Victoria Ruffo en el país de las maravillas - parte III

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Parte III. Heriberto Rios Bernal - ¿Jugamos a ser médicos?

Victoria volvió de Estados Unidos en éxtasis, el estreno de la película fue un éxito, ella como villana daba más de sí que la princesa del cuento. Además del impecable vestuario, se entregó en cuerpo y alma a la malvada madrastra, que por supuesto recibió mucha más atención que la pobre princesa. Disney/Pixar querían más, querían una secuela de la película sólo por supuesto, una versión más oscura sólo con Ruffo.

Cuando Victoria entró en su casa de la capital, sólo quería una cosa, dormir, dormir y dormir, la semana en Los Ángeles, fue muy agitada y muy emocionante. Pero lo que no esperaba era que su médico particular la estuviera esperando.

Vic: ¡Oh, doctor, qué buen agarre! - Heriberto la agarró por detrás cuando entró en la habitación.

Heri: Y cómo supiste que era yo y no el otro.

Sólo tú puedes abrazarme así. - se dio la vuelta y le miró con ojos apasionados.

Heri: Creo que estás cansada y necesitas algunos cuidados, así que una vitamina y la cama, esa es mi receta para ti mi reina, ¿qué te parece?

Vic: Un baño relajante en la bañera y tu vitamina y luego tú y yo en la cama, haciendo algo bonito y relajante. - ella le echa los brazos al cuello y Heriberto la suspende por las piernas. - Hmmm creo que alguien te echa de menos aquí.

Heri: Mucho, no sabes cuánto, incluso leyendo sobre las victorias del ajedrez leo para estar hoy aquí contigo.

Vic: ¿Apostar de nuevo?

Heri: En realidad no es una apuesta, ¡jugamos a ver la tendría cuando llegara!

Vic: Hmm, ¡eso me da ideas! ¿Qué tal si jugamos tú y yo, y cada vez que hagamos un movimiento, nos quitamos una prenda? - Le guiña un ojo y sonríe con picardía.

Heri: Me encanta, pero ahora tengo que aplicarte unas vitaminas, vamos quiero darte un buen baño. Tu personaje en la película te está haciendo mala Victoria, estás teniendo pensamientos muy malos.

Vic: ¿Es eso malo?

Heri: Para nada, me encanta, ver una versión mala de ti, porque te conozco y sé que no eres así.

Vic: Venga, deje de hablar y atiéndame pronto doctor, quiero ponerme bien pronto.

Heri: Ven, ¿jugamos a los médicos?

Vic: ¿Lo vas a aplicar muy bien?

Heri: Muy bien, en mi caliente. Aquí mismo. - Metió la mano entre las piernas de ella, tocando su intimidad, que sentía húmeda de lujuria.

Heriberto la llevó al baño, la dejó sentada en el borde de la bañera y comenzó a preparar el baño, dejó aceites esenciales en la bañera y algunas sales de baño, luego miró a su reina y se quitó la ropa poniéndose una bata, luego se acercó a ella y la desnudó.

Heri: Ahora ven mi diosa, métete en el agua.

Vic: ¿Y no vas a entrar conmigo? - la tomó de la mano y la condujo a la bañera sin decir nada, luego se quitó la bata y entró de cara a ella.

Heriberto le lavó y masajeó las piernas, luego la subió a su regazo, y quedaron pegados, sus intimidades se rozaban, haciéndolos excitar aún más, se deseaban mutuamente, Heriberto movió su mano por el cuerpo de Victoria, hasta llegar a donde quería, y sin más preámbulos enterró sus dedos dentro de ella, haciéndola gritar de placer, y gemir fuertemente, se deslizaba dentro y fuera.

Heri: Si quieres que pare sólo tienes que decirlo.

Vic: Ahhhhhhhhhhh por favor no pares, no pares. - Con el pulgar le tocó el clítoris haciendo que se corriera. - Ahhhhhhh Mi doctor caliente.

Heri: Te gusta esa vitamina, ¿no?

Vic: Me encanta. - ella sonrió y sin previo aviso la penetró con fuerza. - Ahhhh, esta vitamina es la que más me gusta. Lo quiero profundo.

Se movió acariciando con fuerza, pero la posición en la que estaban era mala, se levantó y la cogió en su regazo, dejando el suelo todo mojado, la llevó a la cama, hizo que Vicky pusiera las manos en la cama, y luego le pidió que abriera las piernas, y sin más preámbulos la penetró de nuevo, sujetó la cintura de Vicky, que gemía placenteramente con las embestidas de Heriberto, y así fue hasta que ambos se corrieron deliciosamente, querían más.

Victoria se acostó en la cama en medio de ella, entonces Heriberto la besó por todo el cuerpo, los besos hicieron grietas, dejando marcas de amor por todo su cuerpo. Sin más preámbulos entró entre sus piernas y la penetró lenta y suavemente.

Vic: Ahhhhhh me encanta esta vitamina, mi aplicación de vida. Ahhhhh mi Heriberto te quiero mucho.

Heri: Y yo a ti mi reina, y te quiero más. Ahora déjeme ver cómo está mi paciente, necesito saber la dosis correcta de su medicina.

Vic: La dosis correcta es todo tú mi amor, todo tú dentro de mí. Ahora ve a aplicarme tu medicina.

Heriberto rió y volvió a acariciar haciendo que ella se moviera de su sitio, era fuerte pero suave, le encantaba hacer el amor con su reina. Fueron unos cuantos empujones hasta que Victoria se corrió en un fuerte grito de placer, sintiendo que flotaba de placer, aquel hombre era perfecto para ella, como todos los demás, pero él tenía algo especial, se lo hacía muy bien.

Tras alcanzar el vértice del placer se quedaron abrazados, a él siempre le gustaba quedarse así con ella, hasta que el silencio se rompió con la pregunta.

Heri: ¿Vas a su casa?

Vic: Mi amor, no puedo quedarme aquí esta noche, ya lo hemos hablado.

Heri: Pero pensé que nos quedaríamos a jugar al ajedrez, sé que Stephen querrá jugar también pero no me gusta, es un maleducado como el que se queda en tu camerino.

Vic: Heriberto, hicimos un trato, ¿recuerdas? Cuando os traje de vuelta a cada uno de vosotros.

Heri: Lo sé, pero aun así, no me gusta. No sé por qué estoy de acuerdo con él.

Vic: Hum ven aquí mi doctor, tengo una buena medicina para ti ahora, y te gusta. - se quitó la sábana y se puso delante de su miembro y sonrió ......

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