Odio

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Era una mañana, Kohaku se había despertado temprano para salir a correr, costumbre que tenía desde la preparatoria y del cual esperaba empezar con un buen humor. Siempre el aire libre y los árboles del exterior la relajaban.

Sin embargo, ese pensar y humor cambió en cuanto, luego de vestirse, bajó hacia la cocina y se encontró con su ahora llamado "esposo"

Este al verla también expresó algo de molestia, simplemente ambos no se soportaban y por eso la rutina diaria que llevan estaban hechos para no verse muy seguido, el solo estar en la misma habitación ya les hacía sentir incómodos.

Verán, para entender a este par, debo aclarar que su actual matrimonio fue todo arreglado... Y sí, un matrimonio por conveniencia que las familias de ambos hicieron.

Ante ello, ambos se negaron a realizarlo ¿Quién demonios realizaría un matrimonio por conveniencia en pleno siglo xxi? Puede que la mayoría de veces el matrimonio consiste en un acto formal que vincula dos corazones enamorados, pero en el actual caso, esto no lo es.

La razón por la que ambos aceptaron fue muy simple: no tuvieron otra opción, ya que técnicamente sus padres los amenazaron con alejarlos en lo que realmente amaban.

Para Senku, la oportunidad de acceder a al puesto de jefe del trabajo familiar mientras que a Kohaku, su estadía en Japón para las olimpiadas que estaban a punto de iniciar.

Ante tal acontecimiento, los amigos de ambos les felicitaron muy felices, deseándole lo mejor en su matrimonio y bueno pidiendo en un futuro un descendiente. Ante lo cual. Obviamente ambos pusieron una cara de asco algo disimulada.

Era repugnante para ambos pensar en eso.

― ¿piensas quedarte allí parada o qué? ― preguntó Senku con disgusto luego de voltear y terminar de preparar su café

― no te incumbe lo que haga así que será mejor que no me hables, sabes muy bien que no te soporto.

― ya somos dos, leona.

― ¡y no me llames leona! No soy una salvaje.

― si, lo que digas —suspira—escucha, por desgracia estamos dentro de un matrimonio así que... Te sugiero que te acostumbres.

Ella rodó los ojos antes de empezar a prepararse su desayuno, sin decirle una sola palabra a Senku porque al fin de cuentas para ella él era un desconocido y viceversa.

Habían pasado ya 6 meses desde la realización de la boda y aún ninguno de los dos se lograba acostumbrar. O digamos que más bien eso es por el poco interés que ambos dan al vínculo legal que los unió.

En fin, ese día ambos desayunar sin dirigirse una palabra más y siguieron su rutina diaria sin interesarse en lo mínimo del otro.

Esto siguió hasta que después de unos días algunos de sus familiares y amigos empezaron a cuestionarse de que si había algo mal en su matrimonio, quizás la vida de casado es difícil ¿verdad?

...

Era fin de semana y a pesar de eso Senku se encontraba trabajando, pero en casa. Es así que, Kohaku al regresar de correr como todos los días, buscó a Senku para pedirle un favor.

Al escuchar el sonido de la puerta Senku le dijo que entrará, y al ver a Kohaku ni siquiera se molestó en ocultar su molestia.

― ¿deseas algo? —pregunto Senku sin perder tiempo, tenía muchas cosas pendientes que hacer.

― tan directo como siempre, ni siquiera saludas, ja, de seguro si todos supieran de eso de seguro no pensarían lo mismo del gran Dr. Ishigami ¿verdad? que irritante —comentó Kohaku en contrataque.

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