¿Desde cuando estaba gestando aquella traición? Lo hubiera esperado de sus enemigos, pero ¿De ella? Los últimos meses su matrimonio se convirtió en lo que siempre esperó seria la vida con una esposa y muy pronto hijos. Ella le dijo que lo amaba y él aceptó su amor. Se abrió ante ella, lo que nunca hizo con otra persona. Oprimió las manos sobre la piel del asiento del rolls royce que lo llevaba a Rectory Mayor.
Nada pudieron hacer en su contra. El resultado de la inspección fue positivo, no se encontró nada para merecer una grave sanción, apenas una multa que había sido un castigo por todo el sórdido asunto, ahora la policía iba en contra de los responsables por calumnia y falsa declaración. Empero él también estaba buscando y cada uno de ellos iba a pagar. Ella..., ella también lo haría.
- ¡Maldita! - Exclamó con voz ronca.
Sus cejas se inclinaron en un gesto de completa y absoluta ira. ¡Ella era la peor de todos! Lo engañó de una manera que lo hizo caer cegado por sus encantos, por su cabello azulado, su pálida piel, su dulce voz, sus ojos color perla...
"- Te amo"
Su voz taladraba sus oidos. "Te amo...
-¡Amor! - Escupió con desprecio.
La vida le había enseñado desde muy joven que el amor no era más que una palabra que se decía para conseguir algo, después ya no importaba, el amor se convertía en sólo una quimera. No eran capaz de volver la vista atrás simplemente se desvanecía y terminaba en dolor y soledad.
Ella jugó con él desde el principio, ¡Maldición! ¿Cómo pudo caer? ¿ Cómo pudo pensar que ella podría ser diferente? Todo fue una maldita mentira. Fue plan para acabar con él. Ni Hiashi hyuga, ni Sir hizashi o Lady Hinata podrian hacerlo. ¡El era kyubi! Y hacia falta más que una débil trampa para atraparlo.
Suspiró recargándose en el asiento. ¡Mierda! Estuvo a nada de caer.
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Hinata dejó el cepillo sobre el tocador, miró su rostro todavía pálido. Una semana le tomó para recuperar su energía y las ganas de volver a estar bien para el regreso de Naruto a casa.
Estaba consciente del trabajo que tenia después de haber pasado dos semanas fuera en su luna de miel, tenia que ser una esposa comprensiva y permitir que la ausencia de un par de semanas le permitieran a Naruto retornar a la vida real y a sus negocios. Esa mañana recibió una llamada de mei terumi anunciándole que Naruto regresaría a casa y que cenarían juntos esa noche para hablar de un asunto muy importante. Cada minuto que pasaba desde que recibió la llamada la mantuvo en una zozobra, sólo fue capaz de calmarse cuando pensó en la maravillosa noticia que le daría. Acomodó algunos mechones y peino con suavidad y delicadeza
Sus manos se posaron emocionadas en su vientre todavía liso. Estaba impaciente de que llegara, al fin todo estaba saliendo bien para los dos. El futuro se veía perfecto, lleno de una felicidad que no se acabaría nunca. Después de la cena al fin podrian hablar. Le daría prioridad a lo que él tuviera que decirle y después terminaría la noche en sus brazos.