104 6 0
                                    

Lo peor de dormir al aire libre es que uno se despierta terriblemente temprano. Y cuando uno se despierta tiene que levantarse porque el suelo es tan duro que resulta muy incómodo. Además, empeora mucho las cosas que no haya nada más que manzanas como desayuno y que uno tampoco haya tenido otra cosa que manzanas en la cena de la noche anterior.

Se apresuraron a prepararse para la exploracion, pusieron sus armas en sus cinturones, cambiaron sus ropas y guardaron cuántas manzanas pudieron para el camino. Caminaron con rumbo donde el mar se unía y siguieron el arroyo.

Ahí vieron un bote con dos personas en el, ambos parecían soldados, tenían un casco de metal, barba y uniformes. Uno remaba y otro sentado en la popa sujetaba un bulto que se retorcia. Ambos sujetaron el bulto que resultó ser un enano con barba pelirroja, atado de pies y manos, pero que forcejeaba con todas sus fuerzas para que lo soltaran.

En un instante una flecha roja y dorada se estrello en el bote, Amelia vio a Susan tensar una segunda flecha en su arco -¡Sueltenlo!- asi ambos soldados soltaron al enano haciendolo caer al agua y ellos saltaron nadando de prisa a la orilla contraria a ellos.

Peter y Edmun corrieron metiéndose al agua, Peter fue a salvar de ahogarse al enano que ya estaba hundiendise; Edmun por su parte comenzó a arrastrar el bote a la orilla.

Cuando el enano ya estaba en tierra firme, Lía corrió a cortar las ataduras de sus manos y pies y lo ayudó con la mordaza en su boca. El empezó a toser todo el agua tragada, incorporándose frotando sus muñecas -¡¿Qué me suelten?! ¿No se te ocurrió algo más brillante?- exclamó molesto.

Todos los jóvenes le miraron entre confundidos y extrañados, definitivamente esa no era la reacción que esperaban.

-Un gracias sería suficiente- exclamó ofendida Susan.

-Ellos sin tu ayuda me estaban ahogando perfectamente- refunfuño poniéndose de pie.

-Osea que ¿No querías que te salvaran?- le cuestionó Peter.

-Pero ¿Por qué querían ahogarse?- pregunto Lucy inocente.

-Son telmarinos, es lo que hacen- explico a la niña -Y soy un criminal maniático y peligroso- Siguió hablando alegremente -Así que me trajeron a la tierra de los fantasmas; como traen aquí a ejecutar a todos los que son como yo-

-¿Telmarinos? ¿En Narnia?- pregunto confundido Ed.

-¿Dónde has vivido los últimos cien años muchacho?- le cuestionó irónico el enano.

-Es una larga historia- habló Peter enfundando su espada.

El enano examinó a cada uno de los jóvenes, su vestimenta que ni los mismos reyes y reinas de telmar portaban, sus armas tan características y propias de cada uno de los reyes de antaño. Sus ojos se detuvieron en la empuñadura de la espada de Peter, Rhindon.

-Por mis barbas y bigotes- exclamó cuando todo en su cabeza pareció tomar claridad -Acaso, ¿Son ustedes?... ¿Los reyes y reinas de antaño?- pregunto estupefacto

-Soy el rey Peter, el magnifico- se regodio el rubio ofreciéndole la mano.

-Creo que debiste omitir lo último sir ego- sugirio Amelia.

-Probablemente- concordo el pelirrojo riendo.

-Te sorprendería-

-Oh no querrás hacer eso muchacho- le advirtió el enano.

-Yo no- Peter se desenfundo su espada y se la ofrecio al pelirrojo -El si- señalo a su hermano menor confiado. Peter sabia que nadie se comparaba con Edmun a la hora de usar una espada. Ni siquiera el sumo monarca. Edmun confiado desenvaino su espada listo.

Sempiterno─《𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐡𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐥𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐍𝐚𝐫𝐧𝐢𝐚》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora