Castigo

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Era un día soleado y Tsukiku salía de la escuela junto con sus amigos, una vez que todos se despidieron ella se dirigía a casa, pero mientras caminaba iba pensativa, esto a causa de una tarea que a todos se le habían encomendado realizar.

No era la gran cosa, era un simple ensayo en el cual tendría que hablar de la persona que más admira en el mundo, al inicio esto le sonó algo infantil y no lo esperaba, a decir verdad, pero, en fin, tenía que hacerlo de todos modos.

De modo que, una vez que había tomado el bus para ir a casa, luego de haberse sentado de repente su padre llamó, para reclamarle por haber destruido el laboratorio una vez más.

Ella rodó los ojos, no sabía porque su padre, el famoso científico, se hacía tanto problema por algo que se puede reparar cuando se quiera, bueno, aunque es caro pero la situación económica que tenían era estable así que... ¿A quién le importa eso?

Como sea, luego de que se disculpara por eso y que se cortara la llamada Tsukiku pensó en hablar en su ensayo sobre su padre, quizás sería una buena idea, después de todo las personas siempre estaban interesadas en la vida personal de su padre. Vender información, sonaba bien en su cabeza.

Después de todo, a pesar de ser una persona ya casada y con dos hijas aún existían esas mujeres que se interesaban por él y por el que darían lo que sea por información.

Sonrió con esa idea en mente y una vez que llegó a casa se fue directo a su habitación a dejar sus cosas y cambiarse antes de bajar y encontrarse con su madre y su pequeña hermana.

― ¿ya te disculpaste con tu padre por lo que hiciste en el laboratorio? ―preguntó Kohaku mientras las tres almorzaban.

―sí, lo hice, él me llamó cuando venía en camino.

― deberías tener más cuidado con el laboratorio. Sabes muy bien que tu padre lo aprecia.

― si lo que sea mamá, ya me perdonaron por eso ¿entiendes? No lo volveré a hacer. ― Kohaku se tranquilizó ante esas palabras, no le gustaba ver malhumorado a su esposo ― a menos que sea necesario.

― ¡Tsukiku! ― le reprochó

― solo decía mamá.

― está bien, no me molestaré por eso, pero solo quiero recordarte que, aunque tu padre no te ponga castigo por lo que hiciste sabes muy bien que yo si lo hago.

― ¿qué? -maldición, era cierto ― pero mamá...

― como castigo tendrás que realizar un poco de aseo.

― pero mamá... ― eso definitivamente no lo quería hacer ― sabes muy bien que no me gusta limpiar la casa... por favor

― con más razón debes hacerlo Tsukiku, de ese modo te irá gustando. Además, limpiar la casa no es la gran cosa.

― ¡lo es! ¿Has visto que tan grande es? No podré hacerlo todo por mi cuenta. Es por eso que tenemos a alguien encargado de limpiarla de vez en cuando ¿no?

Kohaku suspiro antes de hablar. Su hija tenía razón.

― está bien, solo limpiaras una parte de la casa. Sin embargo, también tendrás que ir a dejar a tu hermana a casa del abuelo y cuidarla también ¿está bien?

― si mamá ― respondió de mala gana antes de continuar comiendo.

Estaba aliviada de librarse de limpiar toda la mansión, pero lo último no lo esperaba.

No es que no quiera a su hermana lo que pasa es que la pulga puede traer algunos problemas a causa de su enorme curiosidad. Problemas que, por supuesto quería evitar, ya que tendría que ser ella la que lo reparaba con el dinero que estaba ahorrando.

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