoles la misma atención a ambos. Siento mi cuerpo vibrar y juro que estoy por correrme.

Sigue bajando y la necesidad por su toque me está volviendo loca. Lo necesito dentro de mí.

—Christian.

Levanto mis caderas deseando que llegue rápido allí, pero él sólo ríe.

¡Lo odio!

Me vuelvo a quejar y suelto un estruendoso gemido cuando pasa su lengua por mi hinchado y necesitado sexo. Y es peor aún, cuando muerde mi botón, me cabeza quiere estallar. Lame y chupa con fuerza abriendo más mis piernas, mi cuerpo entero suda y necesito mi liberación. Siento su lengua entrar en mí y con un grito de solo placer me dejo llevar por ese glorioso orgasmo.

Cuando por fin logro abrir los ojos, lo veo parado frente a mí. Está perfectamente desnudo y acaricia su longitud provocando que crezca nuevamente esa necesidad por él.

Me sienta y me besa.

—Eres hermosa. Y eres sólo mía.

—Lo soy.

Mi voz es sólo un débil hilo. Vuelve a unir nuestros labios y entra suavemente en mí...

Mi "Hermana" AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora