Capítulo 2: El viaje al pasado
Al día siguiente, nos levantamos mucho antes de que saliera el sol. Tanto, que tuve que oír al menos diez quejas antes de meternos siquiera en el coche.
-¿Por qué es necesario levantarse tan temprano si no nos va a ver nadie?
-Porque tenemos que dejar este sitio lo antes posible. Todavía no estamos fuera de peligro. Lo más seguro es que hayan avisado a tus padres, y es muy probable que se hayan acordado de este sitio.
-Si ni el mismo Sol está despierto todavía. ¿Por qué tenemos que estarlo nosotros?
-Porque el Sol no tiene que huir de nada.
-Es delito ponerse a conducir tan temprano. Me apuesto lo que sea a que quien quiera que conduzca, se va a quedar dormido y vamos a morir todos. Solo por no querer dejarnos dormir un rato más.
-Pues por haber hecho esa brillante observación, te va a tocar conducir a ti.
Así nos pasamos una hora y media discutiendo mientras metíamos todas las cosas que habíamos comprado el día anterior y tratábamos de aparentar que no había habido nadie viviendo allí durante estos últimos días. Mientras Logan y yo lo preparábamos y revisábamos todo, los otros dos nos seguían por donde pasáramos, intentando razonar con nosotros. Cada vez que daban un argumento, o Logan o yo se lo rebatíamos. Al cabo del rato estábamos perfectamente compenetrados y respondíamos una pregunta cada uno. Parecíamos un matrimonio viajando con dos niños pequeños.
-¿Está todo?
-Creo que sí.
-Voy a comprobarlo.
-¿Otra vez?
Él me miró como si estuviera esperando pacientemente a que me diera cuenta de la tontería que había dicho.
Como si no lo conocieras ya.
-Está bien. Ve a ver que no haya rastro de nuestra estancia aquí y yo compruebo que esté todo en el coche.
Asintió con la cabeza y siguió su camino. Mientras yo fui hacia el maletero del coche y comprobé que no nos habíamos dejado nada atrás.
-¿Otra vez? Es la cuarta vez que lo revisas. Pasar tanto tiempo junto a Logan está empezando a tener efectos secundarios. Debería alejarme antes de que me pase a mí también.
Justo lo que había dicho él el día anterior, pero a la inversa.
-Si en algún momento se te ocurre quejarte de que se nos ha olvidado algo tuyo, ten presente que lo más probable es que te tire del coche en marcha.
-Lo tendré en cuenta.
-Bien. Aquí ya está todo.
-Dentro de la cabaña también.
Me di la vuelta para verle la cara a Logan mientras hablábamos.
-¿Has colocado la llave donde la encontramos?
-Sí, en la misma maceta y en el mismo lugar.
-Entonces creo que ya lo hemos hecho todo.
Miró con tristeza hacia el que había sido nuestro hogar durante tres largos días mientras todos los demás nos sentábamos y nos poníamos el cinturón.
Lo esperamos pacientemente sin hablar hasta finalmente entró al coche y se puso el cinturón. Una vez que todos estuvimos listos, Abel puso rumbo a la cuidad.
Al cabo de un rato me aburrí de escuchar todo el rato la misma música antigua y desconocida de la radio, así que la apagué. En el instante en el que cesó el ruido, tres pares de ojos me miraron atentamente esperando a que les dijera algo que explicara el porqué de ese cambio.
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Detrás de su sonrisa
Ficção GeralEn una prisión de máxima seguridad, el bien y el mal se confunden, destinos opuestos se solapan y el amor con el odio se revuelve. Secretos mortales, crímenes olvidados y lazos de sangre que jamás deben salir a la luz se esconden, hambrientos de san...