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Maratón
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Durante los días siguientes la pequeña se sintió muy desdichada. Podría haber hecho las paces con sus hermanos y Amelia con suma facilidad en cualquier momento si se hubiera resignado a decir que todo el asunto era simplemente una historia inventada; pero Lucy era una niña muy sincera y sabía que en el fondo tenía razón; y por ese motivo no podía decir lo contrario. Los otros, que pensaban que les mentía, y de una forma absurda, la hicieron sentirse mal.

Los dos mayores y la chica lo hicieron sin intención, pero Edmund podía ser malicioso, y en aquella ocasión lo fue. Se burlaba de Lucy y no dejaba de preguntarle si había encontrado otros mundos en las alacenas de la casa hasta que la castaña de ojos celestes lo mandaba a callar o lo hacía distraerse de la actitud de brabucon que estaba tomando con su hermana. Lo peor fue que se suponía que aquellos días debían ser deliciosos. Sin embargo, Lucy no conseguía disfrutar del todo.

Ahora estaban disfrutando de un día caluroso a las orillas del lago, habían estado jugando pelota toda la tarde pero el cansancio pudo con todos y sólo se recostaron a la sombra de un gran árbol, las mucama habían preparado pastelillos y limonada que ya les habían llenado el apetito.

Susan y Amelia habían unido lazos y ahora hablaban animadamente sobre vestidos y telas mientras que la mayor le hacía una trenza al cabello de Lucy que probaba de su dedo el merengue de un pastelito de manzana; Peter sólo lanzaba alto la pelota y después la volvia a atrapar y por último Edmun tenía en manos un libro sobre jugadas de ajedrez que le había regalado Amelia por qué ella no entendía muy bien el juego pero el lo acepto con gusto. Tenía la cabeza recostada en las piernas de la joven Kirkle disfrutando cuando distraidamente ella pasaba su mano por su cabello esos pequeños momentos hacían que Edmun cerrará los ojos sintiendo completa comodidad con la chica.

Las tardes eran de juego hasta quedar muertos de cansancio, después la cena con el señor Diggory que eran amenas con temas variados de conversación aunque evitaban inocentemente el tema de la guerra ya que eso recordaba a los jóvenes a sus padres y el peligro que corren y eso amargaria la velada.

Amelia había congeniado perfectamente con todos, Susan era como lo más cerca a una mejor amiga, podían hablar y hablar toda la tarde sin aburrirse o estar horas en silencio mientras leen algo.

Con Lucy había podido olvidar el tema del armario mágico, claro aún había algo de incomodidad cuando alguien mencionaba el tema pero Lía trataba de hacer sentir mejor a la menor cambiando de tema a uno más alegre y al parecer funcionaba.

Peter era una persona muy especial, hacia reír a carcajadas a la chica y ella la pasaba estupendo con el, solían competir mutuamente para ver quien corría más rápido o quien escalaba más alto algún árbol; para Peter, Amelia era toda una aventurera que explotaba de entusiasmó, no podía negar que Lía tenía una belleza incomparable que se robaria el corazón de cualquiera; incluso tal vez el de su hermano menor.

Edmun. Después de lo pasado detrás de aquella cortina no volvieron a hablar del tema, Lía se preguntaba aún como había surgido aquello pero agradecía que eso no causará incomodidad en el momento en el estába junto al castaño, se habían vuelto a tomar de las manos con normalidad aunque dentro de los dos surgirán mil remolinos que se presentaban con un sonrojo que excusaban con el calor del sol. Edmun se arrepentia de no haber besado a Amelia cuando tuvo la oportunidad, se preguntaba si volvería a tener alguna en un futuro, esperaba que si.

Ed no podía negar que la castaña lo hacía sentir raro al principio pensó que era malo ese sentimiento, es decir, es la primera vez que experimentaba algo así por alguien, y no tenía con quien hablar de eso ¿Peter? Su hermaño seguramente se burlaria de el y desde hace días tenía el presentimiento que el rubio quería a lia de la misma manera que el, por como hablaba con ella, nunca lo había visto comportándose como un tonto con alguna chica y de repente aparece Amelia Kirkle y el mayor pierde la razón. Además, sentía que cuando todos estaban juntos Peter trataba de tener a la chica para el y alejarla del castaño. Definitivamente Peter no era una opción.

¿Susan? ¿Lucy? Claramente no, le irían con el chisme rápidamente a Amelia y era lo último que el quería, entonces pensó que ese sería un buen tema de conversación que pudiera tener con su padre, le extraña cada día más y le dolía no tenerlo, sabía que el le aconsejaría bien con temas como el de la chica que lo tenía vuelto loco.

Las cosas continuaron así hasta el siguiente día de lluvia. Ese día, cuando al caer la tarde vieron que no había el menor indicio de que el tiempo fuera a mejorar, decidieron volver a jugar al escondite esta vez esperando no tener alguna discusión de nuevo.

A Susan le tocó ser quien buscaba y en cuanto los demás se desperdigaron para esconderse, Lucy fue a la habitación donde estaba el armario. No era su intención ocultarse allí, porque sabía que con eso sólo conseguiría hacer que los demas volvieran a hablar de aquel bochornoso asunto. Lo que sí quería era volver a echar una mirada en su interior; pues para entonces empezaba a preguntarse si Narnia y el fauno no habrían sido un sueño.

La casa era tan grande y complicada y llena de escondites que pensó que tendría tiempo de echar una ojeada dentro del armario y luego ocultarse en otra parte. Pero en cuanto llegó junto a él oyó pasos en el pasillo fuera de la habitación, y no pudo hacer otra cosa que saltar al interior del armario y sujetar la puerta cerrada tras ella. No la cerró del todo porque sabía que era una soberana tontería encerrarse en un armario, aunque se tratara de uno mágico.

Resultó que los pasos que había oído eran los de Edmund; y éste entró en la habitación justo a tiempo para ver a Lucy desaparecer en el interior del armario. Al instante decidió entrar también él; no porque lo considerara un lugar especialmente bueno para esconderse, sino porque penso que seria divertido molestar por ultima vez a su hermana y su mundo imaginario. Si. Última vez ya que se prometió a si mismo comportarse un poco más, habia tardado en notar que esa actitud no le agradaba a Amelia, y el claramente queria agradarle.

Abrió la puerta. Allí estaban los abrigos colgados como de costumbre, acompañados de un olor a naftalina, y también había oscuridad y silencio,y ni rastro de Lucy. "Cree que soy Susan, que ha venido a atraparla,y por eso se queda muy quieta en el fondo" se dijo a si mismo. Saltó al interior y cerró la puerta, sin pensar en la tontería que acababa de hacer.

Sempiterno─《𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐡𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐥𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐍𝐚𝐫𝐧𝐢𝐚》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora