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-Muchachos malcriados- dijo irritada -Ya sabrán, ahora los voy a mandar a dormir a los establos- pero quedó plasmada viendo como la menor se aferraba a la cintura del hombre -Oh, profesor, lo lamento, les había dejado en claro que no lo molestaran mientras trabaja-

-No hay de que preocuparse Macready, estoy seguro que esto debe tener una explicación claramente, pero creo que esta pequeña necesita una taza de chocolate caliente y galletas-

-Si, por supuesto, ven cariño, por aquí- tomó de hombros a la niña y la hizo acompañarla. Amelia, Susan y Peter estaban a punto de irse pero el hombre los llamo para que lo acompañarán a su despacho para hablar.

-Creo que ustedes transtornaron el delicado equilibrio de mi amas de llaves- se sentó en su escritorio y los chicos frente a el. -¿Quieren explicarme que sucedió?- así los muchacho comenzaron a explicar todo desde el primer día de lluvia y como cada uno habían reaccionado a la actitud de la menor, hasta que terminaron el relato.

Tras ello permaneció sin hablar durante un buen rato, luego carraspeó y dijo lo último que ellos habrían esperado oír. -¿Cómo sabén que la historia de su hermana no es cierta?-

-Bueno, pues...- empezó Susan, y a continuación se detuvo. Cualquiera podía ver por la expresión del rostro del anciano que éste hablaba totalmente en serio, de modo que Susan se serenó.

-Pero Edmund dijo que sólo estaban jugando. Abuelo- repuso Amelia. -Ademas todo lo que dice parece bastante... fantástico, para ser cierto, ni siquiera a mi se me habría ocurrido-

-Bueno, una acusación de mentir contra alguien, y no sólo alguien, sino uno de sus hermanos, es algo muy serio; algo realmente serio-

-Teníamos miedo de que no estuviera mintiendo a propósito- indicó Susan -Pensábamos que a Lucy podría pasarle algo grave-

-¿Hablan de locura?- repuso el profesor con bastante frialdad -Ah, pueden estar tranquilos. Basta con mirarla y hablar con ella para darse cuenta de que no está loca-

-Pero entonces- dijo Susan, y se detuvo, pues nunca había soñado que un adulto pudiera hablar como el profesor y no sabía qué pensar.

-¡Lógica!- dijo el profesor en parte para sí mismo -¿Por qué no enseñan lógica en las escuelas de hoy en día? Existen sólo tres posibilidades. O su hermana miente... o está loca... o dice la verdad. Saben que no miente y resulta evidente que no está loca. Y a no ser que aparezcan más pruebas, debemos dar por sentado que dice la verdad- Susan lo miró con fijeza y se sintió muy segura, por la expresión de su rostro, de que no se burlaba de ellos.

-Pero ¿Cómo podría ser cierto, abuelo?- quiso saber Lía.

-¿Por qué lo preguntas?- inquirió el profesor.

-Bueno, por un motivo- siguió peter -Si es real, y todo ese mundo mágico existe ¿Por qué no encuentra todo el mundo ese país cada vez que va al armario? Quiero decir, cuando revisamos el armario no había nada; ni siquiera Lucy vio algo entonces-

-¿Qué tiene eso que ver?-dijo el anciano.

-Bueno, señor, si las cosas son reales, están ahí todo el tiempo- le respondió Peter

-¿Ah, sí?- insistió el anciano; y Peter no supo qué decir.

-Pero no hubo tiempo- protestó Susan -Lucy no tuvo tiempo de ir a ninguna parte, incluso aunque existiera ese lugar. Fue menos de un minuto que ella desaparecio y afirmó haber estado fuera durante horas-

-Eso es justo lo que hace que su historia probablemente sea cierta- repuso el profesor -Si realmente hay una puerta en esta casa que conduce a otro mundo, y debo advertirlos que ésta es una casa muy extraña, y ella penetró en otro mundo, no me sorprendería en absoluto descubrir que en el otro mundo el tiempo fuera distinto del nuestro; de modo que por mucho que estuvieras allí, jamás ocuparías parte de "nuestro tiempo". Por otro lado, no creo que muchas niñas de su edad pudieran inventar algo así por sí mismas en un lapso de tiempo tan corto-

-Pero ¿Qué debemos hacer?- le cuestionó Susan.

-Ella es su hermana y tu amiga- hablo señalando a los hermanos y a Amelia -Compórtense como tal- y ese fue el fin de la conversación. Y sin más los tres jóvenes salieron de aquella oficina.

Los dos mayores fueron directamente a sus habitaciones sin decir una sola palabra, pero lia camino con la cabeza llena de un revoltijo de pensamientos hasta la cocina, ahí justo tomando un vaso de leche estaba Edmun. La miro desesperado pero no tenía palabras que decir.

-Hola- le saludó la chica con timidez abriendo la nevera buscando algo para picar hasta que le de sueño. La preocupación de que ahora que los hermanos Pevensie estaban divididos, ahora temía que todo fuera incómodo con los jóvenes que Lia ya consideraba amigos. -¿No puedes dormir?- le cuestionó la castaña sacando un plato de galletas para ponerlo en la mesa que los separaba.

-No quiero ver a Peter ahora- murmuró malhumorado el castaño, recordando que tenía que compartir habitación con el. Amelia comió silenciosamente una galleta a lo que Ed la imitó.

-Si quieres hay una habitación de invitados a un lado de la mía, puedes dormir ahi hoy- le sugirió la castaña a lo que Edmun le asintió regalandole una sonrisa. Ambos charlaron relajandose mientras se acababan todas las galletas.

Cuando al fin habían dejado el plato vacío y sus estómagos llenos, caminaron tranquilos mientras hablaban entre susurros para que no los descubrieran a la medianoche caminando. Cuando llegaron se dieron una sonrisa coqueta de despedida y así cada uno entró a su respectiva habitación; para dormir al fin.

Sempiterno─《𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐡𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐥𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐍𝐚𝐫𝐧𝐢𝐚》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora