FNF - Betrayal [Tabi & Agoti] CANCELADA

IX

…
Es increíble, no hace nada de ruido.
Tampoco dice nada, o hace nada.
Se ve muy feliz.

…
Aunque… tampoco es como si tuviera motivos para estar triste.
Está perfecto.

… ¿No?

…

Tiempo ya ha pasado, y ambos juveniles han reforzado su aún joven lazo de amistad.

Dos meses fueron suficientes para que se tuvieran bastante confianza ya, aunque no se entendían del todo a la hora de relacionarse entre sí.

Agoti era muy charlatán; le encantaba hablar, hablar, hablar y… hablar.

Tabi era un "todo oídos"; escuchaba lo que decía Agoti y daba su punto de vista.

El problema era que muchas veces Agoti llegaba a interrumpir e incluso ignorar las pocas veces que Tabi se disponía a hablar enojando un poco al ruso.
Por suerte Tabi sabía mantener más o menos la calma y simplemente ignoraba ello.

Así pasaron los días.

La verdad fueron algo aburridos; Agoti no podía darse el lujo de salir de su casa a pasear con Tabi porque alguien podría reconocerlo, y el tener un armario lleno de la misma ropa sólo que un 1% más oscuro o un 1% más claro pues… tampoco ayudaba mucho.

Por suerte Tabi solía arreglárselas para que nadie identificara a Agoti, así que pudieron salir por las tardes a pasear por ahí.

Siempre aprovechaban el más mínimo despiste de la fanaticada para huir y hacer sus estupideces de menores de 25 años.

También se la pasaron jugando videojuegos.

Agoti logró viciar a Tabi en el Minecraft, y ahora arrasaban servidores de Bedwars y Skywars como si fuera lo más normal y sencillo del mundo.

También jugaban otros juegos como Super Street Fighter, Super Meat Boy, FNaF y muchos más.

Vamos, una bonita amistad juvenil.

Al final y ambos tenían bastante en común.

Para mala suerte de Agoti Tabi no se sentía del todo listo para poder contarle todo lo que le había pasado en su vida como para que ahora fuera una calavera flotando por ahí.
Agoti quería saber todo sobre la historia de Tabi, como si fuera un personaje de un RPG.

Ya Tabi había dado una que otra pizca de información a Agoti: su vida era muy aburrida, tenía una novia, lo secuestraron…
Vamos, lo más básico y superficial de su historia.

Aún así el ruso no se sentía del todo capaz de hablar sobre su pasado, y menos sentía que podría decirlo sin que comenzara a llorar a mares o quisiera reventar alguna mesa.

Se conocía muy bien.

Vaya si se conocía.

Ahora mismo ambos chicos estaban en la sala del menor sobre el sofá mirando sus móviles.

Agoti se había acostumbrado a estar recostado en el sofá, y Tabi se había acostumbrado a tener la cabeza del pelinegro sobre sus piernas cruzadas.

Era una pose que ya les agradaba a ambos.

Aunque comenzó como una graciosa broma.

Un par de semanas después de la llegada de Tabi el ruso solía pasársela casi siempre en el sofá. Pocas veces se dignaba a salir de ahí.

Era como su hábitat natural.

Agoti sabía ello, por lo que siempre intentaba sacar al ruso de ahí.