Matrimonio

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Un mensaje guardado

Hola senku, soy yo, kohaku. Te he llamado tantas veces que he perdido l cuenta. Todavía no sé porqué me dejaste el día de nuestra boda y no sé si algún día lo sabre. Pero necesito que me devuelvas la llamada.

Si no lo ha es me prometí a mi misma que nunca te volveré a llamar. Encontraré la forma de seguir adelante con mi vida.

Pero quiero que sepas que si no vuelvo a saber algo de ti, siempre te amaré senku. Siempre serás el indicado y el único hombre que amaré por el resto de mi vida. Mi corazón será tuyo para siempre

Esas fueron las palabras que una vez se las mande a él.

Siempre pensé que mi matrimonio con senku significaria el felices para siempre al igual que en los cuentos de hadas o las películas, pero ciertamente eso no aplica para la vida real, para nada.

Porque mi historia de amor con senku fue la típica historia en donde la amiga de la infancia está locamente enamorada de su mejor amigo y este de imbesil por alguna razón no se da o no quiere darse cuenta de sus sentimientos. Sin embargo, luego de años se da cuenta que la ama y se termina casándose con ella.

Puede que parezca que soy algo dura con mis palabras pero esa es mi respuesta a los 10 años que tuve que esperar para senku me mirara como correspondía. Pero como dije no todo es color de rosa y la realidad mucho menos.

Porque si, aquellas palabras anteriores fueron  dedicados una vez a Ishigami Senku, mi ex exposo a horas de  que se fuera del país justo el día que nos divorcimos.

La causa de nuestro divorcio es simple: su trabajo.

Yo siempre pensé que el trabajo de Senku no sería ningún inconveniente para nuestra relación, es más siempre fui la primera que lo apoyaba en casi todo lo que hacía. Éramos un buen equipo, pero después de casarnos no tenerlos en casa casi nunca se hizo una rutina diaria muy molesta. No es que solo quiera su atención porque era su esposa, sino que por algunos problemas de comunicación parecía que senku no se esmeraba por mantener nuestro matrimonio a flote.

Reclamar algo que te haga sentir mal nunca será malo.

Eso es lo que siempre intentaba pero l cada vez que tenía la oportunidad de ver a Senku cada que regresaba a Japón lo único que hacíamos era pasar la mayor parte de nuestro tiempo en cama. Amo a Senku y claro que por la distancia mi apetito sexual se volvía cada vez más grande cuando lo volvía ver. Él lo disfrutaba, yo también. Pero hasta este punto sé muy bien que tener sexo no siempre trae consigo el significado del amor.

Estar con él era suficiente para mi, pero el tiempo era mi enemigo, siempre era una batalla contrastante con él, yo era persistente. Sin embargo, hubo un momento en donde todo se fue al carajo cuando aquella noticia llego: estaba embarazada.

Yo quisiera decir que la primera persona que supo de que llevaba a un bebé en el vientre era senku, mi esposo, porque a vista de los demás nuestro matrimonio era muy estable. Pero no fue así. No era así.

Pude haber hablado con alguien más pero mi familia no vive en la ciudad, mis amigas detestan a mi esposo así que hablar sobre el bebé con ellas no me gustaba, por lo que la noticia al final se la di a los padre de senku: ms suegros.

Me felicitaron y al igual que ellos, esperaba que senku por fin dejara de hacer sus viajes de negocios y se estableciera un trabajo aquí en tokyo para estar y pasar más tiempo con su familia. No sólo lo decía por mí y nuestro bebé en camino, sino también sus padres quienes lo extrañaban mucho.

Extraba a la persona de quien me había enamorado.

Solo quería que todo volviera a ser como era antes de nuestro matrimonio. Cuando éramos novios y todo parecía muy fácil. Pero no fue así.

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