Capítulo 21

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Erick

Cuando vuelve a golpear con fuerza en mi punto interior, ya ni siquiera es necesario que me toque porque todo mi semen se desparrama sobre las sábanas que han visto la misma escena tres veces en la madrugada, él continúa un poco más, duro y completamente perdido hasta que unos minutos después, termina dentro de mí gruñendo fuerte, erizando cada poro de mi piel, haciendo que me estremezca de placer y se lo hago saber con un gemido largo que sale de mí sin posibilidad de retenerlo.

-¡Joder! -Jadea agotado mientras sale de mi interior y enseguida siento la sensibilidad de mis paredes por tanto que me ha hecho el amor.

-Estoy muerto. -Hablo sin fuerzas mientras trato de recuperar la respiración y siento como me envuelve en sus brazos, transmitiendo un calor tan agradable y necesario.

-Claro que lo estás. -Habla mirando el reloj de su muñeca y lo veo sonreir en la oscuridad, mataría por ver esa sonrisa a cada segundo. -Son las cinco de la mañana.

-¿Qué? -No esperaba que fuera esa hora, me toma de sorpresa por completo e intento levantarme pero un dolor punzante que recorre desde mi trasero por toda la columna vertebral, hace que me detenga instantáneamente. Él lo nota y a diferencia de lo que esperaba, en lugar de reirse, me acomoda de forma tierna nuevamente entre sus brazos.

-No hagas movimientos así, estás lastimado. -Es delicado mientras acaricia mi espalda desnuda, ha hecho que mi cabeza repose en su pecho mintras nos tapa con las frazadas, un gesto nuevo y desconcertante pero que definitivamente me hace sentir calentito por dentro.

-Me duele. -Admito algo avergonzado, obviamente se lo que es ese dolor posterior a una noche de sexo, sobre todo cuando la otra persona no me ha tratado con delicadeza sin embargo Joel ha sido casi como un ángel en cada una de las veces que me hizo el amor. Es rudo y por momentos tan intenso que cortaba mi respiración pero sin lugar a dudas, se sitúa en el peldaño más alto en cuanto a sus cualidades sexuales. -Eres muy grande. -No soy capaz de detener mi voz a tiempo y juro que quiero que la tierra me trague justo ahora pero ya es tarde.

-Lo siento, no quise hacerte daño. -Casi que no puedo creer su respuesta y para confirmar que no se está burlando, volteo a mirarlo a los ojos, mala idea, muy mala idea porque podría jurar que brillan con real dolor, como si le lastimara a él el hecho de hacerme daño.

-Joel... -Susurro sintiendo un nudito en mi garganta, no se si es el sueño, el cansancio, las sensaciones nuevas y profundas o si el simple hecho de que soy un idiota débil pero creo que podría llorar de felicidad justo ahora.

-Siento todo el daño que te hice, Er y no solo me refiero a lastimarte mientras hacíamos el amor. -Ahora está más serio, su tono se ha vuelto grave y su agarre a mi cuerpo se ha intensificado, se lo que quiere decir y aunque debería chillarle por lo idiota que ha sido, el verdadero rostro de su arrepentimiento está ahí, a muy poca distancia.

-Vamos a olvidarnos del principio, ambos estuvimos mal y no quiero hablar más de eso. Mejor vamos a dormir o mañana amaneceremos con unas ojeras de novela de terror. -Sonríe diminuto pero asiente a mi propuesta y lo agradezco en silencio, realmente no quiero volver a recordar los momentos feos que vivimos.

-Ya es mañana pero tienes razón, tenemos que dormir.

-Cierto...buenos días Joel. -Hablo acurrucándome en su pecho cálido, sintiendo una increíble paz por dentro y solo hace aumentar cuando me abraza muy fuerte y besa con suavidad mis cabellos.

-La noche en que te amé por primera vez, moría de ganas porque te quedaras y ahora que estás acá, estoy seguro de que no voy a dejar que salgas nunca más antes del amanecer.

-La noche en que te amé por primera vez, moría de ganas porque te quedaras y ahora que estás acá, estoy seguro de que no voy a dejar que salgas nunca más antes del amanecer

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-Buenas tardes, pequeño. -La voz de un completamente despierto Joel, me recibe a penas abro los ojos y casi me infarto cuando lo veo.

-Joel... -Susurro avergonzado porque él está completamente vestido, duchado y una bandeja de comida reposa en la mesita. -¿Qué hora es? -Trato de averiguar mientras me incorporo lentamente, nunca he sido bueno para despertar y hacerlo en la cama del hombre que me amó toda la noche, es indiscutiblemente peor.

-Acaban de dar las dos. -Lo dice tan natural, tan como si fuera común despertar a esa hora, tan como si a él no le importara que el resto de habitantes de la casa se dieran cuenta de que dormimos juntos. -¿Qué ocurre? -Cuestiona acercándose con preocupación en el rostro y siento que puedo derretirme de amor justo ahora.

-Es tarde...

-Lo es.

-Y dormí en tu habitación.

-Lo se. -Responde con un brillo bonito en sus avellanas claras y confirmo que realmente le da igual si el resto se entera de lo que pasó anoche.

-¿Realmente no te importa que puedan encontrarme acá desnudo? -Es ahí donde su rostro cambia y se pone serio de repente, tal vez si le da más importancia de la que creí y no quiere que sepan.

-¿Te avergüenza? -Su semblante es muy serio, tanto que me recorre un escalofrío mientras sus ojos me observan deteninadamente.

-Yo...solo no se como debemos actuar.

-¿No sabes? -Alza una ceja como si me estuviera retando y encojo mi cuerpo cubriéndome con las mantas, me siento muy pequeño justo ahora y estoy avergonzado.

-No.

-Yo pienso que simplemente no debemos actuar, actuar sería sinónimo de planificar nuestras acciones y comportamiento para que el resto vea o no lo que queremos.

-¿Qué dices?

-Digo que yo no tengo nada que ocultar, no tengo nada que fingir y mucho menos de que avergonzarme. Te dije anoche lo que siento, te dije que te amo y te hice el amor mientras nuestros cuerpos así lo quisieron. Voy a citar tus palabras para decirte que no espero nada de tí, no quiero obligarte a que hagas algo con lo que no estás conforme, no puedo pedirte que salgas conmigo y me ayudes a enfrentar el mundo, lo diferente que es para mí a partir de hoy pero cuando estés listo y sientas que quieres hacerlo, acá va a estar mi mano esperando para tomar la tuya.

Decir que respondí con algo similar, sería una vil mentira porque después de eso dejó un beso puro en mis labios y salió de la habitación, dejándome solo en el silencio crudo que cargaba los recuerdos de los sonidos de amor de la noche anterior sin embargo mi pecho no dolía, no tenía miedo y no me desesperé. No me sentí utilizado por el demonio de su sombra ni mucho menos intenté llorar. No tenía por que hacerlo, no tenía que arroparme en las telas tibias de su cama para encontrar consuelo en una tarde solitaria, no tenía que pedir permiso a mi propio corazón para amarlo de vuelta y confirmar que yo también estaba dispuesto a caminar a su lado, a enfrentar su mundo nuevo, a despertar entre brazos firmes y rizos alborotados, yo estaba completamente feliz de saber con certeza que sus palabras recientes eran mucho más que frases, eran la confirmación eterna y pura de que su corazón latía desbocado por mí y ante eso yo no tenía nada que objetar, no habría Dios ni pecado que detuviera mi camino a su lado.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora