Hacía 15 años que María y Esteban se habían vuelto a casar, sus nietos eran preciosos, pero últimamente algo preocupaba a María.
La relación con su marido estaba en crisis, ella se quedaba demasiado poco en la empresa, y él demasiado tiempo allí, después de una reunión con los miembros del consejo de administración, María y Stephen van a su despacho a hablar.
- ¡No sé qué exiges tanto, María! - dijo, sentado en su silla de presidente de San Roman Enterprises.
- ¿Yo? Estevão, creo que estamos en una crisis, y esta vez creo que será decisiva, no me das atención y cuando cobro soy la bruja mala, cuando quieres atención tengo que estar disponible para conocerte, ¿crees que esto es correcto? - habló como si su matrimonio realmente no tuviera más camino, el divorcio real sería la mejor solución.
- ¡Ya no quiero esto! - dijo en serio, quería cambiar, quería algo nuevo en su vida.
- ¡Ya no lo quiero! - se levantó y se dio la vuelta para marcharse. - Me voy a casa y de ahí me voy a mi casa en Puerto Vallarta, quiero y necesito pensar.
Stephen estaba de espaldas a ella, mirando por la ventana, cuando se volvió y la miró, saliendo de su boca.
- Si te vas, no iré a por ti y lo sabes cuando vuelvas.
- No esperaba menos de ti Stephen, no quiero que te vayas, y cuando vuelva mi abogado se pondrá en contacto con el tuyo y volveré a mi antiguo piso.
Ella se va con los ojos llenos, su deseo era romperle la cara, después de todo lo que habían pasado y vivido estaban dejando que su matrimonio terminara así, Estevão se pasó las manos por el pelo, no quería que todo terminara así.
María subió a su coche y condujo sin rumbo, permaneció en las calles de la ciudad durante más de horas, cuando llegó a su casa fue directamente a su habitación, hizo las maletas, pidió a la criada que empacara sus cosas y luego las enviara a la dirección que le había dado. La muchacha no entendió nada, pero cumplió con lo que la señora había dicho. María le advirtió a Rosa que no volvería a esa casa cuando regresara de su viaje.
- No quiero que avises a mis hijos, ya hablaré con ellos yo misma cuando vuelva, pero ahora quiero estar sola y en paz. - Rosa la miró y vio que estaba llorando, sus ojos rojos e hinchados no lo negaban.
Estevão estaba con el coche delante de su casa, vio cuando Arnaldo metió la maleta en el taxi y luego vio a María subir al coche y salir hacia la calle, sintió que se le rompía el corazón una vez más, la primera vez que se sentía así, era la misma sensación que cuando María le miró el día que la detuvieron y no la creyó y sin más, entonces entregó los papeles del divorcio.
María llegó al aeropuerto, se dirigió al embarque privado, se subió al pequeño jet que la esperaba y partió, se sintió morir de nuevo, pero juró que no sería así.
***
La semana seguía su curso, María estaba fuera, los hijos y los nietos preguntaban por ella y Rosa, Estevão y Ana -secretaria de María- respondían siempre lo mismo, María estaba de viaje de negocios y cuando volvieran se lo diría a los niños.
Estrella, que no era tonta, sabía que algo andaba mal, ella y sus hermanos hablaban ese día.
- ¡Seguro que hay una explicación! - dijo Heitor intentando que su hermana se tranquilizara.
- Sí, Estrella, María debe estar fuera por negocios, siempre viaja. - Ángel quería ayudar, pero sabía que algo iba mal, porque Alma le había contado que después de una reunión, María se fue llorando de la empresa y se fue de viaje.