Capítulo 20: recuerdos infantiles
Una vez que todos estuvimos fuera del coche, pude observar más detenidamente la casa. No era una casa en sí, sino una cabaña, pero tenía un aspecto tan pulido y bien cuidado que costaba creer que estuviera en medio del bosque. Logan vaciló un momento antes de acercarse a la puerta, y después se agachó para levantar una maceta con flores que había en el suelo. Cuando la levantó, vi un destello metálico. Tenía una llave pegada a la parte de abajo.
La cogió y llevó hacia la cerradura, y aunque intentó disimularlo, todos nos dimos cuenta de que le temblaba ligeramente la mano. Abrió la puerta con suavidad y retrocedió unos cuantos pasos. Mientras observaba el interior con curiosidad y un poco de miedo, Abel se acercó y se puso a su lado para hacer lo mismo.
Ian y yo nos miramos. Estaba segura de que él quería interrumpir ese emotivo momento tan poco como yo, pero la curiosidad nos pudo. Nos acercamos lentamente por miedo a sacarlos de su trance, pero parecían tan perdidos dentro de sus propias mentes que ni siquiera dieron signos de haberse percatado.Miré hacia dentro y no me sorprendió para nada lo que vi. Un cuarto de estar elegantemente vestido fue lo primero que nos recibió. Casi todos los muebles y accesorios que vi parecían ser de muchos años atrás, pero estaban tan cuidados que lo más probable era que quien fuera que los había hecho se hubiera esforzado mucho para imitarlo. Todo lo que habría cabido esperar después de ver la fachada por fuera.
En la parte más alejada de la sala había una escalera que subía hacia la planta de arriba, y a la izquierda se entreveía lo que parecía ser una cocina.
Lentamente cruzamos el umbral de la puerta, como si hubiera algo dentro que nos pudiera atacar por irrumpir sin permiso. Cuando entramos pude observar que había una fina capa de polvo por encima de los muebles y el aire tenía ese olor característico de un sitio que lleva mucho tiempo cerrado.
-Bien. ¿Queréis que os contemos un poco sobre la casa?
El tono de Abel era demasiado forzado para ser tan animado como pretendía que lo fuera, pero se notaba a kilómetros de distancia que intentaba hacer esto más fácil; para todo el mundo. Decidí ayudarle.
-Sí, por favor.
-Vamos a ver... Este sitio es el salón o cuarto de estar, como queráis llamarlo, aquí está la televisión, el sofá, y una estantería con libros y muchas fotos que no le interesan a nadie pero que podéis mirar si os gana el aburrimiento. La tele no funciona pero podéis hacer como que sí.
Vi que Ian parecía a punto de hablar, seguramente para hacer un comentario sarcástico sobre lo obvias que eran todas las cosas que había enumerado Abel, pero un disimulado golpe con el brazo fue suficiente para que cogiera la indirecta y cerrara la boca. A todo esto, cabe recalcar que Logan seguía en su mundo. Cuando el silencio incómodo que se había apoderado de la habitación se alargó más de lo debido, seguimos con la explicación.
-Por esa escalera se sube al piso de arriba.
-O se baja al piso de abajo.
Sabía que un golpe no podría mantenerlo callado mucho tiempo. Tendría que haberle dado más fuerte.
-Sí, también se puede mirar de esa forma. Arriba no hay mucho, solo las habitaciones y un par de baños. Por esa puerta de ahí-señaló la puerta entreabierta que había visto antes- está la cocina. Y... creo que ya no hay mucho más que contar. Afuera está el bosque, pero se supone que en esta zona no hay animales peligrosos. Como mucho puede que os encontréis con algún animalillo curioso.
Ninguno sabíamos que hacer a continuación. Abel intentaba disimular las miradas de preocupación que le echaba a Logan, y por lo que pude observar, Ian se sentía tan fuera de lugar como yo.
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Detrás de su sonrisa
Ficción GeneralEn una prisión de máxima seguridad, el bien y el mal se confunden, destinos opuestos se solapan y el amor con el odio se revuelve. Secretos mortales, crímenes olvidados y lazos de sangre que jamás deben salir a la luz se esconden, hambrientos de san...