XXIV

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Tabi…
Tabi, despierta.
Debes despertar.

No puedes dejar que se salgan con la suya.


No… no lo harás.
No los dejarás.

Te vengarás…
A toda costa.

Orlando, Florida
7 meses antes del incidente


– ¡Mira Tabi! – exclamó una mujer.  – No sé si es un pato o un panda… ¡Pero quiero uno! –
– Heh, está bien, m'lady. –

El ruso caminó hacia la carpa de feria que señalaba su novia, mirando a los extraños pato-panda de peluche. Al llegar frente al sujeto que atendía sacó de su chaqueta uno de los boletos que había comprado para participar en la feria.
Se lo entregó al sujeto.

– Uno, por favor. –
– Uhm… ¿Estás seguro que puedes con un único tiro Tabi? –
– Más que seguro моя любовь.
– Aww, no necesito saber ruso para saber lo que dijiste. –

La chica abrazó a su pareja, dándole varios besos en las manos pues no alcanzaba hasta sus mejillas.
Si, era chaparrita.

El encargado volvió con una de las pelotas que se usaban para jugar. En pocas palabras era una pelota de beisbol, pero de peor calidad.

– Tienes solo una oportunidad. – dijo el encargado.
– Eso es más que suficiente. –

El ruso tomó la pelotita con su mano derecha, estirando su brazo izquierdo para calcular la trayectoria de la pelota, así podría calcular aproximadamente cuánta fuerza debería aplicar para derrumbar todos los conos que debía.

El encargado le veía algo aburrido, mientras su novia le veía con sus brillantes ojos caramelo, asombrada.
Sabía lo que iba a hacer su pareja.

No por nada solía sacar notas casi perfectas en matemáticas y física.

– Tómatelo con calma, extranjero. – dijo el encargado.

Tabi gruñó levemente, pero no podía hacer mucho más.

Apuntó perfectamente, sintiendo la brisa mover su bello cabello blanco. Una vez sintió que no pasaba más aire respiró profundamente.

Era hora.

Lanzó la pelota con algo de fuerza, pero tampoco tanta. La pelota impactó en el medio de la estructura, específicamente la base de la misma.
La fuerza fué suficiente para tumbar los conos a los lados del central.

Una vez cayó el cono central y los demás de la base el resto de la estructura cayó como una torre de naipes al suelo.

Tabi se limpió las manos, riendo por lo bajo pues el encargado se había quedado boquiabierto. Su novia dió un gran salto hacia su pareja para besarlo en la mejilla.

– ¡Eres el mejor Tabi! –
– Jaja, tranquila. Era un tiro fácil. –
N-no puede ser… – el encargado estaba en shock. – Acaso… ¿Acaso el pegamento seguía húmedo? –
– Nah, no es eso. Simplemente tengo mucha fuerza. – Tabi rió. Había dejado en ridículo a un estafador. – Ahora, el peluche. No me gustaría agarrarlo por mi propia cuenta. –
C-claro… –

FNF - Betrayal [Tabi & Agoti] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora