"Pinto con alegría, con la misma alegría que usted hace el amor con una mujer"
- Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)
Un pintor misterioso y una chica pelirroja descubren lo que es el amor mediante el arte y el misterio, pero...
¿Qué tan dispuestos est...
—Entiendo pero...¿qué tipo de pesadillas?, claro, si puedo saber. Es que...me gustaría ayudarte o al menos comprenderte.
Zafiro suspira antes de contestar con honestidad.
—La verdad...siempre sueño con mi madre.-dice mientras juguetea con el tenedor pensativa-. Sueño con que estamos juntas, abrazándonos, jugando, siento que ella me quiere.-sonríe-. Y luego...ella sale por una puerta y cuando trato de abrirla, no hay nada, sólo oscuridad. Y...de pronto todo se nubla y por más que le grito, ella nunca viene, entonces...me siento sola. Y es esa soledad la que me carcome y siento un vacío terrible dentro de mí, eso me provoca un dolor en el pecho que casi siempre me hace despertar. Aunque no esta vez.
Tom coloca una mano sobre la suya y le da una mirada de preocupación.
—¿Haz tratado de ir a terapia?, no lo digo en mal plan, sólo...creo que puede ser buena idea. La pérdida de tu madre ha sido muy significante en tu vida, probablemente es un trauma del que no has podido salir.
—Lo sé, pero no he podido ir con un terapeuta, he tratado pero las consultas son caras, y no tengo las posibilidades ahora mismo. Estoy tratando de ahorrar para poder ir, sé que estoy mal. No es la primera vez que tengo pesadillas y tampoco es la primera vez que siento ese dolor en el pecho, solo...argh.-se frota las cienes de la cabeza-. Es complicado.
Tom sólo la mira escuchándola con atención, quisiera hacer más por ayudarla, y tiene las posibilidades, sin embargo, no quiere llegar a ofenderla o algo por el estilo. Entonces, la escucha y le brinda su apoyo reconfortándola.
—Por eso entré a trabajar, en realidad necesito el trabajo.-le toma su mano y lo mira a los ojos-. Muchas gracias por darme la oportunidad, de verdad no sabes cómo me ayudas.
Tom le toma sus manos y coloca un beso cálido sobre ellas.
—Te prometo que voy a encontrar la forma de ayudarte, Zafiro.
Ella le sonríe de vuelta.
Después de vestirse de nuevo y subir todas las cosas al auto, Zafiro se sienta a un lado del pequeño lago, sientiendo el pasto mojado debajo de ella, el olor de la tierra mojada y las flores llena sus fosas nasales, el agua corre despacio sobre las rocas, y el sol está resplandeciente sobre ella.
Aspira una vez más el aire puro del bosque y suspira con tristeza. No quisiera irse nunca, este lugar le trajo tanta paz a su cuerpo, y la compañía no pudo haber sido mejor.
Está feliz.
—¿Nos vamos?
Zafiro asiente con una sonrisa y se levanta sacudiendo su trasero.
—Vamos.
__________ Un capítulo más, cortito pero bonito. ¡Espero les guste!
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