Uno, dos, tres golpes.
Cuatro y cinco golpes.
— Dime, Jinhae. — dice Yoongi acomodando su cabello hacia tras respirando hondo y con una gran sonrisa en su cara. — ¿Qué se siente estar en el lugar del otro? — observó de forma neutra al hombre que estaba amarrado a un gancho del techo mientras una cuerda mantiene los brazos de Jinhae hacia arriba. Cuando Namjoon salió de mansión junto a los demás, Yoongi llevó al hombre inconsciente al sótano siendo guiado por el peligris. Se habían desecho de la camisa de Jinhae dejándolo a la vista. Yoongi no tendría compasión. El pelinegro inspeccionó el lugar y decidió por tomar en sus manos un fierro de un largo bastante considerable y su peso era cómodo para su uso. Y claro que Yoongi lo estaba aprovechando. — Como se lo dije a Seong Jun, el karma debe existir o no estaríamos en esta situación. ¿Tu que crees, pequeño?
— La venganza es muy dulce. Me gusta. — dice el peligris carcajeando feliz y satisfecho. — Hablando de Seong Jun. ¿Dónde esta? — pregunta curioso acercándose a tomar de los cabellos de Jinhae para que le diera la cara.
— Quien sabe dónde esta. — suspira el hombre. Jinhae cerró sus ojos y suspiro por segunda vez. Intentaba obtener aire luego de los repetidos golpes con el fierro que le robaban la respiración. — Ese maldito es un cobarde. Probablemente haya escapado lejos de aquí.
— Eso te da un punto. — le halaga cínicamente. — No escapaste sabiendo que vendría. — Yoongi agarró firmemente el fierro en su mano e impactó en el abdomen de Jinhae por sexta vez dejándole con el aire cortado. — ¿No darás una disculpa?
— ¿Disculpa? ¿Por qué? — su rostro demostraba dolor por el golpe y de sus labios salían un par de quejidos por sentir el dolor mientras respiraba.
— ¿En serio preguntas el por qué? — Yoongi se había mostrado calmado, pero el descaro del hombre no lo mantendría calmado tanto tiempo. — Tu, maldito idiota. — lo agarró del cuello con tanta presión que el rostro de Jinhae comenzaba a mostrarse rojo por la fuerza del pelinegro a tan solo segundos de la presión. — Golpeaste a mi chico, le dejaste su cuerpo con marcas y te atreviste a abusar de él sin tener un poco de piedad o una pizca de compasión. — cada palabra que pronunciaba el pelinegro hizo que su agarre fuera en aumento. Por otro lado, Jimin estaba asombrado.
— ¿Cómo te enteraste? — pregunta el menor.
— Digamos que tuvimos ojos por todo este asqueroso lugar. — el pelinegro soltó su agarre del cuello de Jinhae haciendo que este tosiera. — Vi perfectamente como lo tocaste sin su consentimiento. — Yoongi cerró sus ojos y frunció el ceño al recordar como su pequeño gritaba en ese momento. — Jimin es mío y yo solo puedo tocarlo y follarlo cuando se me de la puta gana. — el fierro esta vez golpeó fuertemente la espalda de Jinhae con la fuerza acorde a su rencor y enojo por el recuerdo. Jinhae no pudo evitar un grito al impacto. Su cuerpo estaba en algunas zonas rojas, como algunas que ya se estaban colocando moradas. Su cuerpo era un desastre.
— Claro, sobre eso... — sale un quejido de su boca para continuar. — No pediré disculpa por algo en lo que estoy sumamente complacido. Tu debes saberlo, Min. — ambos hombres se observaron. Yoongi lo miraba con odio. Jinhae con burla. — Tu chico es apretado, muy exquisito. — el mayor de ellos tres comenzó a reírse por sus palabras, al fin moriría de todas formas, así que diría lo que se le viniera en gana. Yoongi estaba próximo a golpear nuevamente el cuerpo del hombre colgado en frente de él pero fue detenido.
— Jimin, suéltame. — dice entre dientes. — Lo haré pagar por tocarte. — a pesar de que Yoongi estaba una furia en ese momento Jimin se encontraba calmado y sonriente.
— ¿Dejarás toda la diversión para ti solo? — le sonrió. — Yo me encargare de este asunto. Me corresponde esta parte. — el peligris tomó el fierro entre sus manos. Yoongi pensó que su pequeño sería el que mataría al hombre a golpes, pero al ver como lo tiraba al otro lado de la habitación lo desconcertó.
ESTÁS LEYENDO
Mi Pequeño Ángel |Yoonmin|
Fanfiction- Yoongi a-ah, es-esto esta mal. - Te metiste en esto, la primera vez que me besaste, ya no hay vuelta atrás pequeño. - ¿O quieres que me detenga, Jiminie? Jimin habían entrado a un hospital psiquiátrico al finalizar su carrera, pensando en que se...