XVII

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Las cosas comienzan mal.
Ésto no es bueno.


No es nada bueno.

Los adolescentes estaban en la habitación del pelinegro, jugando en la Nintendo Switch que tenía este último. Camellia llevaba como personaje al carismático Captain Falcon; Agoti, por el contrario llevaba al emblemático Sephiroth; Aldryx, por último llevaba al famoso Fox McCloud.
Los tres jugaban con habilidad y destreza, montándose una gran capacidad de lucha en los tres.

Además, sin preocupación alguna. Habían dejado a los ladrones a varios metros de la casa sin nada, así que jamás volverían si es que son inteligentes.

Qué astuto, ¿No?

Solazar, el mayor de todos veía la pelea bastante interesado. Muchos colores le llamaban la atención.
Además, era entretenido.

Pero el más pequeño de todos, Tabi, digamos que no estaba concentrado en el juego…

Si, su mirada veía la TV, pero sus pensamientos inundaban todo su subconsciente haciéndolo parecer un loco hipnotizado.

Pensaba en lo peligroso que era compartir techo con la horrible familia Dearest. Además, las palabras del famoso DJ no habían logrado calmar sus nervios, sino incrementarlos.
Esa maldita zorra estaría allí, y con su nuevo juguete para variar.

Quería vengarse, sí… pero no era el momento indicado.
Lo haría cuando su plan estuviera finalizado; no antes, no después.

Su ajetreada vida le enseñó a gestionar su tiempo y crear planes inaudibles para cumplir sus objetivos, como la única vez donde se vió obligado a robar comida de un restaurante por la escasez de alimentos en su hogar.

Además, su padre era un militar, por lo que le enseñó a ser un estratega de primera, además de mejorar su agilidad y sigilo a la hora de hacer emboscadas.
En pocas palabras, era el asesino perfecto.

Y fácilmente podría lanzarse a lo Kamikaze a por la pelirroja, la cual no tendría oportunidad contra él.
La magia de la hija menor de los Dearest era muy débil, al igual que la de sus hermanos pues todos heredaron la misma energía. Sin excepciones.

Pero… ahora tenía a Agoti.

El simple hecho de llamarlo como "amigo" era una sentencia a sí mismo.

No se perdonaría si es que algo le llegaba a pasar al pelinegro. Sería capaz de mover cielo, mar y tierra si es que eso significaba hacer pagar a cualquier imbécil de herir a su única razón de vivir.

Porque eso era otra cosa.

¿Para qué vivir si no tienes nada por qué hacerlo?

Ya no tenía casa, no tenía amigos, no tenía ni siquiera a su preciada gata Misi.
Todas sus pertenencias se perdieron, y seguramente su tarjeta bancaria se hizo ceniza con sus demás cosas. Tampoco recuerda la contraseña, ni siquiera el nombre de la cuenta.
Los pocos ahorros que tenía en su billetera eran apenas unos 70 dólares, insuficientes para mantenerse él mismo.
Además… el fuerte golpe que se dió al caer de su departamento fué tan duro que logró borrarle la memoria superficialmente.

Además… toda su carrera se había perdido. Podría volver a tomar sus clases, pero no tenía el presupuesto necesario para pagarse si quiera un semestre a cuotas. Y tampoco es que tuviera el suficiente coraje para pedirle un poco de dinero prestado a su gran amigo.

No, él no era así.

Y se preguntarán "¿Por qué no busca un trabajo?"
Y yo les responderé "Lo ha hecho".

FNF - Betrayal [Tabi & Agoti] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora