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El clima era precioso, incluso el sonido de las aves resonaba por todo el bosque. Se sentía una paz tan serena y alegre en el ambiente.

La cabaña era pequeña pero acogedora, tenía dos cuartos, un baño, la estancia que se dividía en cocina y comedor y claro, una pequeña sala con una chimenea.

Era un break de la civilización, sólo Tom y ella.

Claro que solo sería por un momento, pues al atardecer tenían que regresar, alguien debe alimentar a su gato, le dejó la porción justa de comida y agua para sobrevivir, aunque no era muy tragón y por lo regular siempre le sobraba, no quería ser una madre irresponsable.
Siente los pasos del señor H acercándose detrás de ella.

—¿Qué te parece?-dice recargándose sobre el marco de la puerta principal.

Dios, ¿qué hice bien?

—Es encantadora, pero...¿cómo la conseguiste?

—Es mía.

Oh, okey, señor Hiddleston.

—La compré hace algunos años para venir a desconectarme un tiempo del mundo. Cuando más lo necesitaba, está cabaña era mi escape de todo.

—¿Cuando mas lo necesitabas?

—No he tenido una vida fácil, he sobrevivido a muchos obstáculos en mi vida, sufrí y renací. Creo que todo en esta vida es con un propósito, espero encontrar el mío poco a poco.

Ella sonríe acercándose a él, él se endereza mientras le toma la mano jalándola hacia si.

—Es una idea romántica de ver la vida, me sorprendes Señor H.

—¿Señor H?

—Oh, así es como todos te decimos en la casa, es una forma corta, rápida y formal de llamarte.-se encoge de hombros mientras le sonríe.

—Suena horrible.-dice con un gesto que hace que se le arrugue el puente de la nariz. Zafiro suelta una carcajada mientras le da una palmada en el pecho.

—Podría ser peor.

—¿Ah, si?-le pregunta claramente coqueteándole, ella asiente un poco tímida.

Los desplantes de osadía vienen y van, y a veces cuando los necesita, deciden irse. Coquetéale, mensa, impone, ¡impone!

—Ehh, ¿ya viste el lago?

Con las mejillas encendidas, escapa del agarre de Tom y se escabulla para acercarse al lago, se agacha y toca el agua que recorre con sus dedos.

Está helada, pero el agua es tan clara que incluso las piedras se alcanzan a ver desde lejos, parece un cristal que refleja las iluminaciones del sol.

Sentimientos encontrados se agolpan en su pecho como una señal de recuerdos. Todo lo que se le viene a la mente la inunda y la hace perderse en si misma. Esto la hace querer llorar, querer liberar esa angustia que la sofoca, sus ojos se llenan de lágrimas.

No llores, no llores.

Siente la presencia de Thomas atrás de ella, una mano la toma tranquilamente del hombro.

—¿Está todo en orden?-pregunta visiblemente preocupado.

Ella trata de asentir pero no puede hablar, así que lo abraza y busca refugio en sus brazos cálidos, ella siente el latir de su corazón.

Tom la recibe entre sus brazos tratando de tranquilizarla, le acaricia la espalda suavemente.

—¿Fue algo que dije?

Óleo | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora