Naruto pasó el brazo por los esbeltos hombros de su esposa. Ambos estaban fuera de la rectoría despidiendo a sus últimos invitados.
Su esposa se separó de él un poco violenta cuando el ultimo auto se perdió de vista. Dio media vuelta y entró a la casa sin esperar que la siguiera. Naruto gruñó quedo y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones.
Hinata se detuvo al pie de las escaleras con las piernas temblorosas, se detuvo del barandal de madera suspirando intentando calmar el revuelo de su estómago.
¿Por qué reaccionaba así ante la escena que había tenido la mala suerte de presenciar? Naruto Kamikaze no era nadie en su vida, sólo el hombre con el que se casó por una deuda, así que no debía importarle el hecho de ver salir de la habitación en donde ambos compartían el lecho a Shion con su cabello humedo y una sonrisa felina en su rostro. Nadie dudaria que algo había pasado.
Unos minutos antes al ver que la modelo y su esposo no bajaban a desayunar fue personalmente a buscarlos lo que fue un excelente pretexto para alejarse de Deidara Iwagakure. Ese hombre la hacia sentir incomoda.
Se encontró en la sala a Killer que le dijo que Naruto estaba en su habitación dándose un baño. Subió en su busca algo molesta por dejarla sola atendiendo a sus huéspedes y entonces la vio. Un temblor sacudió su cuerpo hasta sentir que en cualquier momento se desvanecería como aquellas damas de la época Victoriana. Apenas alcanzó a esconderse en una de las primeras habitaciones cuya puerta estaba abierta para ventilarlas. La vio pasar a su lado murmurando algo sobre su cabello y cuando al fin se alejó la joven cayó de cuclillas ahogando un sollozo como sí el haber descubierto aquel engaño le lastimara de una manera tan inesperada. Miro sus temblorosas manos que temblaban de manera incontrolable. Suspiró.
¡No! Movió la cabeza intentando desvanecer aquel desagradable momento. Nada tenia que sentir por un hombre con el que se casó solo por el bien de su padre y sus hermanas como la noche anterior le hubo recordado. Suspiró profundamente y subió las escaleras. Miró el pasillo largo que le parecía eterno y por el que paso a paso llegó sintiéndose agotada a la habitación en la que él...
Abrió la puerta. Sus ojos se posaron de inmediato en la cama. ¡Al menos tuvo la decencia de no usarla! Una sensación de nauseas se agolpó en su estomago, pasó saliva intentando calmar el revoltijo en su vientre. Dio unos pasos al interior de la habitación hasta que incapaz de seguir adelante se detuvo en medio del lugar. Miró con asco la cama y corrió hacia el baño volcando todo el desayuno apenas a tiempo.
Todavía el vapor se revolvía por las paredes del baño. Cerró los ojos negándose a sentir algo más que el asco que le provocó traer a su mente la imagen de Naruto y Shion abrazados bajo la ducha caliente...
-¿Estas bien?
Hinata miró a Naruto de reojo desde donde su hallaba agazapada. Limpió su boca con la mano bajando los ojos evitando volver a mirarlo.